miércoles, 5 de febrero de 2020

05. LOS DE LA OTRA CLASE

Anko continuaba hablando y todo el mundo protestaba y hacia preguntas. A Sumire le parecía que llevaba horas hablando y como no sabía muy bien de que iba todo ese tema y por más que lo intentaba no se enteraba, volvió a abstraerse en sus pensamientos.
Estaba demasiado emocionada como para preocuparse de algo que por lo visto a ella no le influía ¿o sí? Bueno, eran sus amigos y la cosa parecía importante, quizás debería prestar atención o mejor le preguntaría a Tenten a la hora de comer.
Un ruido seco la sobresaltó. La profesora había tomado dos cuadernos, se acercó a la mesa de Shikamaru y dejó caer uno de forma sonora, luego se dirigió a la de Akane.
—Nara, Kumoyuki, tenéis el honor de haber sido escogidos directores.
Shikamaru y Akane se quedaron mirando aquellos cuadernos como si fueran la cosa más insólita que hubieran visto nunca.
—Mendokusei... —Se quejó Shikamaru.
—¿Por qué nosotros? —protestó Akane—. ¿No has dicho que sería un trabajo en grupo? Deberíamos decidirlo todo entre todos.
—No creas que es porque sí, ¡Kiba, que te sientes bien! Es la decisión que hemos tomado el claustro de profesores, porque sí, no vamos a dejar que organice algo tan importante algún descerebrado. Los directores han sido escogidos teniendo en cuenta las aptitudes de todos, además estamos hartos de vuestras discusiones, a ver si cooperando juntos firmáis una tregua y nos dais algo de paz al resto del mundo ¿Me escuchas, Shikamaru? He dicho entre los dos, no quiero escaqueos de ningún tipo y eso va por todos. Deberéis colaborar entre vosotros o esto no saldrá. Shikamaru, Akane, esos cuadernos son para que hagáis una especie de diario de cómo va el proyecto, se revisará semanalmente y lo quiero lo más detallado posible.
"Entre todas las chicas de la clase tenía que ser Akane, preferiría colaborar con cualquier otra... maldita sea" se lamentaba Shikamaru.
"¡Será posible! ¡Con Shikamaru! ¿Es que no hay otro? ¿Tiene que ser con él?" También se quejaba mentalmente Akane.
Por más atención que intentaba poner Sumire seguía sin enterarse de lo que pasaba salvo que Shikamaru y Akane tenían que organizar alguna cosa para la función de fin de curso y ahora que lo pensaba recordaba que Tenten le había contado algo que sucedió entre alguien o algo que habían hecho.
Siguió observando a sus compañeros y como se quejaban de lo que fuera que había dicho la profesora hasta que sonó el timbre que indicaba que la clase había finalizado.
—Esperad, esperad —habló la profesora—. Se me olvidaba deciros que hoy, después de las clases, tenéis que ir al salón de actos donde se os darán más detalles ¿Entendido?
Anko, sin más, recogió sus cosas y se marchó.
No pasó un segundo cuando todos comenzaron a hablar entre ellos sobre la sanción que les habían impuesto. Mientras algunos se quejaban comentando lo duros que habían sido los profesores y lo injusto que era todo, unos cuantos se levantaron para saludar a la recién llegada.
—¡Sumire! —gritó Lee acercándose—. ¡Qué alegría volver a verte!
—¿Cuándo has llegado? —preguntó Chouji.
—Ayer.
—¿Y por qué no nos llamaste? —insistía Lee.
—Llamé a Tenten ¿verdad, Tenten?
—Si, pero ya era tarde.
—Es que estaba muy cansada por el cambio de hora y me pasé casi todo el día durmiendo.
Sai, el chico al que Sumire había visto dibujar durante la charla de la profesora, se había acercado también y esperó a que la chica dejara de dar abrazos y saludar.
—Perdona —dijo llamando la atención de Sumire—. Mira, te he hecho un dibujo durante la clase, espero que no te moleste, es que tienes una cara muy fotogénica.
—¡Hala! —exclamó al ver el folio que le daba con su rostro dibujado en él—. ¡Qué bien dibujas! ¡Soy yo!
—Me llamo Sai Burashi, espero que seamos amigos.
—Claro, claro.
