El
miércoles comenzó como cualquier día, todo seguía su rutina
habitual.
Naruto
y Kiba revoloteaban nerviosos alrededor de Sasuke, por lo visto el
entrenador de futbol estaba de baja y eso les causaba mucha ansiedad
debido al gran partido que les esperaba.
Cuando
llegó Shikamaru llevaba una bolsa con un paquete. Se acercó a la
mesa de Akane y colocó la bolsa encima.
—De
parte de mi madre, gracias por cuidarme, ella esperaba dártelo en
persona pero…
—¡Shikamaru!
¿Ya estás bueno?
—Gracias
a ti y a tus cuidados. Me dijeron que estabas resfriada, espero que
me disculpes por haberte contagiado.
—¡Pero
si no ha sido nada! ¿Ahora qué te pasa? ¿Por qué estás tan
formal?
—También
espero que me disculpes si hice o dije algo que te molestase.
—¿De
veras estás bien? —Akane se levantó y le tocó la frente—. ¿No
tendrás aún fiebre?
Shikamaru
agarró la mano de Akane. Lentamente la apartó de su frente pero no
la soltó.
—Que
sepas que…
Shikamaru
iba a decirle que podía contar con él, que intentaría ayudarla a
solucionar su problema, pero un abrazo inesperado por la espalda
desvió su atención.
—¡Me
alegro de volver a verte, Shika! —dijo Ino.
—Suelta
a Shikamaru ahora mismo ¿Quién te has creído que eres? —gruñó
Temari—. Y tú espabila y no te dejes abrazar por cualquiera,
llorica.
—Pues
creo que soy algo más para Shika que tú, bonita.
—Perdona,
guapa, pero no es de tu propiedad. ¡Suéltale! ¿No ves que le
agobias?
Akane
prefirió dejar de ser espectadora que aquella escena y se acercó a
la mesa de Sasuke donde Kiba y Naruto seguían calentándole la
cabeza con el tema de su entrenador.
—Vale
ya —decía Sasuke—, No os agobiéis tanto, pesados.
—¿No
lo entiendes? ¡Necesitamos un entrenador! gritaba Naruto—, alguien
que nos ayude.
—Alguien
que nos de una buena estrategia para ganar —añadía Kiba.
Al
ver acercarse a Akane, Sasuke notó que comenzaba a acelerarse ¿Qué
era aquella reacción? ¿Qué le pasaba? ¿Cuándo se había él
comportado así? ¿Dónde estaba el Sasuke frío de siempre?
—Si
es por la estrategia —dijo Akane—, ahí delante tenéis al mejor.
—Nara
—murmuró Sasuke mirándole.
—¡Claro!
—gritó de nuevo Naruto—. ¡Él es bueno para esas cosas!
—¡Es
verdad! —Kiba parecía lleno de alegría—. ¡Podría ayudarnos!
—Todavía
nadie le ha ganado en ningún juego de estrategia y además sabe
llevar la teoría a la práctica —continuó Akane mientras Sasuke
había dirigido toda su atención en los labios de la chica y su
movimiento al hablar—. ¿No crees que podría ayudaros? Dicen que
puede plantear un montón de movimientos posibles y su contraataque
antes de que el contrario mueva.
Sasuke
guardó silencio mientras Naruto y Kiba continuaban con su alboroto.
Akane guiñó un ojo y volvió a su sitio, era lo que quería decirle
a Sasuke porque ya estaba un poco harta de los gritos de
desesperación de esos dos.
…
Tenten
había ido a los aseos. Nada más entrar se encontró con Ino
mirándose de perfil en el espejo.
—Hola,
Ino.
—Hola…
¿crees que estoy más gorda?
—Lo
que creo es que cada vez se te notan más las costillas.
—No,
de veras ¿no tengo tripa?
—¡Qué
vas a tener! De veras, no se como puedes decir esas cosas.
—Es
que quiero estar perfecta.
—Estar
demasiado delgada no te va a hacer perfecta.
Ino
emitió una risilla que a Tenten le sonó como de burla.
