Sakura podía estar mas contenta, podía estar más alegre y no era que estuviese aburrida o disgustada, no, ella se lo estaba pasando genial durante la celebración de la victoria, el ambiente era muy alegre, todo el mundo repartía sonrisas, ella estaba al lado de Sasuke, al que se le veía, para lo poco expresivo que solía ser, satisfecho.
La presencia de Karin la molestaba un poco, en ocasiones Sasuke le dedicaba atenciones como a Suigetsu o Juugo y ella se comportaba como si Sasuke fuera de su propiedad, hasta parecía insinuársele con continuas indirectas. Eso ponía bastante nerviosa a Sakura pero ser mordía la lengua y aguantaba, no quería presionar a Sasuke, sabía que ellos eran sus nuevos amigos y había creado nuevos vínculos con ellos. Ella no podía comportarse de forma celosa o caprichosa exigiendo que nos les hiciera caso, no, Sakura no era tan tonta como para reaccionar así, así que apretaba los dientes y sonreía como si no pasase nada.
Lo que tenía preocupada a Sakura era el recuerdo de una conversación que había tenido hacía unos días con Shikamaru. Le extrañó que Shikamaru la llamase de improviso y le pidiese quedar con ella, según decía tenían que hablar de algo importante y si Shikamaru tomaba esa iniciativa era que realmente sería importante.
Aun no podía dar crédito a lo que Shikamaru le había contado: Ino tenía problemas. Sakura miró a Shikamaru incrédula pero según le fue contando todo lo que había pasado, como Ino había acudido a él para pedirle esas pastillas y la solución eventual que se le había ocurrido se convenció en su mayor parte. No era una gran solución, solo algo temporal, solo algo para ganar tiempo mientras buscaban como ayudarla.
Aquello era grave, no era una tontería, aquello podía llegar a convertirse en un problema muy importante. A Sakura no le había hecho ninguna gracia, sabía que Ino ya había tenido algunos problemas con eso de las dietas y su obsesión por estar perfecta, sabía que era muy perfeccionista y que tenía miedo a no controlar su cuerpo, siempre lo decía, pero ella siempre confiaba en el buen juicio de su amiga, no podía ser que llegara a descontrolarse, era imposible, Ino era inteligente, más inteligente de lo que la gente pensaba y también era sensata. No, seguro que no podía ser, seguro que Ino sabía como controlarse, Ino siempre sabía controlarse, Ino era una chica segura de si misma, si nunca le había faltado la confianza en ella misma ¿cómo podía ser que ahora Shikamaru le contara aquello?
Hasta que no lo viera con sus propios ojos no estaría convencida del todo.
Así que estuvo observándola. Ino se pidió un refresco light, eso no era muy extraño en ella, pero Sakura se dio cuenta de que a penas bebía, al contrario, repetidamente pidió agua y era más fácil verla beber ese líquido. Eso era algo raro.
Tampoco la vio comer nada de los aperitivos que habían puesto, si la vio tomar alguno pero disimuladamente lo dejaba por cualquier sitio.
Ino iba mucho al servicio. En una de esas ocasiones, Sakura la siguió, esperó lo que consideró un tiempo prudencial, no es que fuera una cotilla que quisiera inmiscuirse en su vida, lo que pasaba es que se preocupaba no fuera a ser que le diera por vomitar, quizás pensar eso era algo exagerado, ella misma se asustaba de sus sospecha pero no lo podía evitar. Entró en los aseos con toda la naturalidad que pudo.
Ino estaba frente a los lavabos, tenía un vaso de plástico en una de las manos y parecía a punto de tomarse algo.
—¿Qué haces? ¿Es que te encuentras mal?
—No, estoy bien ¿Por qué lo dices? —Ino miró su mano donde tenía entre los dedos una pequeña cápsula—. ¡Ah, por esto! No es nada, es solo una pastilla para no retener líquidos, me las ha recetado el médico.
—¿Es que te ha pasado algo?
—No, solo es que mi madre decía que me notaba hinchada y me llevó al médico, tonterías de madres, ya sabes como son.
—Ya... ¿y te pasaba algo?
—No, solo que retengo algo de líquido, pero me ha mandado estas pastillas —Sacó un frasco y se lo enseñó, exactamente eran la marca que Shikamaru le había dicho.
—Anda, yo conozco estas pastillas, las toma mi abuela, si, son para la retención de líquidos.
—Si, son muy buenas, yo lo he notado, tengo las manos menos hinchadas, eso si, voy un montón al baño.
