martes, 25 de febrero de 2020

32. AMIGOS, MENOS AMIGOS Y RIVALES


El miércoles comenzó como cualquier día, todo seguía su rutina habitual. 
Naruto y Kiba revoloteaban nerviosos alrededor de Sasuke, por lo visto el entrenador de futbol estaba de baja y eso les causaba mucha ansiedad debido al gran partido que les esperaba.
Cuando llegó Shikamaru llevaba una bolsa con un paquete. Se acercó a la mesa de Akane y colocó la bolsa encima.
De parte de mi madre, gracias por cuidarme, ella esperaba dártelo en persona pero…
¡Shikamaru! ¿Ya estás bueno?
Gracias a ti y a tus cuidados. Me dijeron que estabas resfriada, espero que me disculpes por haberte contagiado.
¡Pero si no ha sido nada! ¿Ahora qué te pasa? ¿Por qué estás tan formal?
También espero que me disculpes si hice o dije algo que te molestase.
¿De veras estás bien? —Akane se levantó y le tocó la frente—. ¿No tendrás aún fiebre?
Shikamaru agarró la mano de Akane. Lentamente la apartó de su frente pero no la soltó.
Que sepas que…
Shikamaru iba a decirle que podía contar con él, que intentaría ayudarla a solucionar su problema, pero un abrazo inesperado por la espalda desvió su atención.
¡Me alegro de volver a verte, Shika! —dijo Ino.
Suelta a Shikamaru ahora mismo ¿Quién te has creído que eres? —gruñó Temari—. Y tú espabila y no te dejes abrazar por cualquiera, llorica.
Pues creo que soy algo más para Shika que tú, bonita.
Perdona, guapa, pero no es de tu propiedad. ¡Suéltale! ¿No ves que le agobias?
Akane prefirió dejar de ser espectadora que aquella escena y se acercó a la mesa de Sasuke donde Kiba y Naruto seguían calentándole la cabeza con el tema de su entrenador.
Vale ya —decía Sasuke—, No os agobiéis tanto, pesados.
¿No lo entiendes? ¡Necesitamos un entrenador! gritaba Naruto—, alguien que nos ayude.
Alguien que nos de una buena estrategia para ganar —añadía Kiba.
Al ver acercarse a Akane, Sasuke notó que comenzaba a acelerarse ¿Qué era aquella reacción? ¿Qué le pasaba? ¿Cuándo se había él comportado así? ¿Dónde estaba el Sasuke frío de siempre?
Si es por la estrategia —dijo Akane—, ahí delante tenéis al mejor.
Nara —murmuró Sasuke mirándole.
¡Claro! —gritó de nuevo Naruto—. ¡Él es bueno para esas cosas!
¡Es verdad! —Kiba parecía lleno de alegría—. ¡Podría ayudarnos!
Todavía nadie le ha ganado en ningún juego de estrategia y además sabe llevar la teoría a la práctica —continuó Akane mientras Sasuke había dirigido toda su atención en los labios de la chica y su movimiento al hablar—. ¿No crees que podría ayudaros? Dicen que puede plantear un montón de movimientos posibles y su contraataque antes de que el contrario mueva.
Sasuke guardó silencio mientras Naruto y Kiba continuaban con su alboroto. Akane guiñó un ojo y volvió a su sitio, era lo que quería decirle a Sasuke porque ya estaba un poco harta de los gritos de desesperación de esos dos.
Tenten había ido a los aseos. Nada más entrar se encontró con Ino mirándose de perfil en el espejo.
Hola, Ino.
Hola… ¿crees que estoy más gorda?
Lo que creo es que cada vez se te notan más las costillas.
No, de veras ¿no tengo tripa?
¡Qué vas a tener! De veras, no se como puedes decir esas cosas.
Es que quiero estar perfecta.
Estar demasiado delgada no te va a hacer perfecta.
Ino emitió una risilla que a Tenten le sonó como de burla.
Todas queremos estar perfectas, no me vengas ahora con tonterías. La mujer que dice que no le importa su físico o miente o es tonta.
Una de las puertas de los servicios se abrió.
O tiene confianza en si misma y se quiere como es —dijo Temari saliendo y acercándose para lavarse las manos. Tenía mala cara, ojerosa y visiblemente se notaba que había estado llorando.
¡No seáis ridículas! Siempre hay que estar perfectas para el chico que nos gusta y dispuestas a conquistarle.
¿Vas a la caza de alguno? —preguntó irónica Temari.
