jueves, 6 de febrero de 2020

13. LAS MUJERES SON MUY PROBLEMÁTICAS

Shino caminaba con parsimonia hacia el lugar donde había quedado, no parecía demasiado entusiasmado, claro que, Shino siempre tenía el mismo gesto: ninguno. Alzó la mirada y vio a Shikamaru sentado frente a una pequeña mesa, bueno, más bien recostado, fumaba monótonamente y su mirada parecía perderse siguiendo el humo. Se acercó a él.
—Has llegado pronto —dijo a modo de saludo.
Shikamaru alzó la vista.
—No tenía otra cosa que hacer.
Shino movió una de las sillas y se sentó. Un camarero se acercó y pidió un refresco.
—Hemos quedado en un sitio muy extraño —comentó.
—Lo extraño es que hayamos quedado.
—Desde aquí se ve perfectamente la entrada a la exposición, que casualidad ¿no?
Shikamaru chasqueó la lengua.
—No me seas pejiguero, fuiste tú quien lo dijo.
—Ya. Pensé que querrías ver como les iba a Chouji y Ryuko, sé que estás intrigado.
—¿Sabes otra cosa? Para ser un chico tan silencioso a veces eres muy mordaz.
—Verás, es que como no hablo, tengo tiempo de pensar.
—¿Y has pensado que somos dos chicos jóvenes que están pasado la tarde de un domingo solos en una terraza, aburridos y tratando de curiosear la vida de los demás?
—Dicho así suena fatal.
—Somos unos perdedores, chaval.
—Supuse que estarías solo por eso te lo propuse, al fin y al cabo no eres mala compañía.
—Yo podía haberme ido con Ino, ella me lo propuso.
—¿Y por qué no lo has hecho?
—Francamente, ahora no lo sé, ella es más atractiva que tú. Creo que Akane tiene razón y soy un pusilánime después de todo.
—Por eso estás perdiendo punto en la competición.
Shikamaru arqueó una ceja, este Shino y su manía de hablar con acertijos le intrigaba.
—Te recuerdo, Nara, que no hay premio para el segundo.
Shikamaru se incorporó y apoyó los codos en la mesa, lo peor de Shino es que no se le podía mirar a los ojos, en fin, diría lo primero que pensó al oír eso, a lo mejor así se enteraba de lo que hablaba.
—Ya perdí una vez el primer premio ¿recuerdas? Me lo quitaste tú.
—Eso fue porque quizás te interesaban más los premios "de consolación".
—Creo que mejor será no seguir por ese camino. Y dime ¿Por qué hemos quedado precisamente aquí? ¿Te pone ver a Akane con otro chico?
—Lo que pasa es que las chicas van a venir por aquí.
—¿Qué chicas?
—Jisei, Tenten y Sumire, deben estar a punto de llegar ¿No se te ha ocurrido pensar que no van a poder con la curiosidad de venir a echar un vistazo?
—Y digo yo ¿Por qué no has quedado con ellas desde el principio?
—Qué poco conoces a las chicas. A ellas les gusta hacer sus trapicheos a solas.
—¡Ahg! —Volvió a recostarse—. ¿Y por qué me has llamado? ¿Para no quedarte a solas con ellas?
—No, eso me da igual es por... mira, precisamente ahí vienen.
Shino se levantó, las chicas le vieron y se dirigieron a la mesa.
—¿Pero qué hacéis aquí, chicos? – habló muy alegre Sumire.
—Uy, uy, uy, Shino y Shikamaru los dos solitos tomando unas copas —dijo maliciosa Tenten—. ¿Hay que pensar mal?
—Qué casualidad encontrarnos ¿no? —Comentó Sumire sentándose pesadamente y soltando las muletas—. Malditas muletas, creí que no llegábamos ¿No habrán salido ya, no?
—No es casualidad —habló Jisei—, es que son tan cotillas como nosotras, solo que no lo reconocen.
—¿Fueron puntuales los galanes? —preguntó Shino mientras hacía un gesto al camarero para que atendiese a las chicas.
—Muy puntuales —respondió Tenten—. Sasuke llegó prontísimo y estaba guapo, guapo, como un queso.
—Claro que Akane también iba muy bonita —añadió Sumire—. Y Ryuko y Chouji no se quedaban atrás.
