jueves, 6 de febrero de 2020

09. EL PROBLEMÁTICO DÍA DE SHIKAMARU

 Kiba se levantó muy temprano, siempre lo hacía para poder sacar a pasear a Akamaru, su perrito, pero hoy era más temprano de lo habitual.
—¡Maldito Shikamaru! –gruñía dando puntapiés a cualquier cosa que veía.
Toda la culpa la tenía Shikamaru. Por su culpa se había pasado la noche teniendo pesadillas.
Era viernes, el día anterior habían tenido "ensayo", esa maldita actividad a la que les obligaban a acudir dos veces en semana. Todo iba muy bien, Kakashi era el profesor que había acudido a ayudarles, o más bien, a vigilarles. Estuvieron realizando una serie de rituales para perder la vergüenza, como hacer el famoso "baile del pollo" y algunos juegos de expresión corporal que propuso Kakashi. Después de reírse un rato de sus propias payasadas, Shikamaru y Akane hablaron de realizar unas escenas de diversas obras, para ver que tal se les daban.
Fue divertido, hicieron escenas de todo tipo, de amor, de risa, de miedo... Sumire estuvo haciendo fotos, llevó una cámara antigua, dijo que le encantaba hacer y revelar sus propias fotos y que iba a hacer un álbum con los recuerdos de aquel curso. Kakashi propuso que hicieran unas improvisaciones, improvisar, por lo visto, era muy importante.
Los primeros fueron Akane y Shikamaru, por algo eran los directores y tenían que dar ejemplo.
"...
—No pensareis exigirles a vuestros actores que hagan algo que ni vosotros sois capaces de hacer ¿no?. Venga, demostrar cómo se improvisa. Quiero que tú, Shikamaru, imagines que debes recitarle un poema a Akane, imagínate que tienes que hacerlo, eres un poeta, un trovador... enamora a la dama.
—Pero...
—Vamos, recita algún poema ¿No sabes ninguno? Y por favor, trata de ser convincente.
Shikamaru pensó durante unos segundos. Ambos estaban de pie, en el centro de un círculo formado por los demás, sentados en el suelo.
—¿Y por qué no lo dice Akane? —cuestionó Naruto—, ella cree en la igualdad, pues que haya igualdad, vaya que sí.
—A ver, Naruto —contestó Kakashi—, empezaremos porque lo haga Shikamaru, tengo ganas de ver si es capaz de enamorar a alguien tan esquiva como Akane.
—Si lo hicieran al revés no tendría gracia —intervino Kankuro—, seguro que Akane lo conseguiría sin problemas.
—Lo conseguiría con decir simplemente "hola" —bromeó Temari.
—Vamos, Shikamaru, a ver si sabes ser galante —insistió Kakashi.
—¿Puede ser de despecho? Es lo primero que se me ocurre.
—Pero que hable de amor. Y, por favor, algo de ardor, actúa un poco, no te limites a repetir unas simples palabras.
Shikamaru carraspeó. Se aproximó a Akane, cerró los ojos y respiró profundamente. Sin abrir los ojos comenzó a hablar con voz suave y acento meloso.
—"Como se arranca el hierro de una herida
Su amor de las entrañas me arranqué,
Aunque sentí al hacerlo que la vida
Me arrancaba con él"
Durante unos momentos se hizo un silencio, después se escuchó un aplauso y algunos vítores. Abrió los ojos y vio a Akane mirándole entre confusa y aturdida.
—Bien recitado, con bastante corazón. Ahora tú, Akane. Respóndele.
—¿Qué le respondo?
—Recita cualquier otra cosa.
—Pero yo no sé nada que sea de respuesta a eso.
—Pues lo que sea. Venga, aunque no tenga nada que ver. Vamos. Y pon tanta pasión como él.
Akane miró fijamente a Shikamaru En fin, diría lo único que sabía...
—"Sabe si alguna vez tus labios rojos,
Quema invisible atmósfera abrasada..."
Shikamaru sonrió levemente y añadió su voz a la de Akane, recitando los dos al unísono.
—"...Que el alma que sabe hablar con los ojos,
También puede besar con la mirada"
De nuevo unos instantes de silencio y el aplauso, a parte del rumor que se extendía diciendo lo bonito que había sido.
—Kiba —dijo Kakashi—, parece que te ha hecho mucha gracia, sal.
—¿Eh? Pues ese autor lo hemos estudiado, yo se algo.
—Pues venga, lúcete.
Kiba se levantó y se acercó a ellos. Su voz empezó a sonar más chillona y pomposa que nunca.
—"Por una... una sonrisa... ¿un mar?"