Quizás… Bueno, ahí os dejo, chao, moninas.
Que chica mas tonta —murmuró Temari cuando se cerró la puerta tras Ino—, te juro que a veces no la comprendo.
Le da mucha importancia a estar perfecta pero dice esas cosas sin malicia.
¿Tu crees? —Sonrió.
¿Te encuentras bien? Tienes mala cara.
No me encuentro muy bien, la verdad.
¿Te acompaño a la enfermería?
No, no, no es eso, déjalo.
Venga, te acompaño.
Que no, que no me pasa nada… ese es el problema.
Pero de veras tienes mala cara.
Es que —Las lágrimas comenzaron a escaparse de los verdes ojos de Temari—… es que tengo una angustia horrible.
¡Por dios! ¿Quieres contármelo? A lo mejor te ayuda hablar, no es que quiera cotillear ni nada de eso, de veras.
Es que…
¿Qué te ha pasado? ¿Te ha pasado algo?
Es lo que no me ha pasado… es que —Temari tenía que hablar, ya no podía más con ese secreto que la oprimía el pecho hasta ahogarla—… ¿te acuerdas que te dije que tenía un retraso?
¡Ah! Si, me acuerdo.
Pues sigue sin venirme la regla.
Pero no pasa nada ¿no?
Temari la miró con cara angustiada, a ver si ahora iba a tener que explicarle a Tenten que en ciertos momentos los retrasos pueden ser preocupantes.
No. Yo soy como un reloj para eso.
¿No estarás diciéndome que…? —Tenten se cayó a si misma tapándose la boca con una mano y miró alrededor como asegurándose de que no había nadie—. ¿Crees que puedes estar…?
No lo sé, no lo sé, yo juraría que no pero… no lo sé, las cosas fallan a veces.
Se notaba a Temari casi desesperada, Tenten nunca la había visto así, era algo muy impresionante para Tenten porque nunca se la imaginó en ese estado.
¿No me digas que tu…? —Cortó la frase, no sabía de que se extrañaba, Temari era mayor, ya tenia edad más que suficiente y era guapa y sexy y se la veía muy liberal y decidida—. ¿Lo sabe él?
No me atrevo a decírselo, no da mucha vergüenza, no se como se lo tomará, no le hará gracia, seguro… dios ¿por qué me pasa esto? 
Temari no se refería a que no supiese porqué podía estar embarazada, si no mas bien a lo que no iba a decir: que realmente no sabía quien podía ser el padre, que ella tenía una relación con Itachi, pero siempre habían tomado precauciones, sin embargo un día tuvo un desliz con Neji ¿Qué le decía a Itachi? ¿Qué había algún fallo? ¿Y qué le decía a Neji?
¿Pero estás segura?
No, pero tengo mucho miedo ¿Qué va a ser de mí?
A lo mejor son los nervios, ya sabes que nos nervios pueden hacer que se te retrase y si se retrasa te pones nerviosa y se retrasa aún más. Tranquilízate, seguro que son los nervios.
¿Tu crees?
Claro, a mi hermana le pasa mucho. No sabes la que pruebas de embarazo que se ha hecho y luego nada, solo eran nervios.
Temari respiró hondo. Si, podía ser que se hubiese puesto algo histérica, quizás solo es el miedo a que pasase.
Tienes razón, tengo que estar tranquila, si casi estoy segura de que no puede ser, no sé por qué me pongo así.
Lo que yo te digo, son nervios. Anda, lávate esa cara y volvamos a clase.
Tenten pasó la hora de clase algo intranquila, estaba deseando acercarse a cierta persona y decirle algo, así que, en cuanto el profesor abandonó la clase fue muy decidida hasta Shikamaru, le miró y sin decir una palabra, apretando la mandíbula, lo agarró del cuello de la camisa y tiró obligándole a levantarse.
Ven conmigo, Casanova —dijo tirando de él hacia la puerta.
Shikamaru estaba atónito y confuso pero no quería que le lastimara y el tirón de cuello era muy molesto, así que la siguió sin oponer resistencia.
Todos se quedaron algo extrañados viendo aquella escena.
No pasa nada —dijo Jisei—. Querrá decirle algo importante, es que Tenten es así de impulsiva pero vamos, su aura es normal.
Mentía, el aura de Tenten no era nada normal pero no iba a alarmar a sus amigos, lo que Tenten quisiera decirle a Shikamaru parecía personal.