—Tenías que haber visto a Akane, Shika —dijo Tenten con cierto soniquete.
Shikamaru se limitó a mirar las chicas con su cara de aburrimiento, esto pasaba por la gracia de Chouji, ya sabía él que traería cola.
Después de pedir lo que quería tomar, Sumire se acercó bastante a Shikamaru y le miró fijamente a los ojos, parecía como querer leer los pensamientos del chico a través de ellos.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Shikamaru con desgana.
—Hmm, no le veo nada raro.
—¿Pero qué te pasa? ¿Te has vuelto loca?
Sumire se separó un poco de él.
—Oye, Shika, he oído decir que tú has salido con muchas chicas.
—Mejor no hagas caso de todo lo que oigas.
—Y dime ¿Qué se hace en la primera cita?
—¿Qué?
—¿Eres tonto o te lo haces? Qué nos cuentes que se hace en la primera cita.
—¿Y por qué no se lo preguntas a Akane?
—¡Pero qué dices! —Exclamó burlona Tenten—. Nosotras somos muy discretas ¿Cómo le vamos a preguntar esas cosas?
—Estáis locas ¿lo sabíais?
—Cuenta —continuó Sumire—. ¿Te enrollas con ellas en la primera cita o esperas a la segunda? ¿Intentas besarla? ¿Qué haces para besarla, te lanzas o se lo insinúas? A lo mejor no haces nada hasta que ella te lo propone o...
—Mendokusei... Si quieres salimos un día y lo ves con tu ojos —Propuso el chico sin demasiado entusiasmo.
—¡No! —Cortó tajante Jisei—. ¡No vas a salir con éste! ¡Ni lo pienses!
—¿Tanto miedo doy?
—No te ofendas, pero no eres el chico apropiado para ella.
—¿Creéis que Sasuke intentará besar a Akane? —preguntó curiosa Sumire
—Pues le va a ir mal —afirmó Shino—. A Akane no le gustan los besos.
—¡Anda, si es verdad! —Intervino nerviosa Sumire—. ¡Sí tú saliste con Akane! ¿Intentaste besarla?
—Sumire, por favor, eso no se pregunta —dijo Jisei.
—¿Qué pasa? Que ya somos mayorcitos, que no tenemos 12 años para escandalizarlos por unos besitos.
—Un caballero nunca habla de sus citas con una dama —repuso Shikamaru.
—Tranquilo que no voy a hablar.
—¡Qué bonito! —Exclamó Sumire—. Seguro que Akane guarda sus besos para cuando esté enamorada de verdad ¡Solo se los dará a su verdadero amor!
—Lo que pasa —dijo Shikamaru—, es que es una escrupulosa y le dan asco.
Todas las miradas se dirigieron a él.
—¿Y tú como lo sabes? —preguntó Jisei con cierto aire de picardía.
—Porque ella lo ha dicho montones de veces, sus besos son pequeños y suaves... ¡qué poca memoria tenéis!
La mirada de Jisei se clavó literalmente en el chico, éste sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Shino se cruzó de brazos mientras le observaba "A ver como sales de ésta, genio" pensó.
—¡Esto es una tragedia! —La exclamación de Sumire rompió aquel momento—. Estaba pensando ¿Seré la única que no he besado a nadie? ¿Vosotras habéis besado a alguien?
—¿Por qué no dejamos este tema? —propuso Jisei.
—Jo, pues es que me gustaría saber tantas cosas...
Sumire volvió a mirar a Shikamaru que encendía otro cigarro.
—¿No estás fumando mucho hoy? —preguntó Jisei.
—Mira —Shikamaru le enseñó el cenicero con una solitaria colilla en él.
—¿Por qué fumas, Shika? —interrogó Sumire
—Es un mal vicio que tengo.
—¡Ah! —gritó Sumire acercándose a él—. ¡Ya lo sé! ¡Ya lo sé! ¡Jisei, ya lo sé!
—¡Dios! —Se quejó Shikamaru—. ¿Pero qué te pasa hoy?
—Ya se lo del sueño, ya sé lo que significa.
—¿Qué sueño? —preguntó Shino.
—Uno que tuvo Jisei con Shikamaru.
—Déjalo, Sumire —suspiró Jisei
—¿Jisei ha soñado conmigo?
—No te hagas ilusiones, solo salías en uno de mis sueños.