—Yo soy Kankuro Sabaku —interrumpió otro de los chicos desconocidos para Sumire—. Estoy encantado de conocerte, muy encantado... ¡Ay!
Jisei había soltado un pequeño capón en la cabeza del chico.
—Eso quisieras tú –—dijo Jisei poniéndose en jarras delante de él—. ¿No ves que la asustas?
—¿Yo? ¿Qué he hecho? Si solo me he presentado —dijo tocándose la cabeza—. Eres una maldita bruja.
—Es que no me gusta tu aura, tiene un color como lujurioso.
—¿Qué color es ese?
—Como turbio.
—Ya, porque tú lo digas, en mi vida he oído decir que "las aguas vienes lujuriosas"
—Kankuro, no me líes.
—Sumire —interrumpió Tenten—. ¿Te acuerdas de Jisei?
—¡Claro que me acuerdo! Es la chica que echaba las cartas.
—Ten cuidado —habló Chouji—, Jisei es una bruja y da muy mal rollo, no es que yo crea en esas cosas pero es mejor no hacerla enfadar, no vaya a ser que te eche un "yuyu malo".
—¡Déjate de yuyus y que Sumire nos cuente cosas! —protestó Lee—. ¿Sabías que ibas a venir a este instituto y no has dicho nada?
—Que no, que no lo sabía, mi madre no me dijo que ya estaba matriculada en el instituto, es que yo me pongo muy nerviosa y prefirió no decirme nada ¡Pero ya estoy aquí!
Mientras todos parecían querer saberlo todo de Sumire, Shino se acercó a Shikamaru que se había quedado mirando el cuaderno que le había dado la profesora.
—¿No tiene nada escrito en él?
—Nada. Esto va a ser una verdadera molestia, aunque supongo que es un justo castigo por lo que pasó durante la exposición de ciencias.
—¿No vas a saludar a Sumire?
—Sí, claro, pero esperaré a que se despeje un poco el ambiente.
—¿Y no será que te has dado cuenta?
—¿De qué?
—De que vas a pasar mucho tiempo con Akane. Lo digo porque los dos sois los directores y seguro que tendréis que organizar muchas cosas, así que supongo que podrás encontrar el momento que solucionar la vuestro.
—No hay nada que solucionar.
—Sí que lo hay, tenéis un asunto pendiente que... ¿cómo lo diría yo? "corroe" el ambiente a pesar de lo amigos que sois.
—¿No eres tu muy exagerado? Ya sé que tenemos una conversación pendiente pero es tu amiga, la cabezota, la que no quiere hablar conmigo.
—Por eso, quizás ahora puedas convencerla. Por cierto, el Uchiha está hablando con ella y proponiéndole ser su ayudante.
—¿Ayudante de qué?
—En la obra. Creo haber escuchado algo sobre lo complicado que va a ser para ella ser directora.
Shikamaru miró hacia donde estaba Akane y vio que junto a ella estaban Sasuke, Sakura, Naruto e Ino.
—¿No será Sakura la que se ha ofrecido como ayudante?
—Yo solo te digo que el Uchiha ha sorprendido a todos con su ofrecimiento. Se ve que quiere ser más sociable.
—Maldito Uchiha —masculló entre dientes y cerró los ojos recostándose en su silla.
—¿No tarda mucho en venir el siguiente profesor? —comentaba Sakura mirando su reloj.
—Es Kakashi-sensei y ya sabes cómo es Kakashi, dattebayo.
—Oye, Akane —Ino se acercó a ella de forma intrigante—. ¿Te has dado cuenta de que ahora que Shika y tú vais a ser directores vais a pasar mucho tiempo juntos?
—¿Qué me quieres decir?
—Que vais a pasar mucho tiempo juntos, tendréis muchas cosas que hacer y ya sabes lo que pasa cuando Shikamaru pasa mucho tiempo con una chica.
—No te sigo.
—Que la gente os va a ver .
—Acuérdate de cuando tuvo que hacer el proyecto con Temari —añadió Ino.
—Creo que quieren decir que vas a pasar a formar parte de la "leyenda" —sonrió Sakura.
Akane miró con terror a Ino, luego a Sakura y después de nuevo a Ino, se cruzó de brazos y con gesto decidido y enfurruñado se acercó a la mesa de Shikamaru.
