martes, 25 de febrero de 2020

30. NO CONOZCO MÁS HISTORIA QUE TÚ Y YO

Como era costumbre, Shino se acercó en sigilo al asiento de Akane, cogiéndola de improviso, pegando así su cara a la de la chica, le encantaba sobresaltarla.
—¡Shino! —gritó—. ¡Algún día me dará un infarto y será culpa tuya!
—¿Te encuentras mejor? —habló como siempre también con voz baja y arrastrada.
—Si, ya se me ha pasado la tontería que tenía ayer, era cansancio
—Si me necesitas, ya sabes donde estoy —Sonrió el chico con una mueca leve.
—Shino siempre al rescate ¿eh?
Mientras, Jisei miraba con ojos incrédulos a Sumire.
—¿Qué hiciste “qué” a Shikamaru?
—Le curioseé el ordenador.
—¿Te das cuenta de que eso es violar la intimidad de una persona?
—Si, me doy cuenta, pero no lo pude evitar, descifré su clave y…
—¿Qué tenía una clave y todo?
—¿Y la descifraste? - preguntó Tenten a su lado.
—Fue fácil ¿queréis saber cual era?
—¡No! —exclamó tajante Jisei—. ¡Sumire, esas cosas no se hacen! Malo es cotillear sus papeles, pero sus cosas privadas ¡por dios!
—¿Y que tenía? —La ignoró Tenten.
—¡Tenten, por favor!
—¿Tenía fotos guarras?
—No le miré las fotos, más que nada porque me centré en una carpeta que se llamaba "cartas que nunca entregué".
—¡Oh! ¡Qué titulo tan poético! —Tenten parecía entusiasmada.
—Tú sigue y dale bola a la loca esta.
—¿A que suena bonito? ¡Tenia unas cosas! Bueno, no pude ver mucho pero imprimí una hoja.
—¡Sumire, por dios! ¡Eres una delincuente! —continuó escandalizada Jisei.
—Tú solo lee —Sumire entregó la hoja a Jisei.
—¡No! No quiero y tú tampoco deberías haberlo leído, son cosas íntimas de un amigo.
—Trae aquí —Tenten se la arrebató bruscamente.
—¡Eso es como robarle!
Tenten haciendo caso omiso a Jisei echó un vistazo.
—Desde luego no tenéis vergüenza ¿os gustaría que os cotillearan vuestras cosas personales?
—Por favor —habló emocionada Tenten—… no tengo palabras, no puedo imaginar algo así de Shikamaru, claro, así no me extraña que se camelase a Temari.
—Seguro que exageras un montón para llamar mi atención pero no, no voy a caer en vuestras trampas, pequeñas delincuentes.
—En fin —continuó Tenten—, ya está echo ¡que le vamos a hacer! ¿no?
—¡Trae para acá! Esto no lo va a leer nadie más —dijo arrancando el papel de las manos de Tenten—. Capaces seríais de enseñárselo a los demás.
—¡Jo, Jisei, como eres! —Se quejó Sumire—. Pero al menos la canción si la leerás ¿no? Él me dijo que no se enfadaba, que si hubiese querido mantenerla en secreto la hubiese escondido.
—¿Eh, eh? ¿Qué dices a eso, gruñona?
—Las canciones vale, pero lo del ordenador no tiene perdón.
—Vale —Sumire puso gesto de niña pequeña—, si, me he pasado, lo reconozco, pero es que me emocioné.
—Venga —dijo Tenten—. Enséñanos la canción.
Sumire miró suplicante a Jisei.
—Bueno, vale, pero no se la enseñes a todo el mundo, aunque te dijese que le daba igual son cosas íntimas.
—No, solo nosotras y quizás Akane y Ryuko, es que tengo una teoría. Tomad, leed, la he pasado a limpio.
Jisei agarró el papel y Tenten acercó su cabeza a la de su amiga para poder leer también.
—Curioso —dijo Jisei al terminar.
—¿Ves como no es nada malo? ¿Tú que crees que quiere decir?
—Hombre, quiere decir exactamente lo que dice.