Se escucharon risas y comentarios divertidos. Shikamaru se acercó a él y le puso la mano en la barbilla, obligándole a mirarle. Clavó sus ojos en los de Kiba y volvió, con voz dulzona a recitar.
—"Por una mirada, un mundo.
Por una sonrisa, un cielo.
Por un beso...
¡Yo no sé qué te diera por un beso!" Se hace así, Kiba.
—¿Pero qué haces? –gritó despavorido Kiba separándose de él—. ¡A mí no me toques!
Shikamaru le sonrió y se apartó, mirando a Kakashi.
—¿Puedo sentarme ya? Esto es muy aburrido.
—Tened cuidado de éste, chicas —chillaba Kiba—, es un loco que va lanzando besos con la mirada.
..."
Kiba aún tenía presente las burlas de todo el mundo y lo que es peor, recordaba que se había puesto colorado y se sentía como aturdido ¿Por qué había tenido que hacer una cosa así?
Andaba sin rumbo, dónde sus pasos quisieran llevarle, hasta que se dio cuenta de que había terminado frente a la casa de Shino. Se quedó parado pensando si aquello era cosa del destino o solo de la costumbre. Un hombre, que parecía una copia de Shino pero madura, salía en esos momentos.
—Hombre, Kiba —dijo casi sin mostrar ninguna expresión, en eso también se parecía a Shino—. ¿Cómo tú por aquí a estas horas?
—Buenos días, señor Aburame, estaba paseando a Akamaru.
El perrito ladró y correteó alrededor del hombre.
—¿Shino está despierto?
—Si, todos están despiertos.
—Bien.
—No te entretengas mucho o llegarás tarde al instituto ¡Hasta luego!
—¡Hasta luego!
La casa de Shino era muy ruidosa, éste tenía muchos hermanos, Kiba no recordaba cuantos, a lo mejor no eran tantos pero como no paraban de moverse por toda la casa y se parecían mucho entre sí a Kiba se le antojaban decenas.
—Esto parece un hormiguero ¿Eh, Akamaru? ¿Akamaru?
Akamaru estaba siendo llevado de mano en mano, le achuchaban, le acariciaban y hasta le tiraban de las orejas y el rabo.
—¡Eh! ¡Dejadle!... ven Akamaru.
Kiba lo arrancó de unos brazos a pesar de las protestas de los niños.
—¿Qué sucede, Kiba? —preguntó Shino al verle.
—No, nada, solo pasaba por aquí ¿Necesitas ayuda? –A Kiba siempre le daba la impresión de que Shino necesitaba ayuda.
—Está todo controlado.
—Oye ¿Podemos ir juntos al instituto? Es que quiero hablar contigo ¿eh?
—Vale, luego voy a buscarte.
—¿Luego? ¿Por qué luego?
—¿Vas a ir al instituto sin cartera y con Akamaru?
—¡Mierda! Es verdad, vale, ve a buscarme ¿Eh? Vamos, Akamaru.
Al salir de su casa, también más temprano de lo habitual, Sumire encontró a Tenten esperándola. Sumire andaba torpemente, después de la caída por las escaleras que le produjo el esguince en el tobillo le habían puesto una escandalosa venda, era complicado moverse con las muletas y la cartera, ese vendaje le estaba amargando la vida y aún le quedaban un par de semanas por delante.
—Buenos días, Tenten ¡qué buena eres por acompañarme!
—Buenos días, anda trae tu cartera.
—Yo sola me apaño muy mal y hoy mi hermana no puede llevarme en coche.
—No es nada, a nosotras nos gustan estas cosas de ayudar, venga, vamos despacito.
—¿Va a venir alguien más a ayudarnos?
—He llamado a Jisei. Ha dicho que iba a preguntarle a su hermano, a ver si nos quiere llevar.
—¿Jisei tiene un hermano?
—Sí y es muy guapo. Es mi amor platónico.
—Si se parece a Jisei seguro que es muy guapo.
—Mira, es ese coche.
Un coche rojo paró al lado de las chicas y Jisei salió de él.
—Hola, chicas, al final Kisuke ha dicho que nos lleva.
—Qué suerte ¡Hola, Kisuke! —saludó Tenten mientras Jisei echaba hacia delante el asiento del copiloto para poder acceder a los asientos de atrás.
—Hola, Tenten y compañía —Habló un chico mayor que Jisei, moreno, de ojos oscuros y sonrisa que a Sumire se le antojó encantadora—. Creo que lo mejor será que la lesionada se siente delante ¿no, Jisei?
—Sí, claro, meterse adentro será engorroso ¡Ah! Perdona, Sumire, te presento a mi hermano Kisuke.