—Todas
queremos estar perfectas, no me vengas ahora con tonterías. La mujer
que dice que no le importa su físico o miente o es tonta.
Una
de las puertas de los servicios se abrió.
—O
tiene confianza en si misma y se quiere como es —dijo Temari
saliendo y acercándose para lavarse las manos. Tenía mala cara,
ojerosa y visiblemente se notaba que había estado llorando.
—¡No
seáis ridículas! Siempre hay que estar perfectas para el chico que
nos gusta y dispuestas a conquistarle.
—¿Vas
a la caza de alguno? —preguntó irónica Temari.
—Quizás…
Bueno, ahí os dejo, chao, moninas.
—Que
chica mas tonta —murmuró Temari cuando se cerró la puerta tras
Ino—, te juro que a veces no la comprendo.
—Le
da mucha importancia a estar perfecta pero dice esas cosas sin
malicia.
—¿Tu
crees? —Sonrió.
—¿Te
encuentras bien? Tienes mala cara.
—No
me encuentro muy bien, la verdad.
—¿Te
acompaño a la enfermería?
—No,
no, no es eso, déjalo.
—Venga,
te acompaño.
—Que
no, que no me pasa nada… ese es el problema.
—Pero
de veras tienes mala cara.
—Es
que —Las lágrimas comenzaron a escaparse de los verdes ojos de
Temari—… es que tengo una angustia horrible.
—¡Por
dios! ¿Quieres contármelo? A lo mejor te ayuda hablar, no es que
quiera cotillear ni nada de eso, de veras.
— Es
que…
—¿Qué
te ha pasado? ¿Te ha pasado algo?
—Es
lo que no me ha pasado… es que —Temari tenía que hablar, ya no
podía más con ese secreto que la oprimía el pecho hasta ahogarla—…
¿te acuerdas que te dije que tenía un retraso?
—¡Ah!
Si, me acuerdo.
—Pues
sigue sin venirme la regla.
—Pero
no pasa nada ¿no?
Temari
la miró con cara angustiada, a ver si ahora iba a tener que
explicarle a Tenten que en ciertos momentos los retrasos pueden ser
preocupantes.
—No.
Yo soy como un reloj para eso.
—¿No
estarás diciéndome que…? —Tenten se cayó a si misma tapándose
la boca con una mano y miró alrededor como asegurándose de que no
había nadie—. ¿Crees que puedes estar…?
—No
lo sé, no lo sé, yo juraría que no pero… no lo sé, las cosas
fallan a veces.
Se
notaba a Temari casi desesperada, Tenten nunca la había visto así,
era algo muy impresionante para Tenten porque nunca se la imaginó en
ese estado.
—¿No
me digas que tu…? —Cortó la frase, no sabía de que se
extrañaba, Temari era mayor, ya tenia edad más que suficiente y era
guapa y sexy y se la veía muy liberal y decidida—. ¿Lo sabe él?
—No
me atrevo a decírselo, no da mucha vergüenza, no se como se lo
tomará, no le hará gracia, seguro… dios ¿por qué me pasa esto?
Temari
no se refería a que no supiese porqué podía estar embarazada, si
no mas bien a lo que no iba a decir: que realmente no sabía quien
podía ser el padre, que ella tenía una relación con Itachi, pero
siempre habían tomado precauciones, sin embargo un día tuvo un
desliz con Neji ¿Qué le decía a Itachi? ¿Qué había algún
fallo? ¿Y qué le decía a Neji?
—¿Pero
estás segura?
—No,
pero tengo mucho miedo ¿Qué va a ser de mí?
—A
lo mejor son los nervios, ya sabes que nos nervios pueden hacer que
se te retrase y si se retrasa te pones nerviosa y se retrasa aún
más. Tranquilízate, seguro que son los nervios.
—¿Tu
crees?
—Claro,
a mi hermana le pasa mucho. No sabes la que pruebas de embarazo que
se ha hecho y luego nada, solo eran nervios.
Temari
respiró hondo. Si, podía ser que se hubiese puesto algo histérica,
quizás solo es el miedo a que pasase.