Nada más salir del aula, Tenten arrinconó a Shikamaru contra la pared sin soltar el cuello de su camisa.
¿Te pasa algo, Tenten?
¿Has dejado embarazada a Temari? —dijo en voz baja para que no la escucharan los que andaban el pasillo y que los miraban curiosos, pero a la vez con dureza—. ¿Eh?
Shikamaru abrió los ojos desmesuradamente.
Mendokusei... ¿pero qué dices?
¡Di!
¿Temari está embarazada? —habló también en voz baja.
¿Has sido tú?
Es improbable.
¿Cómo de improbable?
100% improbable.
¿Por qué estás tan seguro?
¿Te lo ha dicho ella?
Dímelo tú.
Temari y yo nunca hemos hecho nada.
¡No me mientas!
Creo que hay que hacer alguna cosa para embarazar a una chica, vamos, la práctica no la conozco pero algo de teoría me han explicado.
¿No tendrás lagunas mentales?
La única laguna que tengo es de hace un año y mis espermatozoides serán vagos como yo pero no creo que tengan tanta capacidad de supervivencia.
Tenten se le quedó mirando, ante la frase que el chico había dicho y su expresión de seriedad no pudo evitar echarse a reír.
¿Estás seguro?
¿Es que no hay otro tío más que yo? ¿Tengo pinta de semental o algo así? ¡Menudo rollo!
Tienes razón —Separó la mano del cuello de la camisa—. Lo siento.
Te agradezco que tengas tanta fe en mi atractivo sexual pero te juro que no he jugado partidos en ese campo.
Ya, es que como salisteis y tenéis tanta confianza pues…
¿Temari está embarazada? —repitió muy serio.
No lo sabe, tiene un retraso. Oye, me he dejado llevar por un impulso, por favor no le digas nada a ella.
Las mujeres sois muy problemáticas. No, no le diré nada, tranquila.
No fue hasta el siguiente cambio de clase que Sasuke no pareció reaccionar a lo que había dicho Akane. Por fin se levantó, fue hasta Neji y habló algo con él. Este se dirigió a un armario que había en el aula, lo abrió y sacó una caja que dio a Sasuke. 
Sasuke tomó algo de dentro de la caja, algo que mantenía en su puño cerrado. Neji cerró la caja y volvió a guardarla. Sasuke se acercó a Shikamaru, se colocó delante de su mesa y de un golpe seco dejó lo que llevaba en el puño frente a él: era una ficha de shogi. Shikamaru le miró y sonrió.
Cuando y donde quieras —dijo.
Aquí, a la hora de la comida —Impuso Sasuke con voz grave y se marchó.
¡Eh, chicos! —Gritó Lee que lo había visto todo—. ¡Duelo de shogi! ¡Shikamaru versus Sasuke!
El alboroto fue tremendo.
Aquello podía parecer una tontería pero no lo era, era un duelo que causaba mucha expectación. Se suponía que Sasuke era el típico chico ganador y bueno en todo lo que hacía, era frío y calculador y nunca se le había visto perder. Por otro lado, Shikamaru era el campeón de shogi de la región, había sido el campeón desde que empezó a jugar y estaba imbatido.
Nunca habían jugado el uno contra el otro, aquello prometía ser emocionante.
Y llegó la hora de la comida. La mayor parte de la clase optó por quedarse a ver el duelo. No así Akane, ella prefería salir fuera.
No se —dijo Sumire—. La verdad es que me da curiosidad ver el juego.
Si no lo entiendes puede ser algo aburrido —opinó Jisei.
Es una tontería —habló Akane—. Ganará Shikamaru.
¿Por qué lo sabes?
¿Has visto la sala de trofeos? Todos los que hay de shogi son suyos.
Pero Sasuke es mucho Sasuke.
Si, Sasuke es bueno pero Shikamaru es… es un asco jugar contra él, no deja ganar a nadie, creo que lo único que no ha ganado es el "miss Konoha"
Tienes mucha fe en Shikamaru ¿verdad? —Se burló Ryuko.
Anda, vamos a comer, seguramente cuando volvamos todavía sigan, veremos el final.
Al salir del aula, Akane vio una cara conocida.
¡Shiho! ¡Eh, Shiho! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Una chica con el pelo claro recogido de manera no muy cuidadosa en una coleta baja y ojos escondidos tras unas gruesas gafas de pasta, se acercó a ellas.
¡Akane! ¿Cómo estás? ¿Qué tal estáis todas? —Jisei y Ryuko la saludaron sonriendo—. Hace mucho que no pasas a visitarnos por el club.