Sakura había optado por seguirle la corriente, no quería que sospechase nada, las personas con ese tipo de trastornos de alimentación suelen volverse muy suspicaces.
—¿Y te las ha recetado el médico?
—Si, me hizo análisis y todo. Bueno —Se tomó la pastilla—. Venga, te espero.
—No, vuelve ya, yo voy a tardar un poco, creo que tengo una necesidad mayor.
—Vale, vale, te dejo intimidad. No tardes.
Ahora era cuando Sakura no es que no se creyese lo que pasaba, es que no quería creérselo. Acababa de ver como su amiga, su mejor amiga, esa persona en la que tanto confiaba, la había mentido descaradamente. Esto era peor de lo que Shikamaru había contado ¿Cómo podía haber mentido con tanta naturalidad? ¿Es que no eran amigas? ¿Es que no tenían confianza? ¿Tenía miedo de decirle la verdad? Cuando empiezas a ocultar estas cosas es porque tú misma te avergüenzas y sabes que no está bien.
"Pobre Ino" se dijo a si misma mirándose al espejo "Sakura, tienes que hacer algo, no se el qué pero algo tienes que hacer".
A partir de ese momento, a pesar de lo importante que Sasuke era para ella, de lo mal que le caía Karin y lo poco que la soportaba, ya nada de eso era importante, lo que quería era recuperar a esa chica que la llamaba continuamente "frentuda", con la que siempre competía, a esa que ahora sentía que ahora empezaba a dejar de conocer... a su amiga.
...
Después de comer, Temari se encerró en su habitación. Kankuro estaba empezando a preocuparse por ella, la notaba muy irritable, como nerviosa y luego aquellos viajes al servicio, se pasaba el día yendo al servicio, iba y luego salía aún con más cara de mosqueo. Estaba claro que a su hermana le pasaba algo, además tan pronto estaba eufórica como a punto de llorar ¿No sería que su hermana se había enamorado?
Temari estaba cada vez más convencida de que tenía que hablar con alguien, aquella situación comenzaba a ponerla cada vez más y más nerviosa y seguro que era una tontería. Pero ¿a quien? Ella se llevaba bien con todo el mundo pero ¿tenía tanta confianza? Lo que estaba claro es que tenía que ser una chica, por mucha confianza que tuviera con Shikamaru aquello no funcionaría pero ¿Qué chica? Después de mucho pensar sus opciones se quedaron reducidas a dos: Tenten y Hinata. Si, tenían que ser ellas, con Hinata iba a las terapias de grupo, allí se hablaba de muchas cosas, ambas sabían casi todo la una de la otra, cosas que otras personas no sabían y Tenten siempre había sido una gran amiga dispuesta a ayudarla, además era muy optimista. Encendió su ordenador, en cierta forma no sabía porqué lo hacía, se empeñaba en buscar cosas en Internet que la ayudaran, tenía la esperanza de encontrar alguna respuesta que la conviniese y lo hacía sí, pero sospechaba que se debía a que era lo que quería creer, claro que luego estaban las que cada vez la desanimaban más.
Sonó el teléfono, precisamente era Tenten. Habían quedado ella, Lee, Hinata, Kiba, Naruto y Gaara para ir a la bolera y quería que ella se uniese al grupo. No lo pensó mucho, seguramente salir le despejaría la cabeza, así que accedió.
...
Shikamaru se había acomodado en el sofá, arropado con una manta dejaba que el sueño se apoderase de él. Un recuerdo le hizo sacudir la cabeza, iba a tener visita y debían estar a punto de llegar, que pesadez, no le apetecía ver a nadie, este Chouji era un cabezota, que manía tenía ese chico de complicar las cosas, a ver por qué demonios no quedaba él solo con Ryuko, pues no, tenía que empeñarse en llevarle a él arrastras y encima Akane tenía que cuidar a su hermano ¡lo que faltaba! No era la primera vez que Akane tenía que ocuparse de alguno de sus hermanos, Shikamaru ya los conocía bien, estaba el anticristo, el hipocondríaco, el gamberro psicópata, el pervertido y el repelente sabelotodo, menuda familia problemática, no le extrañaba que a la chica se le fuera la pinza de vez en cuando. Miró a su gata que, acurrucada en su regazo, dormía.
—Huye ahora que puedes.
Llamaron a la puerta, se levantó perezosamente y bostezó mientras se estiraba.
