jueves, 6 de febrero de 2020

14. MANDARINA Y MENTA

Sasuke, Akane, Ryuko y Chouji habían subido al tren. Sasuke había propuesto ir a un sitio que conocía, no estaba muy lejos y seguro que les gustaba. Al principio Chouji y Ryuko dijeron que no pero Sasuke insistió, podía no haberlo hecho e ir solo con Akane pero pensó que Chouji parecía un buen chico y no iba a hacerle daño echarle un cable. Era la primera vez que pensaba en otra persona y no en un propio interés, esto le causaba una especie de incomodidad pero bueno, también le venía bien que fuesen con ellos, él no hablaba mucho así que, como no sabía de que hablar, seguro que terminaría aburriendo a Akane, al menos, al estar con su amiga se distraería.
El lugar era realmente precioso, un gran lago rodeado por un bonito jardín muy bien cuidado, lleno de flores y un verde césped; también había barcas para navegar por el lago y en el centro de éste una fuente emergía.
—Espero que te guste, Cenicienta —dijo sonriendo a Akane
—¡Es precioso! —exclamó Ryuko
—Yo diría que es tan perfecto que da miedo —añadió Akane
—Pensé que te gustaría.
—Carai, chico, sí que sabes impresionar a las chicas —dijo de nuevo Akane.
—Estuve pensando en un lugar agradable para tomar algo y charlar.
—¡Ah! —exclamó ahora Chouji—. ¿Qué también se puede comer?
—Hay una heladería por aquí, mi madre dice que tienen los mejores helados del mundo.
—¿Y se puede subir uno a las barcas? —preguntó Akane.
—Pues claro, para eso están.
—¿Podremos subir? ¿Subirás conmigo?
—Todo lo que tú quieras, Cenicienta.
Akane caminaba al lado de Sasuke, Chouji y Ryuko se quedaron un poco atrás.
—Todo esto es muy bonito —comentó Ryuko—, pero seguro que es muy caro.
—Bueno siempre podemos sentarnos en la hierba y disfrutar del paisaje, no creo que cobren por eso.
—¿Estás incómodo?
—No, porque estoy contigo, estaría más cómodo sin el Uchiha pero se puede soportar, sobre todo si hay helado.
El que si estaba incómodo era Sasuke pero no porque estuvieran Chouji y Ryuko, era una molestia interior que le hacía sentirse extraño, tampoco era porque pensase en Sakura, era un desasosiego que de vez en cuando le llegaba, como un calor repentino que se adueñaba de sus sentidos y una necesidad tremenda de acercarse al cuello de Akane y aspirar ese condenado olor agridulce ¿Pero qué clase de colonia usaba esa chica? Si, era algo muy molesto.
—Perdona, Akane —Ryuko llamó la atención de su amiga.
Akane se acercó a ella y Ryuko le murmuró algo.
—¡Ah, yo también!. Sasuke perdona pero ¿Habrá algún sitio para ir al aseo? Es que... ya me entiendes.
Para Ryuko lo increíble de Akane era que siempre lo decía todo con una naturalidad que la pasmaba, no como ella, que a veces se ahogaba en un vaso de agua.
—Claro, mira ya estamos llegando a la heladería.
Efectivamente ya llegaban. Sasuke y Chouji se acercaron al expositor de los helados mientras las chicas buscaron los aseos. Sasuke miró a Chouji que observaba atentamente la lista de precios.
—¿Algún problema?
—No, por mí está bien, como tengo necesidad de comer a menudo mis padres siempre me dan algo extra, es por Ryuko.
—¿No tienes dinero para invitarla?
—No, no. No estamos saliendo, no es una cita y no la he dicho que la invitaría, podría sentirse incómoda, eso sin contar que Akane lo mismo se enoja, tú no sabes cómo es Akane.
—¿Cómo es Akane?
—No le gusta que los chicos presumamos delante de las chicas pagando las consumiciones.
—¿Considera que invitar a una chica es presumir?
—No, no me he explicado bien, en realidad se enfada con las chicas por dejar que los chicos paguen todo.
—Entonces no lo considera justo para nosotros.
—Eso y que creo que tuvo una mala experiencia, un chico la invitó y luego se creyó que ella debía pagarle.
—¿Le pidió su parte?
—No, no lo has entendido. El tipo quiso cobrárselo metiéndola mano.
—¿Quieres decir que la invitó para poder enrollarse con ella?
—Por lo visto hay tipos así. Ella no ha tenido mucha suerte en sus citas.
—No me extraña que sea tan desconfiada.
—Akane es muy peculiar, ya te darás cuenta.