—¡Eh, ciervo! Despierta, tenemos que hablar.
—¿Qué pasa? —contestó sin abrir los ojos.
—¡Akane! —gritó Naruto—. Enróllate con él, así al menos sacarás algo.
Shikamaru abrió los ojos ¿De qué demonios hablaba el loco de Naruto?
—¿Por qué no te enrollas tú con él? —replicó Akane—. Así seguro que habría más "tema" del que contillear. Y tú ven conmino.
Akane con paso firme se alejó hasta el final de la clase, Shikamaru, bostezando, la siguió.
—¿Qué querrá decirle Akane a Shikamaru? —comentaba Naruto mirándoles.
—Supongo que quiere decirle que en público no se acerque a ella a menos de un metro —bromeó Ino—. Akane no quiere convertirse en otro "trofeo".
Shikamaru, con el ceño fruncido y los brazos cruzados delante del pecho miraba a Akane.
—¿Y qué me quieres decir?
—Que no me toques las narices, vamos a pasar mucho tiempo juntos, más vale que intentemos llevarnos bien.
—Eso no me lo digas a mí. Eres tú la que no quiere hablar conmigo.
—Eso ahora no tiene nada que ver.
—Shino tiene razón, si aclarásemos las cosas podríamos hacer las paces.
—No hay nada que aclarar.
—¿Sabes cuál es tu problema? Que no quieres escucharme, yo estoy dispuesto a hablar contigo porque no tengo nada de qué avergonzarme, no parece ser tu caso.
—Ya, esa es tu versión.
—Al menos yo estoy dispuesto a hablar y a escucharte, quiero escucharte, quiero escuchar tus explicaciones, no como tú, que eres la persona más rencorosa que he conocido en mi vida.
—Tú limítate a mantenerte alejado de mí. Ya me ocupo yo de mis rencores.
—Si tan solo me dejases hablar, mujer cabezota.
—A eso me refiero... ni lo intentes ¿me entiendes, no?
Shikamaru suspiró. Discutir con Akane le agotaba, metió las manos en los bolsillos.
—No te preocupes, procuraré no arrimarme mucho a tu cabeza de calabaza.
Se giró para marcharse, ella ya le había dado el aviso, allí no hacía nada. Alzó la vista y se encontró con los ojos oscuros de Sasuke observándole.
—Mendokusei —musitó y desvió la mirada para casi toparse con Temari.
—¿Puedo hablar contigo un momento?
—Esta mañana te estuve esperando —dijo mientras veía a Akane marcharse con gesto enfurruñado hacia el grupo donde estaban sus amigas.
Temari le miró casi con pena, Shikamaru volvió a suspirar, agarró una silla que tenía cerca y se sentó.
—¿A que lo adivino?
—No he podido evitarlo —Temari habló en voz baja y se sentó en otra silla cerca de Shikamaru.
—Mendokusei... y luego dirás que las mujeres no sois problemáticas.
—Soy humana, Shikamaru, no soy un ser perfecto que nunca comete errores.
—No te comportas como la Temari que yo conozco.
—Ni siquiera yo me siento como la Temari que soy.
—Lo que no entiendo es porqué luego te sientes así de mal
Enfrascados en su conversación no se percataban de que Neji seguía observándoles con cierta envidia. No es que estuviese celoso, no, por supuesto que no, lo que pasaba es que no entendía a que venía tanto secreto si, según decían, no había nada entre ellos.
Por más que Temari insistía en que solo era amigos, cada vez que los veía juntos sentía una especie de espinita clavándose en su interior. ¿Eran celos? No, quizás envidia, pero no celos. Le daba envidia porque a pesar de la confianza que parecía tener con él, a pesar de las confidencias que tenían el uno con el otro, de todo lo que ella sabía de su vida y lo que él sabía de la suya, a pesar de todo, había algo que no se atrevía a compartir con él.
—¿Nii-san? —Una dulce vocecilla sacó a Neji de sus pensamiento, era su prima Hinata que, a su lado, le miraba esperando una respuesta.
—Perdona, Hinata ¿Qué decías?
—¿No deberíamos ir a saludar a Sumire?
—Es cierto, pero mejor esperamos a que no haya tanta gente a su alrededor, para no agobiarla.