—Ya, pero ¿a quien se lo dice?
—Quizás a nadie, solo es una canción, le llegaría inspiración y la escribió, punto.
—No —opinó Tenten—, eso no funciona así, la inspiración le tuvo que venir de alguien.
—¿Será Ino? —preguntó Sumire.
—La verdad —contestó Tenten—, no me lo imagino. Será Temari, es más lógico, salió con Temari antes que con Ino.
Akane dio un gran estornudo.
—Creo que me he resfriado —decía mientras utilizaba un pañuelo de papel.
—Me parece que alguien te ha contagiado algo —dijo Shino.
—Lo raro es que no me hubiese contagiado nada.
—¡Qué bonito! —exclamó Sumire en voz alta—. ¡Akane! Ahora los virus que estaban dentro de Shikamaru están dentro de ti.
—¡Que asco por favor! —Se quejó Akane—. Ahora si que me encuentro mal, me has revuelto el estómago.
—Anda, toma —dijo Jisei pasándole la hoja con la canción—, léete esto.
Akane no pudo leerla porque ya llegaba la hora de empezar las clases pero mientras daban la clase, en un momento de aburrimiento, sacó la hoja y comenzó a leer:
"No conozco mas historia que tú y yo,
ni más besos que nos que tú me enseñaste.
No conozco más palabras del amor,
que las pocas que has querido regalarme.
Y aborrezco las caricias que admití,
mientras yo me imaginaba tus abrazos,
aborrezco las mentiras que fingí,
aceptando los amores de otros brazos.
Y es que quiero seguir junto a ti,
como el sol que me acaricia y me atormenta siempre al fin,
como el sol, te necesito junto a mí.
Reconozco que me has dado más calor
que cualquier amor que pudo cobijarme.
Reconozco que si me duele el corazón,
es para que tú no te atrevas a dejarme.
Y aborrezco las caricias que admití,
mientras yo me imaginaba tus abrazos,
aborrezco las mentiras que fingí,
aceptando los amores de otros brazos.
Y es que quiero seguir junto a ti,
como el sol que me acaricia y me atormenta siempre al fin,
como el sol, te necesito junto a mí."
Al terminar la clase, Akane se acercó a Jisei.
—¿Quién te ha escrito esto?
—¿Crees que ha sido a mi? No, no es para mí, es de Sumire.
—Anda, Sumire, que calladito te lo tenías, pillina.
—¿El qué?
—Esto.
—¡Ah, pero yo no he hecho nada malo! Él dijo que…
—Que no, Sumire, que no es eso —interrumpió Jisei—, parece que Akane cree que te lo han escrito a ti.
—¡No, no! No sabemos a quien se lo ha escrito.
—¿Qué pasa? —Se acercó también Ryuko.
—Toma, lee esto ¿Y quién lo ha escrito? —preguntó Akane a Jisei.
—Alguien habrá sido, digo yo.
—Ya ¿Pero quién?
—¿Tú quien crees?
—¿Es que no lo sabéis?
Akane miró a Sumire y a Jisei que a su vez la miraban con una tonta sonrisa en la cara.
—Ya veo, ha sido Shikamaru ¿no?
—¡Ala! —exclamó Sumire—. ¿Cómo lo has adivinado?
—Porque me contaste que escribía canciones y eso tiene pinta de canción.
—¿A quien se lo habrá escrito? —comentó Ryuko.
—Tenten dice que a Temari —respondió Sumire—. ¿Tu que crees, Akane?
—Que es Temari, pero que a mi me da lo mismo —Y se volvió a su sitio.
—¿Se lo puedo enseñar a Chouji? —propuso Ryuko—. Supongo que él lo sabrá, me imagino que Shikamaru le enseñará sus canciones.
—Pero que sea discretito —susurró Jisei—, Sumire la copió a escondidas.
En otro cambio de clases Ryuko volvió a acercarse a ellas.
—¿Qué dice Chouji? —preguntó impaciente Sumire.
—Dice que la conoce, pero que ya hace tiempo que la escribió y no es para Ino.