—Tienes
razón, tengo que estar tranquila, si casi estoy segura de que no
puede ser, no sé por qué me pongo así.
—Lo
que yo te digo, son nervios. Anda, lávate esa cara y volvamos a
clase.
Tenten
pasó la hora de clase algo intranquila, estaba deseando acercarse a
cierta persona y decirle algo, así que, en cuanto el profesor
abandonó la clase fue muy decidida hasta Shikamaru, le miró y sin
decir una palabra, apretando la mandíbula, lo agarró del cuello de
la camisa y tiró obligándole a levantarse.
—Ven
conmigo, Casanova —dijo tirando de él hacia la puerta.
Shikamaru
estaba atónito y confuso pero no quería que le lastimara y el tirón
de cuello era muy molesto, así que la siguió sin oponer
resistencia.
Todos
se quedaron algo extrañados viendo aquella escena.
—No
pasa nada —dijo Jisei—. Querrá decirle algo importante, es que
Tenten es así de impulsiva pero vamos, su aura es normal.
Mentía,
el aura de Tenten no era nada normal pero no iba a alarmar a sus
amigos, lo que Tenten quisiera decirle a Shikamaru parecía personal.
Nada
más salir del aula, Tenten arrinconó a Shikamaru contra la pared
sin soltar el cuello de su camisa.
—¿Te
pasa algo, Tenten?
—¿Has
dejado embarazada a Temari? —dijo en voz baja para que no la
escucharan los que andaban el pasillo y que los miraban curiosos,
pero a la vez con dureza—. ¿Eh?
Shikamaru
abrió los ojos desmesuradamente.
—Mendokusei...
¿pero qué dices?
—¡Di!
—¿Temari
está embarazada? —habló también en voz baja.
—¿Has
sido tú?
—Es
improbable.
—¿Cómo
de improbable?
—100%
improbable.
—¿Por
qué estás tan seguro?
—¿Te
lo ha dicho ella?
—Dímelo
tú.
—Temari
y yo nunca hemos hecho nada.
—¡No
me mientas!
—Creo
que hay que hacer alguna cosa para embarazar a una chica, vamos, la
práctica no la conozco pero algo de teoría me han explicado.
—¿No
tendrás lagunas mentales?
—La
única laguna que tengo es de hace un año y mis espermatozoides
serán vagos como yo pero no creo que tengan tanta capacidad de
supervivencia.
Tenten
se le quedó mirando, ante la frase que el chico había dicho y su
expresión de seriedad no pudo evitar echarse a reír.
—¿Estás
seguro?
—¿Es
que no hay otro tío más que yo? ¿Tengo pinta de semental o algo
así? ¡Menudo rollo!
—Tienes
razón —Separó la mano del cuello de la camisa—. Lo siento.
—Te
agradezco que tengas tanta fe en mi atractivo sexual pero te juro que
no he jugado partidos en ese campo.
—Ya,
es que como salisteis y tenéis tanta confianza pues…
—¿Temari
está embarazada? —repitió muy serio.
—No
lo sabe, tiene un retraso. Oye, me he dejado llevar por un impulso,
por favor no le digas nada a ella.
—Las
mujeres sois muy problemáticas. No, no le diré nada, tranquila.
No
fue hasta el siguiente cambio de clase que Sasuke no pareció
reaccionar a lo que había dicho Akane. Por fin se levantó, fue
hasta Neji y habló algo con él. Este se dirigió a un armario que
había en el aula, lo abrió y sacó una caja que dio a Sasuke.
Sasuke
tomó algo de dentro de la caja, algo que mantenía en su puño
cerrado. Neji cerró la caja y volvió a guardarla. Sasuke se acercó
a Shikamaru, se colocó delante de su mesa y de un golpe seco dejó
lo que llevaba en el puño frente a él: era una ficha de shogi.
Shikamaru le miró y sonrió.
—Cuando
y donde quieras —dijo.
—Aquí,
a la hora de la comida —Impuso Sasuke con voz grave y se marchó.