—Era un sueño premonitorio, seguro ¿vosotros sabíais que Jisei tiene sueños premonitorios?
—Cómo no lo vamos a saber siendo una bruja —declaró medio aburrido Shikamaru.
—Pues yo sé lo que significa. Ya sé lo que Shikamaru tiene por dentro que le quema, Akane dice que es mala conciencia pero no lo es, es humo —declaró triunfante.
Tenten y Jisei rieron, Shino y Shikamaru las miraban asombrados.
—¿A que es humo? ¿Qué no? Míralo, el humo está matándole por dentro.
—Vale Sumire, será el humo.
Un pitido les sobresaltó. Era un mensaje recibido en el móvil de Jisei.
—Es Ryuko, ya van a salir ¡Y van con ellos!
—¡Ah! —Gritó de nuevo Sumire—. Vamos a acercarnos un poco más.
—Desde aquí les veremos bien —dijo Jisei.
—Si, pero anda, vamos a acercarnos, a lo mejor podemos hablar con Ryuko, anda, porfa...
—Venga si, vamos Jisei.
Las tres chicas se levantaron.
—Ahora volvemos.
Shino las observó mientras se marchaban.
—Están muy emocionadas, son un encanto.
—Son unas escandalosas.
Shino se incorporó en su silla y la acercó un poco a Shikamaru.
—Así que a Akane le dan asco los besos ¿Los suyos son pequeños y suaves?
—¿Qué? ¿Me vas a decir que no lo sabías?
—Sí, me lo dijo ella.
—¿Y? Ya te dije que lo había oído.
Shino sonrió, a Shikamaru esa sonrisa casi le daba miedo.
—Akane nunca ha dicho eso en público, lo del asco sí, pero eso de explicar cómo son sus besos...
—¿A no? ¿Estás seguro? ¿Entonces por qué lo sé?
—Dímelo tú.
Shikamaru miró hacia la salida de la exposición.
—Mira, allí salen.
Shino dirigió allí su mirada, efectivamente, desde ese lugar se les podía ver muy bien, veía a Sasuke al lado de Akane hablando con ella y detrás Chouji y Ryuko y también a Tenten acercándose, parecía llamar a Ryuko, y un poco alejadas Sumire y Jisei. Shikamaru desvió la vista hacia el lado contrario.
—¡La leche! —Se le escapó mientras se levantaba.
—¿Qué? ¡Mierda!
—¡Eh! —Gritó Ino a pocos metros de ellos, al lado de Sakura—. ¡Shika-kun, que bien que te encuentro!
—Hola, Shino —saludó Sakura al acercarse—. ¿Qué tal, Shikamaru?
—Hola —dijo Shino levantándose para bloquear la vista a las chicas a la vez que miraba disimuladamente hacia donde todavía se veía a Sasuke y Akane, además, ahora estaban solos, seguramente las otras habrían conseguido separar a Ryuko y Chouji para curiosear un poco.
—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Shikamaru
—¿Nosotras? Pues viendo cosas, paseando, ir a tomar algo... pareces tonto —Le recriminó Ino—. ¿Y vosotros, estáis solos?
—No, estamos con las chicas. Han ido al servicio, ya sabes que como sois, vais siempre en manada.
Sakura echó un vistazo a la mesa donde estaban los vasos, así era Sakura, nunca se le pasaba un detalle.
—¿Y Chouji?
—Está con Ryuko —aclaró Ino—. Luego te lo cuento.
Ino avanzó un paso en dirección hacia dónde estaba Sasuke.
—¿Dónde vas? —Shikamaru se puso delante de ella.
—A seguir con lo nuestro, anda, quita.
—Tomaos algo con nosotros.
—No, pero gracias. Vamos, Ino.
En una fracción de segundo Shino comprobó que Sasuke y Akane seguían allí, Shikamaru miró a Shino que torció los labios, luego miró a Sakura que giraba la vista también hacia ese lugar, tenía que conseguir llamar su atención...
—Ino, espera.
Sin más se acercó a Ino cogiéndola de la cintura y antes de que ésta pudiera reaccionar tapó los labios de la chica con los suyos en lo que parecía un efusivo beso. La chica, sorprendida dejó caer su bolso. Sakura, paralizada miraba el espectáculo entre incrédula y asqueada, Ino puso sus manos en los hombros de su amigo y trató de zafarse del beso pero este parecía apretar el abrazo cada vez más. Sakura dejó su bolso en una silla justo en el momento en el que la falta de aire hizo que Shikamaru soltase a Ino, ésta estaba roja de indignación.