—¿Está seguro? —recalcó Sumire.
—Sí porque dijo que se lo preguntó.
—¿Y?
—Le dijo que no es Ino, pero nada más.
—Entonces es Temari —Reflexionó Sumire.
—Vete tu a saber —habló Jisei—, lo mismo es Tayuya ¿por qué no? ¿qué sabemos de ella?
—Que habla como un camionero —contestó Ryuko.
—¿Todavía estáis con lo mismo? —dijo Akane de pronto—. Bueno, pues dejarlo que acabo de tener una idea: vamos a hacer un grupo de animadoras.
—¿Para Shikamaru? —Sumire preguntó extrañada.
—Si, solo le faltaba eso al ciervito. No. Es para el partido del sábado, es la final así que tendremos que animarlos todo lo que podamos ¡Tenemos que ganar!
—Eso —dijo Jisei con burla—, tú tienes que animar a tu futuro maridito y apoyarle.
Akane le dirigió una mirada entre asesina e incrédula.
—Voy a hablar con Sakura
—Ya la va a liar, lo estoy viendo —Suspiró Ryuko.
Para Shikamaru el día pasaba lentamente. Aún tenía algo de fiebre y le dolía la garganta pero ya no le daban arcadas y no se sentía mareado, estaba mucho mejor.
Su madre decidió que debía hablar seriamente con él sobre las mujeres y lo peligrosas que podían llegar a ser. Cuando llegó a su casa, preocupada por el aviso de que su hijito estaba enfermo, se tranquilizó al ver allí al médico, a Chouji y Ino atendiéndole, tranquilidad que terminó cuando descubrió que no había sido Ino, la hija de los Yamanaka, amigos de toda la vida de los Nara, la que se había ocupado de su pequeño, sino otra chica, según el medico una de pelo anaranjado que parecía saber muy bien lo que hacía, "Akane" la llamó su hija que al oír la descripción.
¿Quién era esa chica que había estado cuidando a su hijo toda la noche? ¿Qué clase de chica era la que pasaba la noche en casa de un chico? Por suerte Chouji explicó que él también había estado, eso y que el médico añadió lo buena enfermera que había sido tranquilizó un poco de nuevo a su madre, pero aún así a Shikamaru le tocó aguantar los consejos de una madre preocupada y la amenaza de una charla con su padre cuando llegase por la noche, una charla entre hombres sobre mujeres y problemas biológicos.
Mientras tanto Shikamaru esperaba, sabía que tendría visita, algo muy grave tendría que pasar para que Neji no le llevase los deberes, aunque él quien quería que fuera era Akane, quería hablar con ella, necesitaba hablar con ella, porque sabía que la había molestado y tenía que aclarar ese tema, la experiencia le había demostrado que los malentendidos deben aclararse cuanto antes o nunca se aclaran.
Como también era habitual, su madre no iba a dejar que estuviese ocioso todo el día así que le mandó ordenar su armario. Sentado en su cama, Shikamaru había vaciado el contenido de un cajón en ella y se dedicaba a separar lo que tenía valor de lo que debía deshacerse. Era un cajón en el que iba metiendo todo lo que no sabía donde meter, así que podía tener cualquier cosa, desde postales, llaveros, bolígrafos hasta… una pequeña caja de color azul oscuro con letras doradas grabadas en ella… así que estaba allí.
Shikamaru sintió cierta pena cuando la vio, casi con miedo, como si al cogerla algo malo le fuera a pasar, la agarró y miró detenidamente sin saber si abrirla o no. Respiró profundamente y la abrió.
El colgante de forma ovalada y color azulado, enganchando a una fina cadena de plata continuaba allí, como la última vez que lo vio, aunque ahora Shikamaru ya no lo miraba, en su mente lo que veía era a Akane pegada al escaparate de aquella joyería.
"...
— ¿Por qué a todas las mujeres os gustan tanto las joyas? —preguntaba Shikamaru sin prestar atención al escaparate, solo a la chica que tenía delante.
—Son bonitas y brillantes —contestó Akane con voz traviesa.
