jueves, 6 de febrero de 2020

08. EL PROBLEMA DE INO

—Va a llover —había sentenciado Shikamaru tras mirar el cielo a través de una de las ventanas del aula durante un cambio de clases.
—¿De verdad? —Se sorprendió Sumire ante tal afirmación—. No lo parece.
—Si Shikamaru dice que va a llover, lloverá —respondió Chouji—. Es un erudito de las nubes
—¿tú que opinas, Jisei? ¿Lloverá? ¿Lo presientes?
—Es época de lluvias —contestó Jisei—, lo más probable es que llueva.
—¿No lo puedes adivinar?
—Mis poderes no llegan a tanto.
—Jo, la mayor decepción del mes, te lo digo de veras, yo pensé que podías adivinar las cosas.
Jisei rio ante tan afirmación.
—En temas de lluvias, aquí, mi amigo el ciervo, suele acertar —opinó Akane a la que todo el mundo iba dando un folio con sus ideas y preferencias para la función—. No se por qué todo el mundo me da a mi estas cosas, creí haber dicho que fuera a los dos.
—Es porque eres una mandona y lo saben —Sonrió Shikamaru.
—¿Y sobre que hora empezará a llover? —preguntó Sumire.
—Creo que a la hora de la comida.
Tal y como había previsto a la hora de la comida ya estaba lloviendo. Ese hecho hizo que la mayoría de los alumnos, entre ellos Sumire, decidiera quedarse a comer en el aula. Ayudó a Akane, Ryuko y Jisei a juntar varias mesas, lo mismo hicieron Chouji y Shikamaru a los que se unieron Shino, Kankuro y Sai y un poco más alejados Neji, Temari, Gaara y Hinata.
A Lee, Kiba y Tenten les daba igual la lluvia, o eso dijeron y Naruto, Sakura, Ino y Sasuke se fueron a comer a la cafetería.
—¿Por qué los chicos se sientan alejados? —preguntó Sumire al ver que el grupo de los chicos no juntaban las mesas a las suyas.
—Creen que nuestras conversaciones les aburrirán —contestó Akane.
—Es por costumbre —añadió Ryuko—. Ellos piensan que las mujeres necesitamos nuestro espacio para hablar de cosas de mujeres, ya sabes, cosas que a ellos les da mucha vergüenza.
—¿Qué cosas?
—Piensan que necesitamos hablar continuamente de ropa, sentimientos y de nuestra menstruación —explicó Akane.
—Es como les han educado —añadió Jisei—. No se como es en España pero aquí cuesta romper con las tradiciones. Los hombres a un lado, hablando de cosas de hombres y las mujeres a otro.
—Menuda tontería ¿Y que son las cosas de hombres?
—Bueno, vale ya —interrumpió de pronto Akane sorprendiendo a Sumire, la cual pensó que hablaba con ella—, quita ya esa cara mohína, Ryuko, me estás poniendo de los nervios.
—No tengo cara mohína.
—No, poco.
—No la contradigas, Ryu, ya sabes como es y cómo se pone —advirtió Jisei—, y tú, Akane, controla tu mal genio, por favor.
—Si es que me está juzgando, lo veo en sus ojos.
—A lo mejor molesto —dijo casi con temor Sumire.
—No, no molestas. Es que Ryuko está un poco alterada por algo que ha hecho Akane.
—¿Pero que he hecho yo? Si no he hecho nada.
—Pues eso es —Parecía reprocharle Ryuko—, que no has hecho nada. Tienes que hablar con él y decirle que no vais a salir.
—¿Y por qué no iba a salir con él? Es un chico guapo, quiero saber que se siente saliendo con un chico guapo.
—Va a pensar que estas interesada en él.
Sumire miró confusa a Jisei, como parecía ser habitual desde que había regresado, no se enteraba de nada.
—Akane va a salir con Sasuke —explicó Jisei.
—¡Ahhhhhhh! —Sumire abrió los ojos a más no poder—. ¿Con Sasuke Uchiha?
—Chist, no grites, no queremos que se entere nadie —Ryuko miró hacia el grupo de Hinata que parecía no haberse dado cuenta, no así el de Kankuro, el cual sonrió a las chicas—. Desde luego, Jisei ¿Para qué lo dices?