—¡Maldito cerdo! —gritó casi sin respiración y levantó la mano sin duda para golpearle, parecía que eso lo esperaba Shikamaru porque esquivó el guantazo, lo que no esquivó fue un tremendo directo de Sakura que se estrelló en su boca.
—¡Pervertido asqueroso! —Gritaba mientras su puño impactaba en su objetivo—. ¿Te has vuelto loco?
El golpe hizo que Shikamaru perdiese el equilibrio, dio un paso hacia atrás, tropezó con la pata de una silla y terminó sentado en el suelo, tirando la silla y de paso la mesa llena de vasos.
—Desde luego, si era lo que querías —Continuaba gritando Ino—. ¿Por qué no saliste conmigo cuando te lo pedí?
—¡Todos los chicos sois unos salidos! ¡Vámonos Ino!
Shikamaru miró a Shino, éste ya no tenía gesto ninguno, eso quería decir que ya no había peligro. Las dos chicas recogieron sus bolsos y bastante furiosas se marcharon por donde habían venido. Shino se inclinó ofreciéndole su mano al dolorido Shikamaru, este se incorporó agarrándose a él.
—¿Qué tipo de estrategia es ésta, genio?
—La de aquí te pillo, aquí me matan.
Shikamaru sentía algo húmedo en sus labios, se llevó un par de dedos, le escocía, se los miró, sí, eso era sangre.
Un camarero acudió a levantar la mesa y recoger el destrozo que se había formado. La gente alrededor miraba con curiosidad.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Tenten muy alarmada al ver aquel alboroto.
—El huracán Sakura —contestó Shino.
—¡Dios mío, si tienes sangre! —exclamó Sumire.
—Y el orgullo por los suelos —añadió Shikamaru.
—¿Pero qué habéis hecho? —interrogó Jisei.
—Trae —Sumire sacó un pañuelo de papel y presionó en la herida—. ¿Te duele?
—Pero vamos a ver —dijo Tenten—. ¿Le has pegado tú, Shino?
—No.
—Mira que sois desastre ¿Por qué os habéis peleado? —Insistía Tenten—. Os dejamos unos minutos y mira la que armáis.
—No nos hemos peleado —contestaba Shino—. Ha sido cosa del genio.
—A ver —habló Jisei—. ¿Qué ha pasado?
—Que han aparecido Ino y Sakura —explicó Shino.
—¿Las dos? ¿Qué hacían aquí?
—Pasando la tarde, esto es un centro comercial —dijo Shikamaru—. Y tuvieron que aparecer en el momento menos oportuno, justo cuando estaban en la salida la parejita.
—¿Y? —dijo Sumire—. Estate quieto, Shika para que te limpie.
—El genio ha hecho una maniobra de distracción a lo loco.
—Ha sido todo tan rápido que ni lo he pensado ¡Ay! —Se quejó cuando Sumire le restregó el pañuelo contra el labio.
—Pues eso es raro en ti —añadió Jisei—. ¿Qué hiciste?
—Tenía que distraerlas para que no miraran ¡Ay! Déjalo ya, te lo agradezco pero déjame a mí... No pensé lo que hacía, fue como un reflejo... mendokusei.
—Le dio un morreo a Ino.
—¿Qué? —gritó Tenten.
—¿Besaste a Ino así por qué sí? —cuestionó Jisei.
—O eso, o quería saber cuánto aguantaba la respiración —añadió Shino.
—¿Te has vuelto loco? —volvía a gritar Tenten.
—¿Pero cómo hiciste algo tan tonto? Perdona, Shikamaru pero eso no es propio de ti. Siendo como eres ¿No pensaste que te iba a pegar?
—Si lo pensé y evité su golpe, el que no evité fue el de Sakura.
—¿Te pegó Sakura?
—¡Y no sabes cómo pega!
—Desde luego, Shika —añadió Jisei—, estás perdiendo facultades.
—Claro —opinó Sumire—, tanto hablar de besos los tenía metidos dentro de su mente.
—Pero conseguí distraerlas.
—A ellas y a los que están alrededor.
—Jo —Se quejó Sumire—. ¡Y yo me lo he perdido!