A punto estuvo de decir que Akane era una buena chica pero pensó que eso era como traicionar a Shikamaru, a ver si al final, por su culpa, le iba a gustar Akane.
—No hace falta que nos sentemos en una mesa de la terraza —habló Sasuke—, podemos pedir algunas tarrinas para llevar y sentarnos en la hierba.
—Creo que tengo una idea mejor ¿Te molestaría que Ryuko y yo nos fuéramos a dar una vuelta solos?
Sasuke se cruzó de brazos y sonrió levemente.
—Me gustaría pasear con ella, a solas —añadió Chouji.
—Lógico.
Sasuke notaba que a Chouji le gustaba mucho la chica, en fin, adiós a sus planes, debería enfrentarse solo a Akane y a su colonia.
—Hazte un favor —dijo—. Aprovecha las circunstancias.
—¿Qué?
—Es un lugar agradable, tranquilo, ella está preciosa, deberías decirle algo.
Chouji le miraba muy extrañado, aquel chico no era el Uchiha que él conocía, ese era un impostor, seguro.
No hablaron más hasta que llegaron las chicas.
—Bueno, ya estamos aquí ¿Qué hay? —dijo Akane.
—Es que a mí me apetece dar una vuelta por estos jardines —dijo Chouji—, ¿No te gustaría dar una vuelta conmigo, Ryu? Podemos pedir el helado para llevar y así les dejamos solos, que al fin y al cabo, tienen una cita.
Akane parecía querer decir algo pero Ryuko se le adelantó.
—Sí, sí, también me apetece dar un paseo y ellos que se suban a las barcas si quieren y lo que sea que se haga en las citas.
Akane no salía de su asombro ¿Chouji se había atrevido a...? ¿Y Ryuko no había dudado en... ? ¡Uy, cuanta decisión! ¿sería por el precio de los helados? Akane observó la lista de precios y suspiró, pues si, sería por eso.
—Tú y yo los tomaremos en la terraza, Cenicienta, yo te invito, soy el príncipe.
—Es bastante caro todo, la verdad, no quiero que te sientas obligado a gastarte el dinero.
—Ya te dije que hoy te invito yo y a la próxima, tu.
—Es la excusa perfecta para pedir otra cita —intervino Chouji—. Que listo el Uchiha.
"¡Qué demonios!" pensó Akane "¡para una vez que voy a salir con el Uchiha, que me invite si quiere! Espero que luego no quiera que yo lo invite a algo igual de caro, bueno, eso será problema de la Akane del futuro".
—Bien pues ya está — continuó Ryuko bastante decidida—. Cuando queráis iros nos dais un toque al móvil. Vamos a pedir.
—La señorita y yo —dijo Sasuke a uno de los dependientes—, vamos a sentarnos a la terraza, por favor, llévenos la carta.
—Bueno, pues ala —dijo Akane mirando a Chouji y Ryuko aun algo incrédula—. ¡Qué os lo paséis bien!
—Cualquier cosa me llamas ¿vale?
—Sí, sí, lo mismo digo y tú pórtate ¿Eh?
Allí se separaron.
Akane miraba la carta de helados, parecía tener una risilla floja en los labios.
—¿Qué te pasa? ¿De qué te ríes?
—De que me has llamado "señorita", nadie me había llamado antes señorita ¡Que glamour, chico!
—¿Los chicos con los que has salido antes no... ? Perdona, no quería ser indiscreto.
—Hoy estás extrañamente... ¿cómo lo diría?
—¿Hablador?
—No tanto, digamos, sociable.
—¿Tan insociable soy normalmente?
—No te ofendas, somos como somos, tenemos que aceptarnos, es lo que nos hace especiales ¿no?
—¿Sabes lo que te hace especial a ti?
—¿A mí? Que tengo mal genio, supongo, es lo que todo el mundo dice ¿Tú sabes lo que quieres? Todo tiene una pinta tan deliciosa...
—Puedes pedir de varios sabores, a tu gusto.
—Pues a lo mejor es demasiado, no sé si podría con tanto.
—Entonces, pidamos uno para los dos.
—A ver, a ver, no me decido si mandarina o chocolate ¿Tú que crees? Tiene que ser algo que combine con lo que tú pidas.
Sasuke hizo un gesto al camarero que se acercó.
—Tráiganos una copa número 6 con mandarina, chocolate y menta.
—¿Te añadimos nueces a la nata?
—¿Te gustan las nueces, Akane?
—Podemos poner otra cosa, almendras, virutas de caramelo...
—No, nueces está bien —respondió Akane.
—¿Algo de beber?
—Dos especiales de la casa.
—De acuerdo, enseguida estarán.