—Sois como las urracas, vais a todo lo que brilla —Bromeó.
—Yo lo hago más bien por avaricia, si me veo en un apuro siempre puedo venderlas.
—Ahora que lo pienso, nunca te he visto con joyas ¿ya las has vendido?
—Nunca he tenido nada de oro o de plata, bueno si, tengo medallas pero mi madre las guarda, creo que piensa que las voy a perder ¿Esos pendientes que llevas tú son de plata? —dijo señalando los pequeños pendientes que Shikamaru llevaba siempre.
—Son de acero ¿Tú no llevas pendientes nunca?
—No, mi madre me mata si se me ocurre agujerearme las orejas ¿Tus padres te dejan llevar pendientes sin insultarte?
—Siempre los he llevado, me los regaló mi bisabuela, por lo visto es algo tradicional en los Nara.
—O sea, hacéis las cosas al revés.
—Somos muy peculiares, con costumbres peculiares ¿Qué te gusta más?
Akane señaló sin dudar una pulsera de oro blanco en forma de trenza. Shikamaru miró el precio. 
—No eres tonta, no.
Shikamaru observó el escaparate, la mayoría de las cosas que en él se mostraban superaban con mucho su presupuesto pero pensó que regalarle algo podría ser un detalle bonito, alguna cosa tendría que haber que pudiera comprar y además tenía el día perfecto para regalárselo.
Estaba muy ilusionado con aquella relación que habían comenzado, se sentía muy bien estando a su lado, normalmente las chicas solían ser muy pesadas, empeñadas siempre en que los chicos hicieran lo que ellas querían pero Akane siempre le miraba con sus ojos brillantes y le convencía de cualquier cosa, era estupendo dejarse llevar por ella, tenia una bonita sonrisa y sus manos eran siempre muy cálidas. A Shikamaru le gustaba agarrar sus manos y sentir esa calidez emanando de ellas, esa calidez de la que él quería formar parte.
Entrelazó los dedos con los de ella y la miró, Akane le devolvió la mirada con aquella sonrisa en los labios y él se sentía feliz. Cada rato que pasaba con ella más convencido estaba de ponerse un poco más tonto, se encontraba en esa parte de su relación en la que cualquier cosa que descubría le parecía maravillosa.
Puso su mano en la nuca de la chica para atraerla hacia sus labios y besó, como siempre hacia, suave pero ávidamente, su boca. Le encantaba sentir los labios de Akane en los suyos, eran tan suaves y cálidos y extrañamente no sabían a nada; pensaba que los labios de una chica debían saber a algo, a algún alimento comido hacia poco, restos de dentífrico, una bebida, pero no, no sabían a nada y sin embargo ese roce suave y cálido le resultada totalmente adictivo.
Akane nunca le permitía profundizar el beso. Sabía que era algo que a ella le desagradaba y cuando, alguna vez, llevado por el entusiasmo, lo había intentado, ella lo había rechazado de una forma sutil, así que se conformaba con saborear esos labios que no sabían a nada.
—Seria mejor que fuéramos a un sitio más privado —habló la chica.
—No porque si vamos a un sitio mas privado lo mismo no voy a saber contenerme. ¿Te han dicho alguna vez que eres como una droga?
—¿Tan dañina soy? Anda vamos, se nos está haciendo tarde.
—Akane… yo…
Quería decirle cuanto le gustaba, lo bien que se sentía con ella pero no lo hizo, tenia miedo de asustarla o agobiarla si mostraba demasiado sus sentimientos. Se limitó a caminar a su lado, cogido de su mano y mirando el cielo, disfrutando de ese momento.
..."
Shikamaru había cogido el colgante y lo sostenía frente a sus ojos, mirándolo.
Era muy triste pensar que esos momentos nunca iban a volver, estaban en el pasado, aunque lo verdaderamente triste era pensar que no tenía posibilidad de vivir algún otro parecido.
Había sido su primer amor, ese que nunca se olvida, ese con el que se viven nuevas cosas por primera vez, con el que se tiene esa sensación única de la novedad. ¿Cómo sería enamorarse por segunda, tercera o décima vez? ¿Se tendrían esas nuevas sensaciones? ¿A que dejaba paso la novedad?