—¿Quién es esa chica? —preguntó el chico de pelo rojizo y ojos verdes al otro lado de Hinata.
—Es Sumire —contestó Hinata—, era compañera nuestra en primaria.
—Y casi toda la secundaria, se fue hace dos años a España —añadió Neji.
—Es que su madre es española.
—Parece que es muy popular.
—Es que es muy simpática y contagia alegría —dijo Hinata.
—Luego te la presentamos, Gaara, ya verás, te va a caer bien. A tu hermano parece haberle gustado bastante.
—A Kankuro le gusta cualquiera que sea de género femenino. Oye ¿No está tardando mucho Kakashi-sensei?
—Sí, demasiado. Creo que voy a ir a preguntar a ver qué pasa.
...
Tanto la llegada de Sumire como las noticias sobre la sanción que debían cumplir tuvieron a los, por lo general ruidosos alumnos de 2-2, demasiado alterados.
Llegó la hora de la comida y Chouji miraba con asombro como Ino y Sakura parecían dispuestas a "secuestrar" a Sumire para que comiera con ellas.
—Se ve que se alegran de verse —comentó Shikamaru a su lado—. Las mujeres son muy escandalosas.
— ¿Dónde vamos a comer hoy, Shika?
—¿No vamos a comer donde coma Ryuko, como siempre?
—Lo dices como si yo siguiera a Ryuko —murmuró en voz baja mirando alrededor para asegurarse de que nadie escuchaba esa conversación.
—Oye, Sumire —preguntaba Ino—. ¿Dónde vas a comer?
—Conmigo —contestó Tenten—. Tenemos muchas cosas que contarnos ¿A que si, Sumire? Vamos a ir al comedor exterior, que Sumire no lo conoce ¡Tenemos un comedor al aire libre, Sumire!
—Pues entonces nos veremos allí. Nosotras hemos quedado con Sasuke para comer.
—¿Con Sasuke Uchiha? ¿Aún seguís intentando ligároslo?
—Chist, calla, no te vaya a oír.
—Pero hoy podemos comer con Sumire —propuso Ino—, le voy a decir a Hinata que venga con nosotras.
—¡Ay, si! —exclamó Sumire—. ¡Aún no la he saludado y estoy deseando hacerlo!
—¡Tenten! —Kiba llamó la atención de la chica—. ¿Vamos a comer?
—Hoy voy a comer con Sumire ¡Tenemos mucho de qué hablar! ¿Nos puedes traer unas latas? Luego te lo pago.
—Sin problema. Nos vemos abajo.
—¿Vamos nosotras también? —interrogó Ryuko a Jisei y Akane.
—Mejor no —contestó Jisei—. Dejemos que Ino y Sakura pongan al día a Sumire de todos los cotilleos del instituto, se nota en sus auras que están deseando hacerlo.
—Pero vamos también al comedor exterior —habló Akane—. Me apetece comer al aire libre.
Chouji miró a Shikamaru como si quisiese que este le leyese el pensamiento.
—Parece que hoy nos toca en el exterior —suspiro Shikamaru.
—¿Qué haces, Jisei? —preguntó Akane al ver a su compañera rebuscar en su cartera.
—Mis runas, juraría que las había metido en la cartera. Es que quería echarlas porque noto unas vibraciones muy fuertes.
—¿Por lo de la sanción? —interrogó Ryuko.
—Son varias cosas las que me tienen intrigada. Id yendo vosotras a reservar mesa, no vaya a ser que nos quedemos sin sitio.
—Como quieras —dijo Akane—. Nos vemos abajo. Chouji ¿Vosotros coméis hoy con nosotras?
—Tú lo que quieres es comerte mis bolas de arroz.
—¡Cómo lo sabes! Nosotras vamos al comedor exterior, allí os esperamos.
—Sí, sí, ya vamos.
Akane y Ryuko fueron las primeras en salir del aula. No habían caminado ni dos metros por el pasillo cuando vieron, apoyado en una de las paredes, a alguien que conocían y no esperaban encontrarse, era una chico grande, alto y grueso, de cabeza redonda coronada con una cresta naranja y unos ojos pequeños y juntos.
Las dos chicas se pararon de inmediato, quedándose quietas como si las hubiesen clavado en el suelo.