Si, me harté de que Shikamaru me diese palizas continuamente ¿Y como te va todo?
Bien, ahí seguimos.
Por cierto, en mi aula se está jugando una partida: Shikamaru contra el Uchiha.
Vaya, eso suena interesante.
¿Por qué no te pasas? Seguro que animas a Shikamaru.
No se, bueno, a lo mejor paso un rato ¿Crees que molestaré?
Nerviosa, Shiho se retocaba el pelo.
¿Cómo vas a molestar? Seguro que se siente apoyado, piensa que el Uchiha tendrá un montón de admiradoras animándole.
¿Tú no vas a ir a animarle?
Nosotras vamos a comer —habló Jisei—. Akane tiene una fe increíble en Shikamaru.
Es porque se que va a ganar y tengo mucho hambre ¿Vienes a comer con nosotras, Shiho?
Muchas gracias pero tengo algo que hacer. Si acaso luego nos vemos.
Tras ver a la chica irse, Sumire se acercó a Ryuko.
¿Quién es?
Es Shiho, pertenece al club de shogi, es bastante buena, todo un cerebrito.
Akane, has sido muy desconsiderada al no presentarle a Sumire —Parecía regañarla Jisei.
¡Es verdad! No me he dado cuenta. Lo siento, Sumire, no se ni donde tengo la cabeza últimamente.
Bueno, Shiho seguro que ni se ha dado cuenta con lo nerviosa que la has puesto —Volvió a regañarla Jisei.
Pero yo no quería ponerla nerviosa, solo quería alegrarle el día.
Si ya, pero ya sabes como se pone solo de pensar que va a estar cerca de él.
Me he perdido —Interrumpió Sumire—. ¿Qué pasa?
Shiho está coladita por Shikamaru pero los nervios la pueden —explicó Ryuko.
Es muy buena chica —Añadió Akane—. A mi me cae genial. Demasiado buena para ese.
Vaya con Shikamaru, pues si que tiene éxito.
Empezando por ti ¿No les has contando lo que le pediste el otro día en su casa?
¡Anda! Pues se me olvidó.
Pues cuenta, cuenta.
¿Qué hiciste? —interrogó Jisei—. A parte de violar su intimidad, claro.
Bueno, pues… os lo cuento comiendo.
Después de comer decidieron volver a ver como seguía la partida.
Id yendo vosotras —dijo Jisei—. Yo tengo una cosa que hacer en mi club.
¿En que club estas tu? —preguntó Sumire.
¿En cual va a estar? —intervino Akane—. En el de parapsicología y fenómenos extraños.
Di que no, que estoy en el de Literatura. Ahora os veo.
Jisei cogió un camino distinto. Iba algo nerviosa, no era verdad que tuviera algo que hacer en el club, su objetivo era otro, estaba decidida a hablar con cierta persona y eso implicaba acercarse a la zona que los alumnos de 2-1 frecuentaban.
Vio a Kimimaro Kaguya sentado en un banco junto con Juugo, no parecía haber nadie de su clase cerca. Se acercó a ellos.
Hola, Kaguya —dijo tratando de controlar sus nervios y mirando de reojo a Juugo.
¿Qué haces aquí? —habló Juugo. De todos era sabido que Juugo por lo general era un chico callado y tímido pero a veces, sobre todo si se le molestaba, podía llegar a ser muy violento.
Perdona, yo solo quiero hablar un momento con Kaguya.
¿No recuerdas que no tienes que acercarte a nosotros?
Déjalo, Juugo, todo está bien, no nos va a meter en problemas, Kudo no es así. Además yo también quiero hablar con ella.
Tú sabrás lo que haces. Yo me voy ya, nos vemos en clase.
Vale, Juugo, no te preocupes.
Juugo dirigió una última mirada a Jisei y se marchó.
Siéntate, Jisei, por favor.
¿Qué tal estás?
No estoy mal ¿y tú?
Quería pedirte un favor.
Me alegra que aún recuerdes que fuimos amigos ¿En qué puedo ayudarte?
¿Te acuerdas de mi amiga Kumoyuki?
La del periódico.
Si, esa.
No me olvido de ella, fue la única persona capaz de sacar de sus casillas a Kabuto ¿qué le pasa?
Es que está recibiendo notas algo molestas.
¿Molestas de qué tipo?
Estoy empezando a preocuparme, creo que alguien quiere hacer daño a Hinata Hyuuga.