—Es Sumire, no veo la razón de mantener el secreto.
—¿Es que es secreto? —habló Sumire en voz baja.
—No queremos que Sakura o Ino se enteren, ya sabes cómo son con Sasuke, que piensan que es de su propiedad.
—Sí que es verdad que se ponen celosas enseguida ¡Ah! Lo siento, no lo sabía pero no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo, te lo juro, no diré nada a nadie —Con el dedo índice hizo una cruz en donde se suponía está el corazón—. No sabía que0 a ti te gustaba Sasuke.
—No es que me guste, a ver, entiéndeme, el chico es muy guapo y a mí me gustan los chicos guapos pero no es que quiera competir con Sakura, ni nada por el estilo, ni tampoco creo que yo le guste.
—¿Entonces por qué vas a salir con él?
—Porque está loca —respondió Ryuko—, por eso.
—El otro día le pidió una cita en broma y él se lo tomó en serio —aclaró Jisei.
—Solo quería que Ryuko viera que no es tan difícil pedir una cita a un chico y que si te dice que no pues no te mueres, ni nada de eso.
—Solo que Sasuke dijo que si —añadió Ryuko.
—¡Pero lo dijo en broma! Lo dijo solo por quedar bien.
—¡Y una leche por quedar bien! Al día siguiente bien que insistió.
—Pero no pasa nada, es Sasuke Uchiha ¿De veras crees que va a salir conmigo?
—¿Por qué no iba a salir contigo? —preguntó Sumire—. Yo soy muy romántica y me gusta creer en el amor y en que quizás el chico popular de pronto se ha fijado en la chica "rara" del instituto.
—¿Rara?
—Tienes la cabeza muy naranja, es exótico y a la vez como raro.
—¿Crees que el color de mi pelo me convierte en "rara"?
—Te convierte en víctima de muchas burlas —habló Jisei—, no lo niegues y con tu mal carácter eso se traduce en la chica pegona y mal encarada del insti. Tienes fama de bruta y enojona.
—Y eso lo hace más romántico aún —dijo soñadora Sumire.
—No es romántico, Sumire —Casi gruñó Ryuko—, los chicos tienen pensamientos confusos y más a estas edades.
—¿Confusos como qué?
—Como que las chicas de cabeza naranja son más "facilonas".
—¿De dónde sacas eso? —dijo Akane—, y lo más importante ¿De veras crees que Sasuke me ha dicho de ir a tomar algo porque piensa que soy "facilona"?
—Antropológicamente siempre están pensando en aparearse. Cuando un hombre inicia un "acercamiento" su intención es la de procrear lo antes posible.
—¿Me estás diciendo que Sasuke Uchiha está pensando en "aparearse" conmigo?
—Eso no lo dudes —Rompió a reír Jisei.
—¿Cómo sabes esas cosas? —preguntó atónita Sumire.
—Ryuko lo sabe todo —contestó Jisei—, es que lee todo lo que cae en sus manos.
—Ay, Akane ¡En que lio te vas a meter!
—¡No me voy a meter en ningún lio! Seguro que Sasuke se lo ha tomado como una cita de amigos, no una cita romántica; lo que pasa es que quiere empezar a ser más sociable, solo eso.
—Según Ryuko debe estar pensando ya en hacerte de todo —rio Jisei—, recuerda ponerte bragas limpias.
—Mira que sois tontas.
—Oye, Akane —habló Sumire—. ¿A ti te gusta Shikamaru, verdad?
La risa de Jisei se escuchó por toda la clase mientras Akane se atragantaba.
—¿Pero a qué viene esto?
—No sé, me ha dado la impresión de que te gusta.
—Claro, no hay otro para gustarme, solo el ciervo machista y vago para todo, no te fastidia.
—Pero es muy listo —añadió Ryuko—, y a ti te gustan los listos.
—Es que discutís mucho —dijo Sumire—, dicen que los que se pelean se desean. Yo creo que tú le gustas a él.
—Ya sabes, del amor al odio hay un paso —afirmó Ryuko.
—Sí, del amor al odio hay un paso pero del odio al amor hay un gran barranco. Barranco donde os voy a empujar a Jisei como no deje de reírse.
Chouji, Sai y Kankuro miraban curiosos hacia el grupo de las chicas.