—Hombre, mira, la muñequita "ojos de caramelo" —habló burlón el chico.
—¡Jirobo, ni te acerques a ella! —gritó Chouji acelerando el paso hasta ponerse delante de Ryuko.
—Vaya, apareció el gordito que quiere dárselas de héroe ¿Qué pasa, gordito? ¿Solo quieres para ti a ojos de caramelo?
—Déjalo, Chouji —Shikamaru detuvo a Chouji antes de que este reaccionase.
—Claro, no podía faltar el patético de tu amigo.
—No le hagas ni caso —Volvió a hablar Shikamaru sin dejar responder a Chouji.
—Sí, haz caso al perdedor.
—¿Qué pasa aquí? —Orochimaru se acercaba a grandes pasos—. Vamos, cada uno por su lado.
—No hemos empezado nosotros, sensei—habló un chico pálido de pelo blanco y largo hasta los hombros y ojos verdes—, han sido ellos los que se han puesto a la defensiva.
—Ellos no deberían estar aquí —dijo Sasuke que, al igual que más alumnos, había acudido a ver qué pasaba—, esta no es su zona.
—Yo les he dicho que viniesen —habló Orochimaru mirando fijamente a Sasuke—, son mis ayudantes ¿Algún problema, Uchiha? —Sasuke no contestó y Orochimaru sonrió—. Venga, aquí no hay nada que ver, seguid con lo vuestro. Ya nos veremos, Uchiha.
Jirobo se apartó y Akane, agarrando a Ryuko de la mano, fue la primera en moverse. Todo el mundo empezó a moverse salvo Sasuke que se quedó allí, quieto, mirando como Orochimaru, Jirobo y Kimimaro, el chico de pelo blanco, se marchaban en dirección contraria, por eso se extrañó al ver a Kimimaro detenerse de pronto.
Kimimaro se había quedado quieto, como si no supiera de repente que hacer. Frente a él Jisei parecía encontrarse en la misma situación. Durante unos segundos ambos se miraron deseando decirse algo pero sin atreverse a hablar y fue Temari la que apareciendo de improviso por detrás de Jisei sujetó a esta de la muñeca y la arrancó de allí haciendo que la siguiese.
Jisei no se quejó, solo camino detrás de Temari. Kimimaro se giró un poco para verla marchar y de paso encontrarse con los ojos de Sasuke que le observaban. Retiró la mirada de la de Sasuke y siguió con su camino.
El comedor exterior era una zona habilitada para tal función en unos terrenos pertenecientes al instituto situados detrás del pabellón central. Tenían una cafetería con un amplio comedor pero la nueva directora observó que la mayoría de los alumnos prefería comer en las aulas o se reunían y sentaban en la hierba sobre todo cuando hacía buen tiempo, así que pensó que era una buena idea limpiar todo aquello y colocar unas mesas de madera con bancos incluidos y de paso algunas papeleras.
—¡Vaya! —exclamó Sumire —¡Cuánto lujo! Comer aquí es como ir de picnic ¡Ay que emoción! Que fantástico es compartir la comida con los amigos, una de las cosas que extrañaba en España era comer con mis amigos.
—¿No comíais juntos o es que no tenías amigos?—preguntó Ino.
—No, sí, claro que tenía amigos, pero no comíamos juntos, allí no se hacen así las cosas, yo tenía instituto solo por la mañana, salía a las dos y media y nos íbamos a comer cada uno a nuestra casa.
—¿Tan tarde? —Se extrañó Sakura.
—Sí, allí se cómo tarde, hay horarios diferentes, no nos levantábamos tan temprano como aquí y nos acostábamos tarde.
—Vamos a sentarnos en esa mesa. Mira, Akane y Ryuko están ahí —habló Tenten—. Y no te preocupes por la bebida, Kiba la trae.
Las cinco chicas, Ino, Sakura, Hinata, Tenten y Sumire, se sentaron en una de las mesas y comenzaron a abrir sus fiambreras.
—¡Qué bonito es todo esto! ¡Me encanta!
—Se te ve muy ilusionada —comentó Hinata.
—¡Ay que guapa estás, Hinata! Eres como una muñequita. Yo te recordaba guapa y no has cambiado nada, solo te ha crecido el pelo y además un montón.