Ahora si que se sentía mal, algo parecía atragantársele en la garganta. Miró hacia el techo de su habitación, allí estaba la lámpara en forma de estrella que sus padres le compraron de niño; lo hicieron porque él siempre estaba mirando al cielo... las estrellas... un nuevo recuerdo apareció en su mente. Volvió a mirar el colgante y lo guardó en la cajita, depositando esta con cuidado en un rincón del cajón.
—Te llevaré al mejor lugar para ver las estrellas —Murmuró recordando palabras suyas dichas con anterioridad—. Es una promesa.
Ya sabía que hacer con ese colgante y que utilidad iba a tener. Solo necesitaba idear una estrategia pera convencer a esa cabezota y tenía mucho tiempo para hacerlo.
0El timbre de la casa sonó, inmediatamente Shikamaru escuchó la voz de su madre.
—Shika, abre tú, debe ser Chiharu.
Hizo lo que le habían dicho, abrió la puerta y allí se encontró a su hermana junto a una chica de su misma edad, rubia, con el pelo recogido en un par de coletas y grandes ojos azules.
—Hola, plasta —saludó la hermana—. Pasa, Minako, sin formalidades.
—Hola, estúpida. Buenas tardes, Minako.
Shikamaru las dejó en la entrada y se acercó a sentarse al sofá, no llegó a hacerlo, no al menos de una forma normal porque la chica rubia corrió a abalanzarse sobre él abrazándole y haciéndole perder el equilibrio, quedando sentado bruscamente y en una comprometida postura con la chica encima.
—¡Shika! ¿Cómo estás?
—¡Mamá! —gritó Chiharu—. ¡Tu hijo ya esta propasándose con Minako!
—¿Qué pasa? —dijo la madre entrando—. Shikamaru, deja en paz a la niña.
—Eso intento.
Pero Minako tenía agarrado a Shikamaru sin dejarle mover los brazos.
—Venga, Minako —continuó Yoshino—. ¿No ves que ya no puedes jugar con él? Ya no eres una niñita.
—Además él es un pervertido —añadió Chiharu.
—Buenas tardes, señora Nara —La chica se incorporó.
—Nunca cambiarás, Minako, y tú, Chiharu, no vuelvas a llamar pervertido a tu hermano. Portaos bien mientras os preparo algo de merienda.
—Estaba muy preocupada por ti, Shika ¿te has enfadado conmigo?
—¿Cómo se va a enfadar? Está contentísimo de tu efusivo abrazo.
—¿Me per-do-nas? —dijo Minako poniendo cara de mimosa.
—Mendokusei, no hagas eso —dijo Shikamaru.
—Entonces me perdonas ¡que contenta estoy!
Y volvió a abalanzarse sobre él.
—Eres tan plasta como tu hermano.
—¿Naruto también te abraza? —Se burló Chiharu. Volvió a sonar el timbre—. Ya abro yo.
—Hola —Se escuchó una voz masculina cuando Chiharu abrió la puerta—. Veníamos a...
—Ya, ya, id pasando. Hermanito, tienes visita... mucha visita.
Entraron Neji, Hinata, Gaara, Temari, Kankuro, Chouji y Ryuko. No, no venia Akane, Shikamaru se sintió muy decepcionado.
—¡Neji! —Volvió a gritar Minako mientras ahora corría a abrazar a este—. ¿Te has acordado de mi? ¡Gaara! —Ahora cambió de objetivo—. ¡Cuanto tiempo sin verte!
—Minako —habló Neji—, eres demasiado cariñosa, deberías moderarte un poco.
—¿Te has enfadado conmigo? —Puso su cara de mimosa.
—¿Y yo qué? —protestó Kankuro—. ¿A mi no me has echado de menos?
—¡No te acerques a mi o grito!
—Vaya, mi mala fama corre más que yo.
—Anda, Minako —habló Chiharu—, vamos a mi cuarto, será mejor que los dejemos solos, tendrán que hablar de sus tonterías.