—¡Menokuseeeei!
Abrió y allí estaban, Chouji, su pequeña hermana, Ryuko, Akane y el anticristo.
—¿Y el gatito? —Fue lo primero que dijo aquel pequeño de unos cuatro años de edad, delgaducho y de pelo castaño.
—¡No, Kenta, no! —gritó Akane mientras le tiraba del brazo para que no entrase corriendo en la casa—. ¡El gatito no se toca, ya te lo he dicho! Lo siento, Shikamaru, enseguida nos vamos, solo hemos venido a acompañar a Chouji.
—¿No os vais a quedar?
—¿Y el parque de las bolas? —gritó el niño de forma algo impertinente.
—Ahora vamos y calla que quiero hablar con él —Le recriminó Akane.
—Hola, Zhika —habló la hermana de Chouji—. ¿Eztás malito? Yo te cuido ¿quierez?
—¿Cómo te encuentras? —preguntó Ryuko.
—Fatal, pero pasar un poco ¿no?
—Pero nos vamos enseguida —habló Akane—. ¡Eh! ¿Tú dónde vas? Aquí, quietecito, conmigo. Ya me ha contado Sumire lo que hiciste ayer.
—Si, mojarme como un verdadero tonto.
—No, bueno, eso también. Digo lo de traerla a tu casa, la ropa, la venda, bajarla en brazos por las escaleras.
—¿Y nada más? —Shikamaru sonreía.
—¿Es que hay algo más?
—También tomamos té.
—¿Y el gatito? —gritó de pronto el niño.
—Deja al gato, Kenta —habló en tono amable Ryuko—. Anda, ven conmigo y tú también, Sayaka.
—Bueno, nosotros nos vamos —Se apresuró a decir Akane mientras miraba a su amigo detenidamente—. Espera, ven, acércate.
Akane puso sus manos en ambas mejillas de Shikamaru.
—Tienes fiebre, agáchate un poco —El chico así lo hizo y Akane pegó su frente a la de su compañero—. Algo mas de 38 ¿te has tomado algo?
—¿Qué tienes? —dijo Chouji—. ¿Un termómetro en la frente?
—Mucha experiencia en temperatura corporal es lo que tengo ¿te has tomado algo?
—Me tomé una pastilla esta mañana.
—¿Para la fiebre?
—Para el dolor de cabeza pero...
—Toma paracetamol o ibuprofeno ¿tienes? ¡Que tontería! ¿Cómo no vas a tener si tu padre tiene una farmacia?
—Seria gracioso que no tuviera —comentó Chouji.
—Tómate algo ya mismo.
—Mira, Akane, que película he traído —declaró triunfal Chouji—. ¿Qué te parece?
—Bien, seguro que le da ideas.
—¿No la quieres ver tú?
—Podía ser interesante ¡Kenta, estate quieto! —El niño quería deshacerse de Ryuko que le tenía agarrado de la mano.
—¿Y por qué no hacemos una cosa? Tú quédate aquí con Shikamaru, Ryuko y yo llevaremos a tu hermano al parque de bolas.
—¡Al parque, al parque!
—¿Pero que dices? —Casi parecieron decir a la vez Akane y Shikamaru.
—Es una idea estupenda —Agregó Ryuko—, si a Chouji no le importa.
—Claro, además está Sayaka, Kenta se lo pasará bien.
Ryuko miró con ojos suplicantes a Akane.
—Porfa —Murmuró—. Nosotros cuidaremos de Kenta, sabes que me hace mucho caso —Ryuko separó un poco a Akane mientras Shikamaru las miraba con el ceño fruncido—. Hazme ese favor —habló en todo muy bajo—. Le dije a Chouji que quería estar con él.
—¿Y por qué no me lo has dicho antes? Me hubiera ido sola con Kenta.
—Por favor, si Kenta viene con nosotros me sentiré más segura, además ¿No ves que ha traído a su hermana y todo? Es que no quiere que Shikamaru se quede solo.
—¿Pero que tontería es esa? ¡Kenta, por favor, suelta eso! ¡No toques nada!
—Tú di que quieres ver la película, así Shikamaru no se quedará solo y Chouji no se sentirá mal y de paso hacéis eso que ibais a hacer, anda, hazme ese favor.
Akane la miraba como si estuviese loca y la misma mirada que Shikamaru echaba a Chouji.
—Venga, hombre —Susurraba éste—. Di que Akane tiene que quedarse a ver la peli, dame esa oportunidad, estaré a solas con Ryuko y sabes lo que me gusta.