...
Chouji y Ryuko se habían sentado en la hierba mientras tomaban sus helados.
—Qué bien se está aquí —habló Ryuko.
—Sí que se está bien y que rico está el helado.
—Cierto, está delicioso.
—El mío está de muerte.
—El mío también ¿Quieres probar un poco?
—¿Puedo?
—Claro y yo también quiero probar el tuyo.
—Hmmm... ¡Qué bueno! —exclamó después de tomar un poco de la tarrina de Ryuko con su cucharilla.
—¿A que sí?
—Está realmente bueno. Prueba el mío. Yo ahora no se cual está mejor.
Mientras veía a Ryuko comer de su helado pensó que no podía estar pasándolo mejor, la idea de espiar a Akane había sido brillante, lo que le hacía recordar la preocupación de Ryuko por su amiga.
—¿Estás más animada?
—Sí, estoy bien. Creo que mi problema es que dependo demasiado de Akane, a veces pienso que nunca la ayudo en nada.
—No digas eso, siempre estás a su lado, seguro que eres un gran apoyo.
—¿Tú como lo sabes?
—Porque sí, porque lo noto, a Akane le gusta ocuparse de todo y creo que aprecia mucho tu amistad porque tú eres una de esas personas que...
Chouji no sabía cómo explicarse, como decirle lo cálida y agradable que le parecía.
—Tú... tú... tú me gustas mucho.
Ryuko le miró llena de vergüenza, el chico dirigía su mirada hacía el lago.
—Shikamaru es mi mejor amigo —Continuó tratando de no dar importancia a lo que había dicho—, siempre he contado con él para todo, haré lo que sea para ayudarle, valoro su amistad por encima de cualquier cosa, así que averiguaré lo que pasó entre ellos y podremos ayudarles.
—Tú sí que eres un gran amigo.
—Y —Sonrió con malicia—, a lo mejor se reconcilian, quien sabe.
—Si es que hubo algo entre ellos... —Empezó a decir Ryuko.
—... a lo mejor aún quedan restos —Terminó Chouji.
Y llenos de un optimismo renovado rompieron a reír.
...
Sasuke hablaba poco, estaba demasiado absorto observando a Akane comer helado, mirando como los ojos de la chica brillaban mientras cogía un trozo con la cucharilla como si adivinara el placer que ese trocito le iba a proporcionar, como lo paladeaba y saboreaba, nunca se le había ocurrido pensar que ver a alguien comer pudiera ser tan hipnotizante.
—¿Te pasa algo Sasuke?
—No, solo pienso que en mi vida me he perdido muchas cosas por no mirar alrededor.
—Eso nos pasa a todos.
—¿Todas las chicas sois iguales? Quiero decir que tú... yo nunca había visto...
Akane le miró confusa.
—¿Es que tengo algo raro? ¿Me he manchado?
—No, es que, no sé, me resulta llamativa tu forma de comer y...
Akane sonrió.
—Es por el chocolate.
—¿Qué?
—Que es culpa mía, por el chocolate. Es que me descontrolo, me olvido de todo, solo puedo pensar en el chocolate.
—¿Cómo te descontrolas?
—Me olvido de donde estoy y si estoy con alguien, es como que me evado del mundo.
—Lo siento, no lo sabía, no debí haber pedido más chocolate.
—No es culpa tuya, yo podía haber elegido otra cosa pero es que no lo puedo evitar ¡Buah! Ahora sí que te pareceré un bicho raro.
—Eres tan distinta a las chicas que suelo tratar que me asombras y yo... es que eres como este helado de mandarina.
Akane mantuvo la cucharilla en la boca mientras miraba el helado, luego se la sacó, sonrió y señaló con ella a Sasuke.
—Es igual que mi pelo ¿Eh?
—No, yo lo decía porque eres dulce y refrescante.
—¡Qué comparación tan bonita! Nadie nunca había dicho que yo fuera refrescante y menos aún dulce. Si en este helado yo soy la mandarina tú podrías ser la menta.
—Pues quizás sí porque la menta tiene un sabor intenso y deja algo de picos en la boca, no a todo el mundo le gusta la menta.
—Entonces este helado es como nuestra esencia, si tomo un poquito de cada —Hizo lo que estaba diciendo—, sabré como es una combinación nuestra... Vaya, no está mal, no combinamos mal del todo. Oye y dime ¿Sakura que sabor sería?
—¿Sakura?
—Sí, Sakura, ya sabes, la chica del pelo rosa de nuestra clase, esa chica que tanto te gusta.
—Pues no sé, supongo que cerezas.