—¡Eh,
chicos! —Gritó Lee que lo había visto todo—. ¡Duelo de shogi!
¡Shikamaru versus Sasuke!
El
alboroto fue tremendo.
Aquello
podía parecer una tontería pero no lo era, era un duelo que causaba
mucha expectación. Se suponía que Sasuke era el típico chico
ganador y bueno en todo lo que hacía, era frío y calculador y nunca
se le había visto perder. Por otro lado, Shikamaru era el campeón
de shogi de la región, había sido el campeón desde que empezó a
jugar y estaba imbatido.
Nunca
habían jugado el uno contra el otro, aquello prometía ser
emocionante.
Y
llegó la hora de la comida. La mayor parte de la clase optó por
quedarse a ver el duelo. No así Akane, ella prefería salir fuera.
—No
se —dijo Sumire—. La verdad es que me da curiosidad ver el juego.
—Si
no lo entiendes puede ser algo aburrido —opinó Jisei.
—Es
una tontería —habló Akane—. Ganará Shikamaru.
—¿Por
qué lo sabes?
—¿Has
visto la sala de trofeos? Todos los que hay de shogi son suyos.
—Pero
Sasuke es mucho Sasuke.
—Si,
Sasuke es bueno pero Shikamaru es… es un asco jugar contra él, no
deja ganar a nadie, creo que lo único que no ha ganado es el "miss
Konoha"
—Tienes
mucha fe en Shikamaru ¿verdad? —Se burló Ryuko.
—Anda,
vamos a comer, seguramente cuando volvamos todavía sigan, veremos el
final.
Al
salir del aula, Akane vio una cara conocida.
—¡Shiho!
¡Eh, Shiho! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Una
chica con el pelo claro recogido de manera no muy cuidadosa en una
coleta baja y ojos escondidos tras unas gruesas gafas de pasta, se
acercó a ellas.
—¡Akane!
¿Cómo estás? ¿Qué tal estáis todas? —Jisei y Ryuko la
saludaron sonriendo—. Hace mucho que no pasas a visitarnos por el
club.
—Si,
me harté de que Shikamaru me diese palizas continuamente ¿Y como te
va todo?
—Bien,
ahí seguimos.
—Por
cierto, en mi aula se está jugando una partida: Shikamaru contra el
Uchiha.
—Vaya,
eso suena interesante.
—¿Por
qué no te pasas? Seguro que animas a Shikamaru.
—No
se, bueno, a lo mejor paso un rato ¿Crees que molestaré?
Nerviosa,
Shiho se retocaba el pelo.
—¿Cómo
vas a molestar? Seguro que se siente apoyado, piensa que el Uchiha
tendrá un montón de admiradoras animándole.
—¿Tú
no vas a ir a animarle?
—Nosotras
vamos a comer —habló Jisei—. Akane tiene una fe increíble en
Shikamaru.
—Es
porque se que va a ganar y tengo mucho hambre ¿Vienes a comer con
nosotras, Shiho?
—Muchas
gracias pero tengo algo que hacer. Si acaso luego nos vemos.
Tras
ver a la chica irse, Sumire se acercó a Ryuko.
—¿Quién
es?
—Es
Shiho, pertenece al club de shogi, es bastante buena, todo un
cerebrito.
—Akane,
has sido muy desconsiderada al no presentarle a Sumire —Parecía
regañarla Jisei.
—¡Es
verdad! No me he dado cuenta. Lo siento, Sumire, no se ni donde tengo
la cabeza últimamente.
—Bueno,
Shiho seguro que ni se ha dado cuenta con lo nerviosa que la has
puesto —Volvió a regañarla Jisei.
—Pero
yo no quería ponerla nerviosa, solo quería alegrarle el día.
—Si
ya, pero ya sabes como se pone solo de pensar que va a estar cerca de
él.
—Me
he perdido —Interrumpió Sumire—. ¿Qué pasa?
—Shiho
está coladita por Shikamaru pero los nervios la pueden —explicó
Ryuko.
—Es
muy buena chica —Añadió Akane—. A mi me cae genial. Demasiado
buena para ese.