—No, a solas no, estaréis con tu hermana y el anticristo.
—Pero les llevamos al parque, he tenido que convencer a Sayaka de que se lo va a pasar muy bien. Venga, tío, para una vez que estoy decidido, recuerda lo que me dijiste el otro día.
—Solo recuerdo la colleja que me diste.
—¡Por que me dijiste que estabas pensando en quitármela!
—Es que eres muy lento y esa chica vale mucho.
—Pues por eso, venga tío, somos amigos.
—¡Ahhh! Que lata... está bien.
—Esta bien —decía también Akane—, pero espero que lo vuestro avance ¡Kenta, que no toques nada!
—Akane —habló Shikamaru rascándose la cabeza—, estaba pensando que quizás vamos un poco lentos con nuestra preparación.
—Si, yo también estaba pensando lo mismo, deberíamos ir decidiendo los personajes, por lo menos para tener una idea general.
—Si, eso mismo estaba yo pensando.
—Entonces ¿no os importaría ocuparos vosotros de Kenta?
—No, no —respondieron Ryuko y Chouji a la vez.
—Kenta, mira ¿te gustaría ir al parque de bolas con Ryuko?
—¡Al parque, al parque! ¡Venga, vámonos, corre!
—Escucha, yo tengo que quedarme a hacer los deberes con Shika para que me ayude porque a mi no me salen.
—¡Eres muy tonta!
—Si, bastante, pero mira Ryuko te lleva y luego te comprará una hamburguesa ¿quieres?
—¡Si! ¡Hamburguesa! —Se enganchó a la mano de Ryuko—. ¡Vamos!
—Toma dinero Ryuko, si se porta regáñale sin miedo. Y tú, pórtate bien o no va a querer ser tu amiga nunca más ¿vale?
—Vale, vale ¡al parque!
Chouji hizo un gesto de complicidad a Shikamaru, este te rascaba la cabeza, bueno, al menos no tendría que aguantar al anticristo, eso si, seguro que terminarían discutiendo, en fin.
Chouji tomó de la mano a su hermana que, antes de salir se quedó parada mirando a Shikamaru.
—¿Te va a cuidar Akane?
—Si, creo que es muy buena enfermera.
—Akane le va a cuidar muy bien —Sonrió Chouji.
Cuando por fin se quedaron a solas Akane y Shikamaru se miraron ¿y ahora qué?
—Esto es muy problemático.
—¿No tienes la sensación de que esto ha sido una encerrona?
—Mendokusei...
—Siento que todo sea tan problemático, no te angusties que dentro de un ratito me marcho, vete a la cama si quieres y descansa.
—¿Empezamos ya a discutir? —dijo mientras ponía la película en el DVD—. Anda, siéntate ¿quieres tomar algo?
—Chouji ha traído de todo, mira, refrescos y patatas, pero chocolate, que pena.
—¿Te apetece algo dulce?
—Me conformo con lo que hay.
—Voy a ver si tengo algo en la cocina.
—Déjalo —Shikamaru la ignoró y se marchó—. Esta va a ser una tarde muy larga.
Akane se sentó, en seguida apareció la gatita naranja.
—Hola, Kumiko, estabas escondida ¿eh? Eres muy lista, ven, sube.
Shikamaru ojeaba la nevera. Lo único dulce que había eran los flanes que regalaban con los malditos huevos que compró ayer y eran para su madre, no quería pensar como se pondría si no estuvieran todos. Al final recordó que tenían miel.
—Oye, Akane, lo único que tenemos dulce es miel —dijo enseñándole el bote—, está recogida en los terrenos e mi familia.
—¿Miel? No, mejor no, Ino ya me ha contado lo que haces tú con la miel.
—¿Ino? —Shikamaru miraba extrañado el bote—. A mi no me gusta la miel, demasiado dulce para mi gusto.
—Ya... Anda, siéntate y olvida eso del dulce.
—Voy a por un cuaderno por si queremos tomar nota.
—¡Siéntate de una vez! Me estás poniendo nerviosa.
...
La tarde para Temari estaba empezando a ser muy agradable, al menos había conseguido olvidarse de aquello durante un rato aunque a veces venía a su mente llenándola de nuevo de nervios.