¿No era Kumoyuki quien recibe las notas?
Pero mandan las notas al periódico, para ella, aunque las amenazas son para Hinata. Por eso quería que si pudieras averiguaras si es alguien de tu clase quien le manda las cartas.
¿No sabéis quien las manda?
No, son anónimas pero es que también Le han enviado una foto de Hinata.
¿Crees que pueda ser alguien de mi clase?
No lo se, puede que no, no lo se, ayúdame, Kaguya.
Llámame, Kimimaro, como hacías antes.
Kimimaro ¿me harías ese favor?
Pues claro —Kimimaro agarró un mechón de pelo de Jisei y jugueteó con él—. A veces hecho de menos nuestras charlas ¿No podríamos vernos algún día?
Jisei bajó la mirada, era una situación muy comprometida. Kimimaro puso su mano en la barbilla de la chica y levantó su cara.
Mírame a los ojos, por favor, aunque me digas que no, mírame a los ojos, solo tú y Juugo sois capaces de mirarme sin asco.
Kimimaro siempre había sido un niño débil y enfermizo, faltaba a clases muy a menudo, siempre por causa de alguna enfermedad, apenas podía hacer educación física y los niños, crueles como son, no parecían muy contentos de tener a alguien así por amigo, incluso llegó a correrse la voz de que tenía una enfermedad contagiosa y poco a poco se apartaron de su lado.
A Kimimaro eso le daba igual, no lo entendía pero lo deba igual, él no necesitaba amigos, no necesitaba a nadie, hasta que conoció a Juugo, otro chico al que los niños discriminaban debido a su extraño carácter violento, otro chico solitario y después a Jisei, la chica más extraña de cuantas conocía, la niña que aseguraba tener sueños que se hacían realidad, la niña que lanzaba maldiciones que curiosamente parecían funcionar… la bruja.
Pero Jisei vio en Kimimaro lo que nadie supo ver: a un amigo, una persona dulce y muy culta, gran conversadora cuando se le daba la oportunidad, lástima que fueran a colegios distintos y que sus amigas no llegarán a conocerle como ella.
Jisei sabía como era Kimimaro, veía su aura triste y dolida, fingía indiferencia ante todo pero no era así, y ella sentía una pena enorme al verle y no pudo evitar acercarse a él e intentar comprender a aquel chico tan extraño de aura triste. 
Eran amigos, solo amigos, Jisei no sentía otra cosa por él que simpatía, para ella era una amigo más, quiso presentarle a sus otros amigos pero él no quiso, no quería relacionarse con nadie, no necesitaba la compasión de nadie, eso fue lo que se decía a sí mismo, que la gente solo se acercaba a él por compasión y quizás fuera verdad y Jisei también lo hacía, aunque eso ya daba igual, ahora su amistad había quedado en el pasado.
Supongo —Jisei sabia que al decir aquello estaba transgrediendo muchas reglas no escritas—… supongo que no pasará nada si algún día nos encontramos por casualidad, por ejemplo en una cafetería y charlamos como los amigos que hemos sido.
Te mantendré informada de lo que averigüe y no te preocupes, nadie hará nada a Hyuuga.
Jisei le regaló una dulce sonrisa.
Gracias, Kimimaro.
De vuelta al aula, Jisei encontró apoyado en una pared cerca de las escaleras a Gaara, éste, al verla, se acercó a ella, parecía estar esperándola.
Hola, Gaara ¿Por qué me da que quieres decirme algo?
Quería verte. Te he visto acercarte a Kimimaro.
Pues si, tenía que pedirle un favor, es algo importante.
Sabes que no tienes que acercarte a ellos.
Ya lo se pero era urgente, de verdad y él no es mala persona.
¿Estás segura de lo que dices?
Al menos conmigo nunca lo ha sido.
No me fío de él ¿recuerdas lo que pasó el año pasado?
Pero eso fue porque Kabuto le manipuló como quiso.
Da igual por lo que fuera.
Gaara, por favor, confía en mi, tenía que hacerlo, por favor, guárdame el secreto.
Me da igual lo que hicieras, pero la próxima vez avísame, te acompañaré. No lo hago por tí, lo hago por toda la clase.
Jisei miró a Gaara, este ni siquiera la miraba a ella. Así era Gaara, un cascarón frío aunque por dentro mucho más cálido de lo que parecía.