—Vaya
con Shikamaru, pues si que tiene éxito.
—Empezando
por ti ¿No les has contando lo que le pediste el otro día en su
casa?
—¡Anda!
Pues se me olvidó.
—Pues
cuenta, cuenta.
—¿Qué
hiciste? —interrogó Jisei—. A parte de violar su intimidad,
claro.
—Bueno,
pues… os lo cuento comiendo.
Después
de comer decidieron volver a ver como seguía la partida.
—Id
yendo vosotras —dijo Jisei—. Yo tengo una cosa que hacer en mi
club.
—¿En
que club estas tu? —preguntó Sumire.
—¿En
cual va a estar? —intervino Akane—. En el de parapsicología y
fenómenos extraños.
—Di
que no, que estoy en el de Literatura. Ahora os veo.
Jisei
cogió un camino distinto. Iba algo nerviosa, no era verdad que
tuviera algo que hacer en el club, su objetivo era otro, estaba
decidida a hablar con cierta persona y eso implicaba acercarse a la
zona que los alumnos de 2-1 frecuentaban.
Vio
a Kimimaro Kaguya sentado en un banco junto con Juugo, no parecía
haber nadie de su clase cerca. Se acercó a ellos.
—Hola,
Kaguya —dijo tratando de controlar sus nervios y mirando de reojo a
Juugo.
—¿Qué
haces aquí? —habló Juugo. De todos era sabido que Juugo por lo
general era un chico callado y tímido pero a veces, sobre todo si se
le molestaba, podía llegar a ser muy violento.
—Perdona,
yo solo quiero hablar un momento con Kaguya.
—¿No
recuerdas que no tienes que acercarte a nosotros?
—Déjalo,
Juugo, todo está bien, no nos va a meter en problemas, Kudo no es
así. Además yo también quiero hablar con ella.
—Tú
sabrás lo que haces. Yo me voy ya, nos vemos en clase.
—Vale,
Juugo, no te preocupes.
Juugo
dirigió una última mirada a Jisei y se marchó.
—Siéntate,
Jisei, por favor.
—¿Qué
tal estás?
—No
estoy mal ¿y tú?
—Quería
pedirte un favor.
—Me
alegra que aún recuerdes que fuimos amigos ¿En qué puedo ayudarte?
—¿Te
acuerdas de mi amiga Kumoyuki?
—La
del periódico.
—Si,
esa.
—No
me olvido de ella, fue la única persona capaz de sacar de sus
casillas a Kabuto ¿qué le pasa?
—Es
que está recibiendo notas algo molestas.
—¿Molestas
de qué tipo?
—Estoy
empezando a preocuparme, creo que alguien quiere hacer daño a Hinata
Hyuuga.
—¿No
era Kumoyuki quien recibe las notas?
—Pero
mandan las notas al periódico, para ella, aunque las amenazas son
para Hinata. Por eso quería que si pudieras averiguaras si es
alguien de tu clase quien le manda las cartas.
—¿No
sabéis quien las manda?
—No,
son anónimas pero es que también Le han enviado una foto de Hinata.
—¿Crees
que pueda ser alguien de mi clase?
—No
lo se, puede que no, no lo se, ayúdame, Kaguya.
—Llámame,
Kimimaro, como hacías antes.
—Kimimaro
¿me harías ese favor?
—Pues
claro —Kimimaro agarró un mechón de pelo de Jisei y jugueteó con
él—. A veces hecho de menos nuestras charlas ¿No podríamos
vernos algún día?
Jisei
bajó la mirada, era una situación muy comprometida. Kimimaro puso
su mano en la barbilla de la chica y levantó su cara.
—Mírame
a los ojos, por favor, aunque me digas que no, mírame a los ojos,
solo tú y Juugo sois capaces de mirarme sin asco.
Kimimaro
siempre había sido un niño débil y enfermizo, faltaba a clases muy
a menudo, siempre por causa de alguna enfermedad, apenas podía hacer
educación física y los niños, crueles como son, no parecían muy
contentos de tener a alguien así por amigo, incluso llegó a
correrse la voz de que tenía una enfermedad contagiosa y poco a poco
se apartaron de su lado.