—G-gracias —respondió Hinata con bastante apuro.
—¿Ya tienes a Naruto loco por ti?
—N-no, más bien no.
—Pues que tonto debe ser.
—Sigue detrás de Sakura —intervino Ino—, es muy insistente y pesado.
—Pues como vosotras —habló ahora Tenten—, que seguís detrás de Sasuke. Hay cosas que parece que no cambian, Sumire.
—Como tu pelo, Sumire —añadió Ino—, sigue igual de alborotado como antes.
—Es que mi pelo tiene personalidad propia.
—Mira que eres problemática, Ino —se escuchó de pronto la voz cansada de Shikamaru.
—¡Shikamaru! —exclamó Sumire—. Tú sí que estás como siempre.
—¿Aún te acuerdas de mí?
—Es imposible que me olvide de tu coleta, es la coleta más tiesa que he visto en mi vida.
—Hablando de coletas tiesas —interrumpió Ino—, tu amiga está intentando llamar tu atención, Shika.
Haciendo un gesto con la cabeza Ino señaló hacia detrás de Shikamaru, este se giró, en realidad todos miraron en esa dirección, allí estaba Temari con cara de esperar algo.
—Mendokusei... Olvidé que le había dicho a Temari que comería con ella.
—¡Ya traigo las bebidas, señoritas! —Kiba llegó cargando varias latas.
—Gracias, Kiba —sonrió Tenten—. Te invitaría a sentarte pero esta es una mesa solo para chicas.
—Bueno —dijo Shikamaru—, ya nos veremos, Sumire.
—A la fuerza tienes que verla —añadió Sakura—, eres su alumno tutor.
—Yo me voy a comer con Ryuko y las chicas —dijo Chouji.
—Voy contigo —se apuntó Kiba—. Que os aproveche. Ya hablaremos, Sumi-chan.
—Pues vamos, Kiba, que tengo mucha hambre.
Kiba y Chouji se acercaron a la mesa de Ryuko y Akane donde ahora también estaba Jisei y ninguna de las tres parecía muy alegre.
—Uy que mal rollo hay por aquí —comentó Kiba—. ¿Molestamos?
—No, que va, sentaos, a ver si vosotros nos animáis —dijo Akane.
—¿Es que ha pasado algo?
—El gilipollas de Jirobo que ha vuelto a meterse con Ryuko —volvió a hablar Akane.
—Cuida esa boquita, señorita.
—En realidad se ha metido conmigo —intervino con tristeza Chouji—, lo que pasa es que sabe que me jode que diga cosas de Ryuko.
—Vamos a olvidarlo —dijo Jisei—, no podemos dejar que "ese" perturbe nuestros chacras ¿Habéis visto lo genial que está Sumire?
—Está igual que cuando se fue —habló Ryuko—, solo que más alta.
—¿Puedo sentarme con vosotros? —Les sorprendió la voz de Sai que les miraba con una bandeja en las manos y sonriendo—. En la cafetería hay mucho jaleo.
—Apaláncate, tío, que hay sitio —Le animó Kiba.
—La chica nueva es muy mona ¿verdad? —habló Sai mientras se sentaba.
—¿Qué traes de comida? —interrumpió Chouji—. ¡Patatas! ¿Puedo?
—Sí, claro, tú mismo.
—Le has dibujado un retrato muy bueno —comentó Akane—. Me refiero a Sumire. Yo pensé que no dibujabas retratos.
—No suelo hacer retratos, me gustan más los paisajes, pero es que esa chica tiene una cara muy simétrica, muy armoniosa, yo creo que es de esas caras que se acercan a la proporción aurea.
—Vamos, que le ha resultado atractiva —explicó Ryuko al ver a Kiba y Chouji mirar a su compañero con la boca abierta y gesto de no entender nada de lo que decía.
—¡Anda! —exclamó Kiba— ¡Y yo que pensaba que eras gay! ¡Anda que pillín! ¡Que te ha gustado Sumire!
—¿Y por qué pensabas que era gay?
—Será porque nunca se te ha visto interesado por ninguna chica —respondía Chouji—. Oye, que buenas están estas patatas.
—Qué cosa tan curiosa —reflexionó Sai.


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