—Podías haberle dicho que tenía la ropa sucia o que se le había corrido el maquillaje, habría salido corriendo a buscar un espejo —afirmó Tenten.
—Vale ya, dejarme.
—¿Y ha sido un beso bonito? —preguntó Sumire—. Jopetas, me hubiera gustado verlo.
—Hombre —reflexionó Shino como siempre sin inmutarse—, yo diría que más que besarla lo que quería era extraerle las anginas.
—¡Qué asco, Shika, por favor!
—Sí, tú arréglalo. Bueno mira, yo me voy, supongo que ahora os traerán otra ronda, yo pago la anterior.
—¿Te vas? —dijo sonriendo Jisei—. ¿No te interesa saber lo que ha dicho Ryuko?
—Ha dicho que Sasuke está muy amable —contestó Sumire sin dejarle decir una palabra.
—Y le ha comprado bombones a Akane —añadió con bastante malicia Jisei.
—¿Bombones? —preguntó alarmado Shikamaru.
—Una gran bolsa. Y ya sabéis como se pone Akane con el chocolate.
Shino y Shikamaru se miraron y se sonrieron.
—Espero que esa loca sepa controlarse —comentó Shikamaru—. Yo me voy, me voy a meter en la cama hasta mañana.
—¿Vas a soñar con Ino? —preguntó Sumire mirándole curiosa.
—Más bien con el puño de Sakura. Hasta mañana.
—Espera un momento —Le detuvo Shino—. Solo una pequeña pregunta ¿Lo has hecho por Ino, por Sakura, para evitarles el palo, por ayudar a Sasuke o porque no odiaran a Akane?
—Por imbécil, lo he hecho por imbécil.
—Para no importarte te tomas muchas molestias.
—Vale. Hasta mañana, Aburame.
—¡Qué bonito! —Suspiró Sumire viendo alejarse a su compañero—. ¿Por qué lo habrá hecho? Es igual, es bonito.
—E impropio de él —añadió Tenten—. Más bien parece típico de Naruto, o de Lee.
—Bueno, yo también me voy —dijo Shino levantándose—. Os dejo solas para que cotilleéis a gusto.
—Espera y tómate algo, mira, si te lo traen —dijo Tenten—. Anda, siéntate, tampoco tengas tanta prisa.
—Oye, Shino ¿Por qué estabais aquí? —preguntó Jisei.
—Curiosidad.
—¿Por Sasuke?
—No, solo curiosidad.
—¿Por Akane?
—Por Shikamaru.
...
Shikamaru salía de los servicios, había estado lavándose un poco la cara. La herida no era muy grande, ni profunda pero sí bastante molesta, notaba el labio hinchado y sentía como tiraba de la piel cuando movía la boca.
—Tchisk, menudo rollo —decía tocándose el labio.
Esto le recordaba a Ino lo cual le llevaba a recordar la conversación que había tenido sobre las pastillas. Aquello sí que era problemático ¿Qué hacía? Había dejado muy claro que no le conseguiría esas pastillas, era lo que tenía que hacer, no podía ser cómplice en ese atentado contra su propia persona pero no podía dejar de darles vueltas, si no se las daba él, seguramente Ino las intentaría conseguir por otro sitio y eso le preocupaba porque ¿Qué porquería le venderían? Ino era muy inconsciente, nunca pensaba lo que hacía, siempre actuaba a lo loco, dejándose llevar por sus impulsos.
Si él le conseguía las pastillas al menos podía estar seguro de darle unas lo más inocuas posible, quizás así la chica se quedaría contenta porque si no... lo mismo le daba otra vez por no comer ¡Que complicado era todo! ¿Accedía a su chantaje? ¿Pero qué garantías tenía de que se conformase con lo que él le diese? ¿No le pediría cada vez más? ¿Y si no lo hacía y luego se enteraba que había comprado otras vete tú a saber dónde? ¿Y si por no tener esas pastillas decidía dejar de comer o provocarse el vómito? No sería la primera vez. Nadie mejor que Shikamaru sabía las locuras que Ino podría llegar a hacer cuando le entraba la manía de adelgazar.