A
Kimimaro eso le daba igual, no lo entendía pero lo deba igual, él
no necesitaba amigos, no necesitaba a nadie, hasta que conoció a
Juugo, otro chico al que los niños discriminaban debido a su extraño
carácter violento, otro chico solitario y después a Jisei, la chica
más extraña de cuantas conocía, la niña que aseguraba tener
sueños que se hacían realidad, la niña que lanzaba maldiciones que
curiosamente parecían funcionar… la bruja.
Pero
Jisei vio en Kimimaro lo que nadie supo ver: a un amigo, una persona
dulce y muy culta, gran conversadora cuando se le daba la
oportunidad, lástima que fueran a colegios distintos y que sus
amigas no llegarán a conocerle como ella.
Jisei
sabía como era Kimimaro, veía su aura triste y dolida, fingía
indiferencia ante todo pero no era así, y ella sentía una pena
enorme al verle y no pudo evitar acercarse a él e intentar
comprender a aquel chico tan extraño de aura triste.
Eran
amigos, solo amigos, Jisei no sentía otra cosa por él que simpatía,
para ella era una amigo más, quiso presentarle a sus otros amigos
pero él no quiso, no quería relacionarse con nadie, no necesitaba
la compasión de nadie, eso fue lo que se decía a sí mismo, que la
gente solo se acercaba a él por compasión y quizás fuera verdad y
Jisei también lo hacía, aunque eso ya daba igual, ahora su amistad
había quedado en el pasado.
—Supongo
—Jisei sabia que al decir aquello estaba transgrediendo muchas
reglas no escritas—… supongo que no pasará nada si algún día
nos encontramos por casualidad, por ejemplo en una cafetería y
charlamos como los amigos que hemos sido.
—Te
mantendré informada de lo que averigüe y no te preocupes, nadie
hará nada a Hyuuga.
Jisei
le regaló una dulce sonrisa.
—Gracias,
Kimimaro.
De
vuelta al aula, Jisei encontró apoyado en una pared cerca de las
escaleras a Gaara, éste, al verla, se acercó a ella, parecía estar
esperándola.
—Hola,
Gaara ¿Por qué me da que quieres decirme algo?
—Quería
verte. Te he visto acercarte a Kimimaro.
—Pues
si, tenía que pedirle un favor, es algo importante.
—Sabes
que no tienes que acercarte a ellos.
—Ya
lo se pero era urgente, de verdad y él no es mala persona.
—¿Estás
segura de lo que dices?
—Al
menos conmigo nunca lo ha sido.
—No
me fío de él ¿recuerdas lo que pasó el año pasado?
—Pero
eso fue porque Kabuto le manipuló como quiso.
—Da
igual por lo que fuera.
—Gaara,
por favor, confía en mi, tenía que hacerlo, por favor, guárdame el
secreto.
—Me
da igual lo que hicieras, pero la próxima vez avísame, te
acompañaré. No lo hago por tí, lo hago por toda la clase.
Jisei
miró a Gaara, este ni siquiera la miraba a ella. Así era Gaara, un
cascarón frío aunque por dentro mucho más cálido de lo que
parecía.
…
Sasuke
había apoyado los codos en la mesa y entrelazado los dedos por
delante de su boca. Observaba a Shikamaru que, después de hacer su
movimiento, volvía a recostarse en su asiento cruzando los brazos.
Vale, reconocía que ese chico tranquilo que nunca se motivaba por
nada era muy bueno y se lo estaba haciendo pasar mal a él, a Sasuke
Uchiha, puede que fuera la primera persona que le daba tanto trabajo
para vencerle.
Durante
la partida hubo momentos en los que Sasuke lo daba todo por perdido,
claro, por algo era que solían llamar a Shikamaru “genio”, pero
un par de movimientos atrás Sasuke había conseguido recuperar la
esperanza de ganar aquella partida, cuando ya veía su fin se dio
cuenta de que la gran de defensa de Shikamaru tenia un punto débil
¿cómo se le habría pasado? Quizás estaba demasiado concentrado en
el ataque y descuidó la defensa, bien, por ahí atacaría esperando
que no se diera cuenta de su estrategia.