—Encantada, yo soy Sumire Honda. Muchas gracias por llevarme al instituto.
—¡Que mona eres!
—¡Kisuke! Ni la mires, ni-la-mi-res.
—¿Por quién me has tomado? Oye ¿No venía también Ryu-chan?
—No, no viene. Tu a lo tuyo, venga, arranca.
—Para eso he quedado, para ser chofer...
Sumire rio, el hermano de Jisei era muy guapo y muy gracioso.
—¿Y no vienen hoy Akane y Ryuko? —preguntó de repente.
—No cabríamos en el coche —contestó Jisei—, además me ha llamado Akane, por lo visto Chouji quería quedar con Ryuko.
—¡Ala! ¿Sí?
—Sí, pero no es para lo que piensas, es para que Shikamaru pida perdón a Ryuko.
—¿Por qué tiene que pedir Shikamaru perdón a Ryuko? —interrogó Tenten.
—Ayer Shikamaru ofendió sin darse cuenta a Ryuko.
—¿Qué pasó?
—Fue por culpa de eso de elegir a un ayudante, como os podéis imaginar Akane y Shikamaru no se pusieron de acuerdo.
—¿Y eso que tiene que ver con ofender a Ryuko?
—Luego os lo cuento.
El camino al instituto se le hizo muy corto, Kisuke paró justo delante de la puerta principal donde Akane parecía estar esperándolas. Al ver el coche se acercó y abrió la puerta del copiloto.
—¡Hola, Aka-chan! —Sonrió Kisuke—, te he echado de menos ¿Necesitas ayuda para bajar, Sumire?
—No, gracias, yo me apaño bien, no es el primer esguince que tengo.
—¿Qué tal estás, Kisuke?
—Ya me ves, haciendo de chofer.
—Muchas gracias por traernos —dijo Tenten.
—No te preocupes, ha sido un placer ¿Necesitáis ayuda para llegar a clase? Quiero decir que si Sumire...
—No te preocupes —habló Akane—, solo necesitamos un voluntario y viene justo por ahí ¡Eh, Sai! ¡Sai!
Sai se acercó a ellas, como siempre con su extraña sonrisa.
—¿Qué tal Sai? —preguntó Akane con cierto tono malicioso.
—Bien, gracias ¿y vosotras?
—Bueno, no estamos mal, es que tenemos un problema, a ver si tú nos puedes ayudar
—Claro.
—Verás, Sumire, ya lo ves, pobrecilla, está con muletas y claro, le cuesta subir las escaleras y nosotras querríamos subirla en brazos pero...
Sai soltó su cartera y antes de que ninguna pudiese reaccionar ya había cargado a Sumire a su espalda. Ésta dio un pequeño gritito de asombro.
—Vamos —dijo el chico sin dejar de sonreír.
Akane recogió la cartera del chico.
—¡Manipuladora! —susurraba Tenten.
—Pero si el chico está encantado, mírale que energía.
—Eres mala – añadía Jisei.
—Si son tontos no es mi culpa, hay que saber aprovechar lo que la naturaleza nos ofrece. Y mañana... estoy pensando ¿Kankuro no tiene moto?
—Miedo me das.
—¡Umino! —gritó de repente Kisuke sacando la cabeza por la ventanilla.
Iruka, el profesor de Biología, se acercó al coche.
—Hola, Kudo ¿Qué haces por aquí?
—He traído a mi hermana pequeña.
—Ah, claro, Jisei Kudo.
—¿Al final te quedaste aquí de profesor?
Iruka y Kisuke comenzaron una pequeña conversación insustancial, nadie, salvo Akane, se había dado cuenta de que Jisei se había quedado casi paralizada.
—Venga, chicas, moveos —dijo Tenten.
Las tres procedieron a subir las escaleras detrás de Sai.
—Así que tu hermano conoce a Iruka-sensei —comentó Tenten.
—Fueron compañeros en Secundaria, creo.
—Ah, claro, tu hermano también estudió en este Instituto, que casualidad.
—No es tanta casualidad —añadió Akane—, a fin de cuentas tienen más o menos la misma edad ¿no? Y son de esta ciudad, lo raro es que no se conocieran en Primaria. Al final resulta que el mundo es un pañuelo.
Al entrar en clase ya habían llegado la mayoría de sus compañeros, entre ellos Shikamaru que, apartado del grupo hablaba con Ino.
Sai dejó que Sumire se bajara de su espalda.
—Muchas gracias Sai, eres muy amable y yo estoy muy apurada
—Ha sido un placer —contestó el chico sonriendo
—¡Eh, eh, eh! —Se acercó Kankuro haciendo aspavientos—. ¿Qué pasa aquí?