Los cuatro chicos se habían enfrascado en una especie de pique personal en un partido de futbolín, al menos por parte de Kiba, Naruto y Lee, Gaara parecía menos entusiasta pero ya que ellos insistían en una competición Kiba-Lee vs. Naruto-Gaara se había resignado. Temari le miraba asombrada, era cierto que desde que conocían a Naruto, Gaara había cambiado mucho, más que los psicólogos, más que las terapias, la persona que había logrado "humanizar" a Gaara había sido Naruto.
—Gaara cada día está más guapo —dijo de pronto Tenten.
Las tres chicas se habían sentado en una mesa y observaban el espectáculo que organizaban entre Lee, Kiba y Naruto.
—Ha cambiado mucho —comentó en voz baja Hinata.
—Al principio a mi me daba miedo —continuó Tenten—. No te ofendas, Temari, pero miraba con unos ojos que daban canguis.
—No, si no me ofendo, a mi también me asustaba.
—Naruto le ha ayudado mucho —añadió Hinata—. Naruto es un gran amigo.
—Tú también le has ayudado Hinata —agregó Temari.
—¿Yo? No, pero si yo no he hecho nada.
—Haces más de lo que crees —Sonrió Temari.
—¡Ay! —Se quejó Tenten revolviéndose en su silla—. Que incómoda me siento, hace dos días que tenía que haberme venido la regla y cuando se me retrasa luego me duele un montón.
—Vaya, vaya —habló Temari sonriendo—. ¿No tendrás algo que decirnos?
—¡Pero que dices! Te aseguro que no es lo que piensas a no ser que me hayan abducido los extraterrestres —Rio.
Quizás aquello era una señal del destino.
—Pues yo estoy igual que tú, también tenía que haberme venido ya.
—Son los nervios —dijo tranquilamente Tenten—. Eso me dijo una vez a mi el médico, por lo visto los nervios influyen en estas cosas.
—¿Vosotras soléis tener retrasos?
—Oh, si —respondió Tenten—. A mi me pasa muy a menudo, según también me dijo el médico a nuestra edad aún no se tiene muy bien regulado eso de las ovulaciones y es normal.
—¿Y has tenido retrasos muy grandes?
—Si, a veces hasta de 15 días.
—Yo no —añadió Temari mientras hacía cálculos mentales—. Normalmente soy un reloj.
—Pues que suerte porque yo cuanto más se me atrasa peor lo paso luego y mira, tengo un horrible dolor de pecho, esto de la regla es un asco.
Interiormente Temari comenzó a sentirse aliviada, por lo visto eso de los retrasos era algo normal, claro, si, seguro que eran los nervios, además ella también estaba muy incómoda como decía Tenten y notaba el pecho hinchado. Respiró. Seguro que eran nervios, además ella no tenía un retraso tan exagerado, aún le quedaba mucho para llegar a los 15 días. De pronto se sintió llena de alegría, una alegría desbordante.
—¿Y si echamos una partida nosotras y le demostramos a esos como se juega al futbolín?
...
Shikamaru retiró la vista de la pantalla para mirar a Akane, era increíble la de minutos que habían pasado sin discutir, sería porque nadie hablaba.
—Se me ha ocurrido —habló de pronto la chica girándose para encontrase con la mirada de Shikamaru—. ¿Te encuentras peor? Tienes cara de no estar bien.
—Estoy divinamente. Di ¿Qué se te ha ocurrido?
—Que Lee sería perfecto para el papel de Posaderas, sobre todo cuando aparece, así con todo ese entusiasmo ¿no crees?
—Si, solo habría que ver como lo haría. Ojalá todos fuesen así de fáciles. Yo había pensado que para las parejas de enamorados Sasuke, Naruto, Ino y Sakura quedarían bien.
—Podría ser pero no se, hay algo que no me convence ¿Y para reina de la hadas que tal Hinata?
—Hinata quedaría genial pero es muy tímida, no se si se atreverá.
—Si, eso es verdad.
—Como duende podrían ser Kiba o Naruto.
—Lo que pasa es que así daremos protagonismo a los de siempre.
—Mendokusei, ya estamos con tus manías.
—No son manías, en clase somos 20, hay que dar oportunidad a todos.
—Poniendo a los más populares como personajes principales nos garantizamos atraer a más público.
—Tú y tus taquillazos.
—Tenemos que hacer la mejor obra posible.
—Por eso, tenemos que ver el talento de todos.
—Pero tenemos que conseguir llamar la atención.
—Ya, claro, te veo venir, nos vamos a centrar en la estética, eres muy predecible.
—¿Ah, soy predecible? ¿Y tú no?