Por
lo que se veía la estrategia había funcionado, Shikamaru siguió
moviendo sin percatarse de la amenaza de Sasuke.
Sasuke
movió. Solo un par de movimientos más y Shikamaru estaría vencido,
no era tan bueno después de todo. Shikamaru se incorporó hacia el
tablero, cogió una pieza y miró sonriendo a Sasuke.
—Ha
sido un placer jugar contigo, Sasuke Uchiha —dijo con voz calmada y
dio con la pieza al rey de Sasuke, apartándolo–. Tu rey ha caído.
Sasuke
se quedó helado ¿cómo podía ser? Había perdido de la forma más
tonta posible, había sido él mismo, el que concentrándose en aquel
punto débil del Nara había abierto un gran boquete en su defensa,
había sido él quien había caído de lleno en la trampa de ese
chico, es más, si lo analizaba todo se daba cuenta de que Shikamaru
podía haberle ganado por lo menos un par de veces antes pero lo
evitó, alargó la partida ¿por qué? Seguramente por el placer de
jugar. No se lo podía creer. Se levantó y extendió su mano hacia
él.
—Ha
sido una partida increíble. Enhorabuena, espero que se repita.
Shikamaru
estrechó su mano.
—Gracias,
es verdad que ha sido buena.
Los
espectadores de la partida reaccionaron de distintas formas, los
había que lanzaron un "¡oh!"
desilusionado y quienes vitorearon de alegría y luego estaban los
que dijeron: "lo
de siempre",
como Akane.
—¿No
te lo dije? —dijo a Sumire.
—Vaya,
pues si que tenías razón.
—Es
un asqueroso, te lo digo yo, no hay quien le tosa, creo que le van a
prohibir participar en próximos campeonatos porque si no lo único a
lo que aspiran los demás es a ser subcampeones.
—Estás
orgullosa de él, no lo niegues.
—¿Qué
dices? Anda y no inventes.
Shikamaru
dobló su cuello hacia los lados varias veces. Sasuke seguía
mirándole.
—Nara
¿Te gustaría ayudarnos en el partido del sábado? Seria un honor
para nosotros contar con tu consejo.
—Mendokusei,
Sasuke, no me seas tan estirado, somos compañeros ¿no?
—¿Quieres
ayudarnos, por favor, Shikamaru?
—Si,
por favor, por favor, Shika —Se acercó Kiba.
—Sería
estupendo, si nos ayudas seguro que ganaremos, dattebayo,
—Va,
colega, te necesitamos.
—¿A
mi? ¿No tenéis un entrenador?
—Está
de baja, por favor, necesitamos una buena estrategia —Insistió muy
trágico Naruto.
—Ayúdanos
a preparar el partido —Suplicó Kiba.
—Venga,
no nos dejes tirados, ttebayo.
—Mira
que sois problemáticos... Necesitaría ver como jugáis, como sois
como equipo.
—Esta
tarde tenemos entrenamiento —habló Sasuke—, ven y nos ves. Por
favor, sabes que no me gusta pedir favores pero es que es la final.
—Y
también necesito ver como juega el otro equipo.
—Tengo
todos los partidos grabados —Añadió Sasuke—. Te los puedo pasar
¿Eso te serviría?
Shikamaru
suspiró y miró los ojos suplicantes de Naruto y Kiba, lo haría por
ellos, eran sus amigos.
—Está
bien.
Naruto
y Kiba se chocaron las manos.
—Pero
Sasuke tiene que ver los partidos conmigo y explicarme algunas cosas,
yo no entiendo demasiado de futbol.
—El
partido es el sábado, hoy es miércoles ¿Crees que te dará tiempo?
—preguntó Sakura.
—Creo
que si pero ¿estarán de acuerdo los demás?
—Soy
el capitán, lo han dejado en mis manos.
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