Teniendo en cuenta que Sakura es el nombre de la flor del cerezo, Akane rompió a reír.
—¡Qué poco original eres! ¿Te gustan las cerezas? Bueno, que tontería ¡claro que te gustan las cerezas! ¿Y Karin?
—¿Karin?
—Estás un poco lento de reflejos, si, Karin ¿Es que no se llama Karin esa amiga tuya? Ya sabes, pelo rojo, gafas y que huele tan bien.
—¿Huele bien?
—¿No te has dado cuenta? Huele muy bien, yo me he acercado poco a ella pero me ha llamado la atención lo bien que huele.
—Qué curioso. Si, se llama Karin, pues creo que sería sabor a fresa; si, es dulce pero ácida a la vez, fresas.
—Carai, también te gustan las fresas ¿eh? Pero creo que te gustan más las cerezas ¿O no?
—Pero aquí no hay cerezas ni fresas, solo mandarinas.
—Te tendrás que conformar ¿Quieres probarme?
Akane le ofreció una cucharada de helado, Sasuke puso la mano encima de la suya y la bajó.
—Claro que quiero probarte —murmuró—, me muero por probarte... ¡Lo siento! ¡lo siento! ¡No sé lo que me ha pasado!
Akane le miraba con los ojos muy abiertos.
—¿Te encuentras bien?
—No, no me encuentro bien ¡Es ese maldito perfume que parece apoderarse de mí!
—¡Ostras! ¡El potingue de Jisei! ¿No me digas que al final si va a funcionar?
—Perdona, supongo que ahora querrás irte, voy a pagar —Se levantó de su asiento.
—Espera, no me quiero ir, además tengo que terminar esta delicia.
—Pero yo te he ofendido.
—¡Ah, no! No me has ofendido, al contrario, si me ha encantado, ahora se me ha inflado el ego ¡Bah! No seas tan formal, he oído barbaridades peores.
Sasuke se sentía realmente avergonzado y no sabía dónde mirar, era increíble que él, un Uchiha, hubiera perdido el control de sí mismo de esa forma.
— Me prometiste dar un paseo en barca.
—Estoy muy avergonzado.
—Ya, pero yo quiero mi paseo en barca ¿A que no sabes una cosa? Cuando te vi antes en las esquina, esperándome, yo también pensé que te daría un buen repaso.
Ahora era Sasuke el que la miraba con los ojos abiertos de par en par.
—¿Qué pasa? Las chicas también pensamos barbaridades, en realidad nuestro pensamiento es peor que el vuestro, te lo digo yo y tú estás tremendo, pero no tengas miedo, no te voy a violar, sé contenerme, tendría que comer mucho chocolate para eso.
Sasuke sonrió levemente.
—Vamos, come, este chocolate está buenísimo ¡creo que me va a dar algo!
"A mi sí que me va a dar algo" pensó el chico y volvió a guardar silencio.
—Venga, si tú no comes me siento mal. Toma —Akane llenó su cucharilla de helado—. Verás, cierra los ojos y deja que el sabor se extiendo por tu paladar, venga abre la boca y cierra los ojos.
Dudando, Sasuke hizo lo que la chica le ordenaba, le parecía algo ridículo pero cuando cerró los ojos y se centró el paladear el chocolate, dejando que aquel sabor intenso inundara su paladar, entendió lo que trataba de explicarle.
Akane miraba su cucharilla, ahora Sasuke la había chupado ¿Qué hacía? No podía evitar sentir cierto escrúpulo, no era muy amiga del intercambio de fluidos corporales, bueno, metió la cuchara en el chocolate, no iba a renunciar a esa delicia, y es que el chocolate la hacía olvidarse de todo.
—¿A Sakura le gustan los dulces?
—¿A qué viene ahora hablar de Sakura?
—Es porque te veo muy serio, pensé que te gustaría hablar de ella, normalmente hablar de la persona que nos gusta ánima bastante.
—Eres tan extraña. Me confundes continuamente.
—Solo quiero que estés cómodo, te veo tenso ¿Te sientes mal por estar conmigo?
—No, me encanta estar aquí, contigo y verte comer chocolate.
—Vaya —Sonrió pícaramente—, eres un poco pervertido ¿Eh?
—¡No! ¿Eso crees de mí? —Sasuke se sentía cada vez más incómodo, para ser honestos, mientras la veía comer el helado, un par de veces había tenido unas ideas algo "inapropiadas"—. ¿Piensas que yo... ?
—Tranquilo que era una broma, pues sí que te tomas en serio las cosas, chico. Vale, trataré de no pasarme más, lo siento.
—Está claro que no sé tratar a las chicas —dijo mirando al suelo.