Aquello le estaba empezando a producir un gran dolor de cabeza. Salió por la parte de atrás. Allí había poca gente, más bien era una zona de aparcamiento. Se abrieron las puertas de un coche y dos personas bajaron de él, Shikamaru caminaba lentamente, iba a pasar al lado de una de esas personas cuando se paró de golpe sin creer lo que veía.
—¿Temari? —dijo a pocos metros de ella, mirándola asombrado.
Temari le devolvió la misma mirada asombrada y algo apurada.
—¿Shikamaru? Esto...
Shikamaru miró a su acompañante, aquello era lo que le sorprendía. Un hombre joven y atractivo cerraba la puerta. No le extrañaba que Temari estuviera con un hombre, lo que le extrañaba era quien era éste.
—Itachi Uchiha —murmuró.
—Verás, Shikamaru, deja que te explique.
—No tienes nada que explicarle —dijo Itachi—, a no ser que este crio sea algo importante para ti y tengas que darle explicaciones de tu vida.
—Él es mi amigo y quiero explicárselo.
—No —habló Shikamaru—. Tiene razón, no tienes que explicarme nada.
—Anda vamos, nos estarán esperando —Casi ordenó Itachi.
—Esto, Shikamaru, mañana hablamos ¿vale?
—Ten cuidado —susurró cuando Temari pasó a su lado.
—Ya te lo dije —Escuchó hablar a Itachi—, es un centro comercial, es normal que nos encontremos a gente conocida.
Shikamaru se había quedado congelado. Sabía que algo raro había en Temari y esa persona con la que mantenía una especie de relación, lo que no imaginaba es que esa persona fuera Itachi Uchiha, el hermano de Sasuke, del que nadie contaba nada bueno, del que decían que pertenecía a una organización poderosa con secretas actividades pero que se sospechaba tenía mucha influencia en las altas esferas, claro que lo mismo eran rumores exagerados... Sea por lo que fuera, Itachi no era muy bien recibido, quizás estaban muy influenciados por Sasuke y su tema personal, o por Naruto o Sakura que, ya se sabía, si Sasuke odiaba a su hermano ellos también.
Sea por lo que fuese, Itachi no daba ninguna confianza a Shikamaru y ahora comprendía por qué Temari lo mantenía tanto en secreto.
Miró como se caminaban, Itachi rodeó la cintura de Temari, ésta se giró y le dirigió una última mirada acompañada con una sonrisa. Shikamaru suspiró, desde luego que hoy no era su día, pero ya no podía pasarle más cosas desastrosas... o quizás sí, lo mejor sería irse para casa, darse un buen baño, relajarse y tratar de mantener la mente en blanco.
Estaba claro que Jisei tenía razón, el universo estaba regido por un gran bromista, "el bromista cósmico" lo llama ella, "algo" que se divierte riéndose de los humanos, gastando pesadas bromas, poniendo obstáculos en sus vidas y dedicándose a destrozar los sueños. Ahora el bromista cósmico ahora se entretenía amargando la vida de Shikamaru, no tenía bastante con preocuparse por Ino y su anorexia, ahora veía a Temari con Itachi... las mujeres eran todas difíciles y problemáticas y que no venga nadie a decirle que no.
Le molestaba pensar en Ino y en su anorexia, Ino era amiga suya de toda la vida, se habían criado prácticamente juntos, incluso su madre estaba empeñada en que algún día sería la esposa ideal para él, le tenía cariño, era como de la familia...
Le molestaba pensar en Temari saliendo con aquel arrogante Uchiha, ella era una gran mujer, fuerte, orgullosa, segura de sí misma, cuando tuvo el corazón roto ella estuvo a su lado obligándole a enfrentarse a sus sentimientos y ahora ¿Cómo podía dejarse atrapar por esa especie de atracción que sentía por Itachi? No lo comprendía.
Pero lo que más le molestaba sin lugar a dudas era pensar en Akane, era algo que le hacía sentirse mal consigo mismo, eran unos pensamientos que no se alejaban de su mente ¿Por qué la idea de los ojos de Sasuke mirándola mientras comía chocolate le producía tal incomodidad? Oh, sí, las mujeres eran problemáticas, incompresibles y problemáticas... muy problemáticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por leer.
Dime ¿Tienes alguna idea?

36. NO TE FÍES DE LAS APARIENCIAS

La salida de las chicas produjo un gran revuelo, desfilaban una detrás de otra, sonriendo y saludando a todo el mundo con sus pompones verde...