—Lo que tú quieres es que tus amigos se luzcan.
—¿A que viene semejante cosa?
—A que te tengo muy calado, quieres quitarte trabajo de encima, es más fácil ir a lo seguro que intentar ver como lo hacen todos. A lo mejor tenemos un talento escondido y no lo sabemos.
—Vale, lo que tú digas, no quiero discutir. Haz lo que quieras.
—¿Qué pasa? ¿Qué vas a dejarme el trabajo a mí?
—Pues mira, con lo mandona y cabezota que eres seguro que no te disgustaría.
—¿Qué no...? Ah, claro, olvidaba que eres un genio que sabe las cosas antes que nadie, supongo que con tu súper-mente ya has hecho todas las combinaciones posibles y ya sabes que tenemos que hacer cada uno ¿no?
—No. Para organizarlo todo ya estás tú.
—Ya, yo lo organizo todo ¿no? Pues será porque eres un vago incapaz de moverte espontáneamente.
—¿Sabes que eres una pesada?
—Cuanto lo siento, seguro que soy muy problemática para ti.
—¡Ahhhhh! Ya empezamos.
—No empezamos nada porque simplemente es imposible discutir contigo, tú no tienes sangre y la mía hierve de rabia cuando te pones así.
—A ver ¿es que hay algo de mí que no te saque de quicio? —dijo con mucha tranquilidad.
—Pues mira, ahora que lo dices, si lo hay no lo conozco.
—Eres muy problemática ¿lo sabías?
—¿Cómo no lo voy a saber? Si te pasas la vida diciéndome lo problemática que te parezco, lo pesada que soy y la lata que te doy.
—Yo no he dicho eso, nunca he dicho eso.
—¿No? Hace un momento me llamaste pesada.
—No saquemos las cosas de quicio, por favor.
—Claro, olvidaba que también soy una histérica. Siento caerte tan mal, siento que tengas que aguantar a alguien como yo, créeme, si pudiera alejarme de ti lo haría.
—Yo no te dejaría —Susurró casi imperceptiblemente.
—¿Qué murmullas?
—Nada ¿Y si olvidamos ya este tema? Esto es un rollo...
—Creo que nos han puesto juntos en este trabajo para ver si nos matamos el uno al otro.
—¿Tanto me odias? —dijo sonriendo levemente—. ¿Tanto asco te doy?
—No me das asco, si me dieras asco no estaría aquí, solo es que me sacas de mis casillas. Me esfuerzo mucho ¿sabes? Me esfuerzo por hacer las cosas bien y tú te pasas la vida menospreciándome.
—¿Menospreciarte? ¿Crees que te menosprecio? ¡Qué equivocada estás!
—Entonces ¿Por qué, según tú, no haga nada bien?
—Que poco me conoces y que poco quieres conocerme. Tienes una coraza protegiéndote pero solo de mí, te cierras a mí, da igual lo que yo haga o diga esa coraza nunca se abre para mí, todos hablan de que eres tan buena amiga pero yo no puedo conocerte, no puedo entrar en tu corazón, sientes compasión por todo el mundo menos por mí, perdonas a todos menos a mí, eres capaz de comprenderlo todos menos lo que yo siento. No quieres ni oír hablar de mí ¿Qué sabes tú de mí? ¿Crees que me conoces?
Shikamaru se había acercado a Akane y la obligaba a mirarle sujetándola de un hombro. De pronto la soltó y se levantó dirigiéndose a la puerta que daba al jardín.
—¿Qué sabes tú de mis sentimientos? —Murmuró.
La gata se había asustado, saltando de las piernas de Akane, esta no tenía palabras, sin duda era experta en ofender a los chicos. Seguramente toda esta verborrea tan inusual en él se debía a la fiebre. Le observó, el chico parecía haber comenzado a tiritar.
—Shikamaru —dijo acercándose, éste no contestó, miró sus brazos, la carne se le había puesto de gallina.
Shikamaru respiró hondo.
—Perdóname, no se lo que me ha pasado, no me encuentro bien, este constipado es tan problemático, creo que no puedo pensar con claridad.
—Te estás empezando a quedar afónico.
—Perdona, tengo que ir al servicio.
Sentía que empezaba a marearse y que su estómago quería expulsar lo poco que había comido. Prácticamente corrió hacia el servicio, por suerte llegó a tiempo y no vomitó por el camino.
—¡Dios, que mal me encuentro! —dijo al terminar de vomitar.
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