—¿De qué se reirá tanto Jisei? —cuestionó Chouji.
—Para mí que se ríen de nosotros —contestó Kankuro.
—Creo que están hablando de Sasuke y su cita con Akane —dijo Shino.
—Espera —interrumpió Kankuro— ¿Akane tiene una cita con el Uchiha?
—Creo que si ¿No, Chouji?
—Bueno, Ryuko me ha dicho que sí, que por lo visto Sasuke se sintió ofendido si resultaba que era una broma.
—Tus intentos por evitar la cita —habló Shikamaru dirigiéndose a Shino—... al final fueron inútiles.
—No quería evitar la cita, lo que pretendía era que Ino no se enterase.
—Espera —interrumpió Kankuro—, ¿Akane va a salir con Sasuke? Que fuerte, que suerte tiene el "muy".
—Creo que Akane no quería salir con él —añadió Shino—, solo lo dijo por decirlo pero todo se lio.
—Sí, claro —Pareció gruñir Shikamaru.
—Tampoco es tan raro que una chica pida salir a un chico ¿no? —habló Sai—. Creo que es una práctica habitual si a la chica le interesa.
—¿Tu no vez nada raro en que Akane y Sasuke salgan? —preguntó Chouji.
—Pues no.
—Qué raro eres.
—No entiendo por qué soy raro.
—De cualquier forma no vayáis comentando esto —Casi ordenó Shino—, no queremos meter a Akane en un lio.
—¿Qué lio? —cuestionó Sai.
—Ino y Sakura podrían sentirse muy dolidas —contestó Chouji.
—Vale, vale —dijo Kankuro—, a mí me da igual con quien salga nadie, ya ves tú.
Shikamaru se levantó.
—¿Dónde vas? —preguntó Chouji.
—Voy al club de shogi, tengo que hablar con Asuma.
—¿Te acompaño?
—No, no hace falta. Tú sigue comiendo.
Chouji no quitó la vista de encima a su amigo hasta que este salió por la puerta.
—Creo que va a quitarse del club de shogi —comentó.
—¿Por qué va a hacer eso? —cuestionó Sai—, es el campeón del instituto.
—Por lo de la sanción, creo que piensa que le va a quitar tiempo.
—Normal —habló Shino—, Akane va a dejar el consejo de estudiantes y está pensado abandonar el periódico también.
—Que putada —comentó Kankuro.
Shikamaru sabía que no iba a encontrar a Asuma en el club de shogi, más que nada porque era la hora de la comida, pero necesitaba salir del aula, empezaba a sentirse muy agobiado.
Llegó hasta el aula donde estaba el club de shogi y tal y como esperaba lo encontró cerrado. Como alumno aventajado él tenía una llave, no era la primera vez que cuando se sentía preocupado iba allí para poner sus ideas en orden.
Las persianas estaban bajadas, se acercó a una de las ventanas y subió un poco la persiana, no mucho, tampoco necesitaba mucha luz. Abrió el armario y sacó uno de los tableros de shogi y una caja con piezas, se sentó frente a una mesa y empezó a colocarlas. Jugar al shogi, aunque fuera solo, era una de las cosas que más le ayudaban a centrarse cuando estaba preocupado, de alguna forma siempre conseguía que las piezas se convirtieran en sus problemas y planeaba una estrategia para resolver sus dudas.
Aunque esta vez se sentía un poco desbordado.
Todo era muy problemático.
Las mujeres eran muy problemáticas.
Todas.
Y todas parecían empeñadas en agobiarle a él.
Para Shikamaru las mujeres no solo eran complicadas, eran incomprensibles, ilógicas, irracionales, eran pesadas, mandonas, soberbias, orgullosas, cabezotas, demasiado sentimentales, gruñonas, quejicas y a veces molestas. Por lo menos él se sentía rodeado de mujeres molestas.
Su madre, siempre gritándole, siempre severa, siempre dando órdenes, queriendo organizar su vida.
Su hermana, un mar de hormonas inaguantables rugiendo por su casa, quejándose del mundo, haciéndole a él blanco de su sarcasmo y sus burlas.
Ino, una de sus mejores amigas y en esos momentos la que más le preocupaba, empeñada en que haga lo que ella quiera, siempre gritando, ella, la que piensa que el mundo solo existe porque existe ella y encima ahora poniéndole en un gran apuro.