—No hay un manual para aprender a tratarnos, solo hay que conocernos, cada cual somos de una forma, Hinata es muy dulce, Temari orgullosa, Tenten alegre y confiada, Jisei... Jisei es Jisei. No nos puedes tratar a todas por igual, somos como vosotros ¿Tú te imaginas lo que pasaría si en lugar de ti estuviera ahí Naruto? Seguramente nos pelearíamos por el helado ¿Y Kankuro? No lo quiero ni pensar, una vez Tenten dijo que las marionetas que hacía eran un amor y casi tuvimos que separarlo de ella con agua hirviendo, en la vida se me ocurriría decirle que el chocolate me descontrola y te advierto que a mi Kankuro me gusta, pero manteniendo las distancias.
—Me gustaría saber tantas cosas de ti. Me gustaría saber cómo hablarte, como tratarte.
—Pues yo soy muy normal, tú ser así, eres un chico silencioso pero no me importa, ya hablo yo por los dos, por eso me atraéis tanto los silenciosos.
Sasuke suspiró, aquella situación y aquel perfume que le llegaba a oleadas cada vez más fuertes le estaba desbordando, él no estaba acostumbrado a aquello, eso no podía continuar así, se sentía desprotegido. Tenía que mantener la calma ¿Dónde estaba el Sasuke tranquilo y frío de siempre? Estaba con una chica agradable, le gustaba ¿Y qué hacía? Comportarse como un tonto ridículo. Definitivamente tenía que conseguir el control de esa situación, debía intentar ignorar ese olor y el calor que empezaba a invadirle, debía ser él mismo. A ver ¿Qué le apetecía en ese momento? Respiró profundamente ¿Qué quería? Si, había algo que llevaba deseando toda la tarde ¿Sería correcto? ¡Y que más daba!
Lentamente acercó su mano a una de las manos de la chica y rozó levemente el dorso con la yema de sus dedos para, inmediatamente y sin dar tiempo a reaccionar a Akane, agarrársela suave pero con seguridad, entonces clavó sus negros oscuros en aquellos de color azul.
—Eres como la mandarina que logra suavizar el sabor de la menta, no sé lo que tienes pero a tu lado me siento distinto, creo que me gustas y yo suelo probar siempre lo que creo que me gusta.
Ya lo había dicho.
Akane tenía en ese momento la cucharilla en la boca y así se quedó, prácticamente helada, mirando entre aturdida y asustada a su acompañante.
"Esto está empezando a pintar raro" pensó. Tampoco tuvo tiempo de reflexionar más, con la mano que tenía libre, Sasuke tomó su cucharilla, la llenó de helado de mandarina y la llevó a su propia boca, cerrando los ojos y saboreándolo.
Cuando abrió los ojos miró de nuevo a Akane que seguía observándole con la cucharilla en la boca.
—Me encanta la mandarina —susurró.
Por fin la chica sacó la cucharilla de su boca y sonrió.
—Reconozco que me has dejado sin habla y me alegro, pensé que te estabas aburriendo conmigo, pero ya veo que tienes sentido del humor.
—Me gustaría conocerte mejor.
—No hay mucho que conocer, soy esto que ves, no tengo una vida muy interesante.
—Toda la semana te he estado observando, en realidad creo que llevo observándote todo el curso sin darme cuenta. A parte de saber que te gusta el dulce, sé que tienes la manía de mordisquear los lápices y tus uñas, sé que cuando te pones nerviosa das golpecitos en la mesa o en el suelo con el pie, que te preocupan más tus amigos que tú misma, que lo observas todo continuamente, sobre todo te encanta mirar a Kakashi-sensei y a Iruka. Te gusta tocarlo todo, palparlo, te gusta sentir las cosas ya sea a través del gusto o del tacto. Cuando te sientas te sujetas la falda para que no se te arrugue y cuando quieres concentrarte te muerdes el labio. Siempre que te enfadas con Shikamaru aprietas con fuerza la mandíbula y también sé que cuando no te das cuenta... bueno, nada.
—¿Qué pasa cuando no me doy cuenta?
—Que yo te miro y quizás alguien más.
—Vaya —dijo bastante impresionada—, parece que sabes más de mí que yo misma.
—Pero no sé el día que naciste, ni si tienes hermanos o tu color favorito.
—Eres como la CIA o algo así, sí que te tomas en serio averiguar cosas. Vale, te hablaré de mí si tú me hablas de ti.
A partir de ahí la conversación giró alrededor de ellos mismos, sus familias, sus gustos y sus sueños para el futuro, hasta que terminaron el helado, llegó la hora del paseo en barca prometido.

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