—Sai me ha ayudado a subir las escaleras, es muy amable.
—¿Y por qué no me lo has dicho a mí? Yo también soy amable
—Será porque no te hemos visto —contestó Jisei
—Tranquilo, Kankuro —intervino Akane—, para ti tengo otro trabajito que te va a encantar.
—¿Y Ryuko aún no ha venido? —preguntó Tenten.
—¡Ni Chouji! —exclamó Sumire—. ¿Estarán juntos? Oye ¿Y por qué Shikamaru tenía que pedir perdón a Ryuko?
—Shikamaru si está aquí —señaló Tenten.
—Sí que resulta curioso —reflexionó Jisei.
—Bueno, Akane, di ¿Por qué tenía que pedir perdón Shikamaru?
—Porque es tonto, por eso y Ryuko demasiado dramática. Ya sabéis como es Ryuko cuando se pone sensiblona que se le escapan las lágrimas por cualquier cosa.
—Y tú que eres también muy enojona, Akane —habló Jisei.
—Ya estamos, ahora resulta que voy a tener yo la culpa de lo que el ciervo largue por esa boquita.
—Pues un poco si, recuerda que tomo empezó por una de vuestras discusiones.
—¿Pero qué pasó? —insistió Tenten.
—Nada —contestó de improviso Shikamaru que ahora está justo detrás de Akane—, fue solo otro malentendido.
—Dio la impresión de que decías que Ryuko era la que menos valía de la clase.
—Lo sé, pero no es lo que pienso. ¡Ahhhhh! Siento mucho lo que dije, no quería menospreciar a Ryuko, nunca ofendería a Ryuko y menos aún delante de Chouji, tu no conoces a Chouji enfadado. Ya me he disculpado con ella pero quiero que tu tengas presente que yo le tengo mucho afecto a Ryuko.
—Jo, Akane —habló emocionada Sumire—, tienes que perdonarle, no sé lo que ha hecho pero se le ve afectado.
—Supongo que fui algo exagerada —habló Akane sin querer mirar a los ojos de Shikamaru—... es que no sé lo que me pasa, a veces me irrito por cualquier tontería.
—Akane de un tiempo a esta parte tiene los nervios a flor de piel —explicó Jisei a Sumire.
—¿Es que tienes algún problema? —Shikamaru parecía preocupado.
—No... es lo de siempre.
Shikamaru observó que Akane seguía evitando su mirada, además se mordía las uñas. Estaba claro que algo le ponía nerviosa ¿Sería por lo de la sanción?
Su gesto de preocupación cambió de inmediato por uno de molestia cuando vio a Sasuke sentarse en el que ya era su asiento habitual, al lado de Akane y llamar su atención.
—Mi oferta como ayudante sigue en pie —Escucho decir al chico.
—Mendokusei —pronunció entre dientes mientras se sentaba en su asiento.
...
—¡Maldito Shikamaru! —continuaba gruñendo Kiba—. Por su culpa he dormido fatal.
Shino le miraba sin demostrar ninguna expresión.
—Me he pasado la noche soñando que me perseguía diciéndome poesías y lanzándose besos, creo que le odio
—¿Qué pasa? ¿Le lanzaba besos a alguna chica? ¿Hinata?¿Tenten, quizás?
—No, no me escuchas, me los lanzaba a mí ¡A mí! ¡No me lo puedo quitar de la cabeza!
—No creo que a Shikamaru le interese lanzarte besos precisamente a ti.
—Ha sido horrible, he tenido unas pesadillas espantosas pero ¿De qué va este tío? Oye, Shino, tú que eres mi amigo ¿tengo yo pinta de que me guste que un tío me diga poesías? ¡Ah! ¿Le gustaré a Shikamaru? A lo mejor es culpa mía por ser simpático, a lo mejor es que ha pensado que me gusta.
—Kiba, tranquilízate, tú no le gustas a Shikamaru.
—¿Tú crees? ¿Y si se ha enamorado de mí? ¿Y si siempre le he gustado y lo ha mantenido en secreto pero ayer creyó que yo... y ya no pudo más y...?
—Estás muy acelerado. Créeme, tú no eres del tipo que le gusta.
—¿No? ¿Y por qué no? ¿No soy lo suficientemente guapo para él?
—Verás, no quiero ofenderte pero te faltan algunas cualidades y te sobran otras.
—Oye, que yo soy todo un hombre, a mí los tíos no me van ¿Debería hablar con él? Las cosas hay que dejarlas claras cuanto antes.
—No creo que haya nada que aclarar, cachorro loco.