—Hola —saludó Shikamaru—. Sentaos donde podáis.
Todos se preocuparon por la salud de Shikamaru.
—Ya estoy mejor.
—Han dicho que Ino te estuvo cuidando —comentó Temari.
—Estuvo un rato ayer por la tarde —Se apresuró a aclarar Ryuko—. Fue Chouji quien le cuidó.
—Uy, cuanta gente —Se sorprendió la madre de Shikamaru. Todos se levantaron a saludarla—. Voy a hacer más merienda.
—Por nosotros no se moleste, señora Nara —habló Neji—. Nos vamos enseguida.
—Si —agregó Gaara—. Nosotros también, tenemos trabajo pendiente.
—¿No ha venido esa chica? La que le estuvo cuidando ¿Akane, no?
—No, señora —contestó Chouji—. No ha podido.
—Qué pena, quería darle las gracias. Bueno, voy a sacaros al menos unos refrescos.
—¿Así que Akane te cuidó? —Rió Kankuro—. Así tiene ella el catarro que tiene.
—¿Está enferma? —preguntó algo preocupado Shikamaru.
—Pero no es nada, no te preocupes —Sonrió Temari.
—¡Ah, mira! —Ryuko sacó una postal—. Te la envían Tenten, Jisei, Sumire y Akane, el dibujo es de Sai.
"Esperamos verte pronto" se leía en letras grandes debajo del dibujo de una piña con cara enferma acostada en una cama.
—Kiba y Naruto querían venir —dijo Hinata—… pero tenían entrenamiento.
—Y Akane ha formado un grupo de animadoras para el partido del sábado —continuó Kankuro—. Estoy deseando verlas vestiditas de animadoras.
—¿Eso ha hecho?
—Si, lo ha organizado todo —explicó Ryuko—. Y ha liado a Sakura, Ino, Tenten, Jisei a otras cuantas que ha pillado por ahí
—Por eso no ha venido —aclaró Temari—. Se han reunido a ensayar y planearlo todo.
—Típico de Akane —comentó Shikamaru—. Siempre enredando en algo, menudo rollo ¿Y tú, Hinata? ¿Tú no te has apuntado?
—No, yo es que... no se si sabré.
—Deberías intentarlo, seguro que animabas mucho a Naruto de…
Hinata se puso colorada, pero no era esa la razón por la que Shikamaru no había terminado la frese, fue por la desilusión que vio en los ojos de Gaara.
—Sería una animadora estupenda —habló en voz baja Gaara.
—¿Y tú, Temari?
—Mira, la verdad, dar saltitos como una tonta, gritar y agitar un pompón y que un montón de salidos me observen no me seduce demasiado.
Tal y como habían dicho, salvo Chouji y Ryuko, se marcharon en seguida.
—¿Que te pasa, Shikamaru? —preguntó Chouji.
—Nada —dijo estirándose—. ¿Me tiene que pasar algo?
—Esperabas a Akane ¿verdad?
—Mendokusei...
—No entiendo porqué no quieres reconocerlo.
—Lo reconozco ¿vale? Esperaba hablar con ella, creo que ayer se molestó conmigo, es una tontería pero... bah, todo es muy problemático.
El tema se zanjó en ese momento. Shikamaru sabía que Akane no había ido porque iba a preparar lo de las animadoras, si, estaba ocupada, pero ¿no sería una excusa para evitar ir a verle? Esa chica era capaz de inventarse cualquier cosa para tener algo que hacer y no verle a él, así de retorcida era.
No, no estaba bien lo que estaba pensando, eso no era así, Akane no era tan retorcida. No pasaba nada, mañana seguramente vendría. 
...
DISCLAIMER: La letra pertenece a la canción "Reconozco" de Juan Pardo, así como todos sus derechos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por leer.
Dime ¿Tienes alguna idea?

36. NO TE FÍES DE LAS APARIENCIAS

La salida de las chicas produjo un gran revuelo, desfilaban una detrás de otra, sonriendo y saludando a todo el mundo con sus pompones verde...