Shikamaru suspiró mirando al techo. De veras que el problema de Ino era grave y no tenía ni idea de qué hacer.
El día que Ino se empeñó en acompañarle a casa, que fueran ellos solos porque "quería decirle algo", Shikamaru supo que eso le iba a traer problemas.
"...
Shikamaru fruncía el ceño mientras Ino, con gesto mimoso, se acercaba a él.
—Vamos Shika ¿tanto te cuesta?
—Te repito que no y no me sobes más... ¡no es no!
—Sabes que no te voy a poner en un apuro
—¿Qué no? ¿Sabes el daño que te está haciendo eso?
—No me está haciendo daño, al contrario, no sabes lo que me ayuda, no sé por qué te pones tan tonto, es solo un favor, Shika, por dios, sabes que te lo voy a pagar, no te pido que las robes, somos amigos ¡no me puedo creer que no seas capaz de hacerme ese favor!
—Estás perdiendo el control de todo esto y ya sabes lo que te puede pasar. Ino, por favor, por favor —Shikamaru la miraba suplicante—, recapacita, ahora estás bien.
—¡No estoy bien! ¡Tú no sabes lo que estoy pasando! Shikamaru, por favor, tú no me puedes fallar.
—¡No! —contestó tajante—. No voy a ser tu cómplice.
—Si tú no me las consigues las compraré por internet y entonces sí que no estaré segura de la mierda que me vendan.
—Ino, no me amenaces.
—Tú verás, piénsalo, pero lo necesito ya.
..."
—Mendokusei —susurró—. ¡Mujeres!
Aprovechándose de su amistad, de que se conocían desde pequeños, Ino le había pedido unas pastillas... como si fuera tan sencillo, como si para él, solo porque su padre tiene una farmacia, ir y llevarse unas pastillas fuera lo más fácil del mundo.
Y no, eso no es así. Intentó que Ino comprendiera que las pastillas que tiene su padre en la farmacia están en el inventario, que si faltaba alguna caja se iba a dar cuenta tarde o temprano, pero a ella eso le daba igual, ella no quería escuchar, para ella todo era una excusa para no dárselas.
Estaba muy preocupado. En teoría las pastillas que le había pedido parecían inofensivas, diuréticas, decía, para eliminar líquidos, pero ninguna pastilla es inofensiva, son medicamentos que deben ser recetados por médicos, que podrían tener efectos secundarios... esta Ino era una inconsciente, como todo el mundo cuando se obsesiona por algo, no ven más allá de sus manías, no piensan y desde luego que él no iba a ser cómplice en algo así.
Además, que manía más absurda por adelgazar, si ella estaba muy bien como estaba... maldita problemática...
Tratando de no empezar a ponerse de mal humor quiso alejar esos pensamientos y recordó a Temari. Otra problemática.
Temari, a veces una buena amiga, otras veces insufrible, con esa maldita manía de burlarse de sus debilidades, desde luego que con las mujeres nunca se sabe si mostrarse débil o duro y para colmo ahora anda con ese misterio de que está saliendo con un tío y ella misma dice que nada bueno va a salir de esa relación.
Y la peor de todas y más problemática es sin duda Akane... aunque en realidad lo problemático sale de él, porque ella le grita y sabe que la provocó, se enfurece con él sin ningún motivo, pero si hay un motivo y él lo conoce. Es problemática cuando se encabezona con algo y no entra en razón. Es problemática cuando se cierra a él y no quiere escucharle. Pero lo que de verdad es problemático para Shikamaru es que aunque esa chica es insufrible, casi imposible ganarse su confianza, en las contadas ocasiones en que lo consigue se siente feliz y sobre todo es muy molesto porque se preocupa por ella y no le gusta que salga con Sasuke Uchiha... ¿porque se en cuanto se descuida, como ahora, ya está ocupando sus pensamientos?
...
A última hora tenían educación física. Camino del gimnasio, Sumire, emocionada como estaba con la idea de una "cita secreta", se enganchó del brazo de Akane mientras bajaban las escaleras. Tan emocionada estaba que se giró bruscamente, levantó uno de sus pies y al volver a ponerlo en el suelo se encontró con que no había escalón, perdió el equilibrio, su propio peso la hizo caer hacia atrás, arrastrando en su caída a Akane.