—Pero, o sea que a mí me cae bien pero como amigo, solo como amigo.
—¿Por casualidad estás afirmando que Shikamaru es homosexual?
—¡Pero tú viste como me miraba!
—No te miraba a ti.
—¿Qué no? Me cogió de la barbilla y me miró directamente a los ojos, profundamente, ahora me siento sucio y mancillado.
—Ni siquiera sabes lo que es esa palabra.
—Pero me miraba a mí.
—Pero pensaba en otra persona.
—¿Y tú como lo sabes?
—Porque a Shikamaru no le van los tíos y menos los escandalosos como tú.
—¿Y cómo lo sabes? Va mucho con Chouji.
—¿Tú te imaginas a esos dos...?
Kiba se detuvo y se llevó una mano al mentón. Puso cara de estar pensando, frunció el ceño y cerró los ojos apretándolos fuertemente.
—Ten cuidado, no te hagas daño. Déjalo ya, créeme, Shikamaru no está interesado en ti.
...
Algo había pasado entre Chouji y Ryuko cuando Shikamaru les dejó por la mañana, seguro. Chouji estaba de lo más raro, sonreía tontamente y le miraba como queriendo decirle algo y las chicas del grupo, o sea Jisei, Sumire, Akane y Tenten parecían de lo más alteradas.
Bueno, fuera lo que fuese no tardaría en averiguarlo. Shikamaru se dispuso a echarse una cabezadita entre clases cuando Shino se plantó delante de su mesa.
—Vengo huyendo del cachorro loco —dijo—. Y es por tu culpa.
—¿Por mi culpa?
—Es un pesado. Ahí está, tratando de demostrar al mundo que es un macho, machote. Tienes que hacer algo.
Shikamaru le miró arqueando las cejas.
—Ayer le recitaste un poema ¿lo recuerdas? Ahora piensa que te gusta.
Todos los que estaban alrededor y lo oyeron se echaron a reír, sobre todo Jisei y Chouji.
—Mendokusei... No era para él... bah, está loco.
—Pues está convencido de que eres un depravado que va detrás de chicos y chicas.
—Como tenías pocas —comentó Akane—... parió la abuela.
—No, si ya le noté yo algo azorado —dijo Jisei mientras continuaba riéndose—. A lo mejor es que le gustó el poema.
—Dice que ha pasado toda la noche soñando contigo, que le has traumatizado.
—¡Maldito Kiba! Vale, a ver si luego hablo con él.
—Será si consigues acercarte a él.
—¡Menudo rollo!
—¿Qué le vas a decir? —intervino Jisei—. ¿Qué es un amor platónico e imposible?
—Lo mejor será que le digas que te gusta una chica—propuso Akane—, así tu hombría también quedará a salvo.
—¡Claro! —exclamó Sumire—. Dile que pensabas en esa chica, que expresabas lo que sientes por ella dentro de tu corazón pero no te atreves a decirle.
—Qué bonito te ha quedado.
—Es que veo muchas películas románticas.
—¡Madre mía! —Suspiró Shikamaru.
—Pero tienes que tener cuidado de la chica que dices que te gusta —puntualizó Chouji—. Tiene que ser creíble, no puedes decir cualquiera. Si dices Hinata, tiene tendencia a protegerla, o Tenten... quizás sea peor el remedio que la enfermedad.
—Tampoco puedes decir a Ryuko, Kiba pensaría que eres un traidor —repuso Jisei
—Puede que valore mucho a Shikamaru y le parezca apropiado para Hinata ...opinó Shino.
—Entonces sería peor, seguro que querría hacer de "celestino" —continuó Chouji—. Tío, te veo saliendo con Hinata.
—Bueno —interrumpió Shino—, eso sería si Neji le da permiso, ya sabéis como es Neji.
—A no ser que también le parezca bien —dijo Akane—. En ese caso te veo casado con ella. Definitivamente no nombres a Hinata, puedes decir a Jisei.
—Sí, claro —habló a mencionada—. ¿Cómo va a pensar que se ha enamorado de mí? Anda y no digas sandeces.
—Es posible —continuó Akane—. Tú ten esa opción en cuenta, o puedes decir que quieres reconquistar a Temari o llegar al corazón de Ino
—Me estáis aburriendo —Se quejó Shikamaru—. Id a tomarle el pelo a otro.
—Por cierto, Bambi, no sabía que te gustaran las poesías.
—No sabes muchas cosas de mí, calabacita. Las poesías son preciosas, hablan de sentimientos, es como leer en el corazón del poeta.
Akane le miraba asombrada ¿De verdad le gustaban las poesías?


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