Sasuke había apoyado los codos en la mesa y entrelazado los dedos por delante de su boca. Observaba a Shikamaru que, después de hacer su movimiento, volvía a recostarse en su asiento cruzando los brazos. Vale, reconocía que ese chico tranquilo que nunca se motivaba por nada era muy bueno y se lo estaba haciendo pasar mal a él, a Sasuke Uchiha, puede que fuera la primera persona que le daba tanto trabajo para vencerle.
Durante la partida hubo momentos en los que Sasuke lo daba todo por perdido, claro, por algo era que solían llamar a Shikamaru “genio”, pero un par de movimientos atrás Sasuke había conseguido recuperar la esperanza de ganar aquella partida, cuando ya veía su fin se dio cuenta de que la gran de defensa de Shikamaru tenia un punto débil ¿cómo se le habría pasado? Quizás estaba demasiado concentrado en el ataque y descuidó la defensa, bien, por ahí atacaría esperando que no se diera cuenta de su estrategia.
Por lo que se veía la estrategia había funcionado, Shikamaru siguió moviendo sin percatarse de la amenaza de Sasuke.
Sasuke movió. Solo un par de movimientos más y Shikamaru estaría vencido, no era tan bueno después de todo. Shikamaru se incorporó hacia el tablero, cogió una pieza y miró sonriendo a Sasuke.
Ha sido un placer jugar contigo, Sasuke Uchiha —dijo con voz calmada y dio con la pieza al rey de Sasuke, apartándolo–. Tu rey ha caído.
Sasuke se quedó helado ¿cómo podía ser? Había perdido de la forma más tonta posible, había sido él mismo, el que concentrándose en aquel punto débil del Nara había abierto un gran boquete en su defensa, había sido él quien había caído de lleno en la trampa de ese chico, es más, si lo analizaba todo se daba cuenta de que Shikamaru podía haberle ganado por lo menos un par de veces antes pero lo evitó, alargó la partida ¿por qué? Seguramente por el placer de jugar. No se lo podía creer. Se levantó y extendió su mano hacia él.
Ha sido una partida increíble. Enhorabuena, espero que se repita.
Shikamaru estrechó su mano.
Gracias, es verdad que ha sido buena.
Los espectadores de la partida reaccionaron de distintas formas, los había que lanzaron un "¡oh!" desilusionado y quienes vitorearon de alegría y luego estaban los que dijeron: "lo de siempre", como Akane.
¿No te lo dije? —dijo a Sumire.
Vaya, pues si que tenías razón.
Es un asqueroso, te lo digo yo, no hay quien le tosa, creo que le van a prohibir participar en próximos campeonatos porque si no lo único a lo que aspiran los demás es a ser subcampeones.
Estás orgullosa de él, no lo niegues.
¿Qué dices? Anda y no inventes.
Shikamaru dobló su cuello hacia los lados varias veces. Sasuke seguía mirándole.
Nara ¿Te gustaría ayudarnos en el partido del sábado? Seria un honor para nosotros contar con tu consejo.
Mendokusei, Sasuke, no me seas tan estirado, somos compañeros ¿no?
¿Quieres ayudarnos, por favor, Shikamaru?
Si, por favor, por favor, Shika —Se acercó Kiba.
Sería estupendo, si nos ayudas seguro que ganaremos, dattebayo,
Va, colega, te necesitamos.
¿A mi? ¿No tenéis un entrenador?
Está de baja, por favor, necesitamos una buena estrategia —Insistió muy trágico Naruto.
Ayúdanos a preparar el partido —Suplicó Kiba.
Venga, no nos dejes tirados, ttebayo.
Mira que sois problemáticos... Necesitaría ver como jugáis, como sois como equipo.
Esta tarde tenemos entrenamiento —habló Sasuke—, ven y nos ves. Por favor, sabes que no me gusta pedir favores pero es que es la final.
Y también necesito ver como juega el otro equipo.
Tengo todos los partidos grabados —Añadió Sasuke—. Te los puedo pasar ¿Eso te serviría?
Shikamaru suspiró y miró los ojos suplicantes de Naruto y Kiba, lo haría por ellos, eran sus amigos.
Está bien.
Naruto y Kiba se chocaron las manos.
Pero Sasuke tiene que ver los partidos conmigo y explicarme algunas cosas, yo no entiendo demasiado de futbol.
El partido es el sábado, hoy es miércoles ¿Crees que te dará tiempo? —preguntó Sakura.
Creo que si pero ¿estarán de acuerdo los demás?
Soy el capitán, lo han dejado en mis manos.





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