Fue una caía bastante escandalosa, que organizó un gran revuelo. Sumire gritaba alarmada que había matado a Akane y ésta lo único en lo que pensaba era en sus gafas que habían salido volando.
Un par de profesores acudieron, Sumire se quejaba de que le dolía el tobillo y no podía apoyarlo, Akane de su cabeza. Las acompañaron a la enfermería.
Lo de Sumire parecía un esguince y la trasladaron a un centro médico. Akane estuvo un rato en la enfermería, no parecía tener nada, salvo el golpe.
—No es conveniente que hagas educación física ahora —dijo Shizune, secretaria de la directora y también enfermera.
—¿Entonces tengo que quedarme aquí? —preguntó Akane sentada en la camilla de la enfermería.
—No porque Shikamaru ha pedido permiso para acompañarte en la biblioteca, allí debe estar esperándome.
—¿Y por qué?
—Después del golpe que te has dado me quedo más tranquila si alguien te vigila, por si te mareas y ya que ambos tenéis un montón de papeles que ordenar con lo de la obra, ha pedido permiso para saltarse la clase y aprovechar para ir haciendo algo.
—Que morro que tiene.
—Lo ha hecho por ti.
—Sí, seguro —dijo poniéndose en pie—, hay que ver lo que hacen algunos por saltarse la clase de Gai-sensei. En fin, voy para allá.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, gracias, me siento bien.
—Cualquier malestar que tengas le dices a Shikamaru que te traiga de vuelta ¿De acuerdo?
Salió de la enfermería y se dirigió a la biblioteca segura de que Shikamaru habría aprovechado el percance para echarse una siesta. Para su asombro le encontró muy concentrado, rodeado de papeles y con unos cuantos libros en la mesa.
—¿Qué hay? —dijo en voz baja para no alterar el silencio que allí reinaba.
—¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?
—Shizune ha dicho que estoy bien —Se sentó a su lado—. ¿Qué haces?
—Verás, he estado ordenando estos papeles, clasificándolos y mira he hecho un esquema con las preferencias de cada uno y estos libros de obras teatrales, he estado echando un vistazo, más o menos, a ver si son factibles para tener en cuenta ¿De verdad estás bien?
Akane le miraba realmente asombrada, desde luego no parecía propio de él tanto esfuerzo.
—Sí, solo me va a salir un buen chichón.
Akane se llevó la mano hacia donde se había golpeado y se tocó.
—A ver —Shikamaru se aproximó y acercó su mano a la cabeza de la chica, la puso suavemente donde había visto que ella se tocó—. ¡Menudo pedazo de huevo te va a salir! ¿Te duele mucho?
Akane se sentía incómoda al notar la mano de Shikamaru, le había producido un pequeño hormigueo. Shikamaru la miraba fijamente sin apartar la mano.
—Te has tomado muchas molestias —dijo la chica tratando de evitar su mirada.
—Es un rollo, pero hay que hacerlo. Cuando hay que hacer algo, se hace. Me han ayudado Ryuko, como tú estabas lesionada la han dejado venir, estaba bastante preocupada.
—¿Y dónde está?
—Está haciendo unas fotocopias, de momento las he pagado yo, pero tendremos que ver qué hacemos con los gastos, no vamos a pagarlo todo nosotros solos.
Desde cierta distancia Ryuko estaba observando toda la escena, no oía lo que ambos chicos se decían pero los gestos que veía hacer a Shikamaru se le antojaron tiernos y afectuosos. Estaba abstraída, por eso, cuando Chouji habló, dio un respingo.
—¿Verdad que hacen muy buena pareja? —susurró el chico.
—¡Ah, Chouji! ¿Qué haces aquí?
—Llevo un rato aquí pero estabas tan concentrada que me daba pena molestarte.
—Lo siento. No es que les estuviera espiando ni nada de eso, yo es que... ¿Pero qué haces que no estás en gimnasia?
—Me ha dado una bajada de azúcar así que Gai-sensei ha dicho que me fuera a comprar un zumo y que no hacía falta que volviera.
—¿Pero estás bien?
—Sí, ya me encuentro bien. No te preocupes por mí. Son raras las ocasiones en las que estos dos no se están diciendo lindezas, es como un fenómeno extraño ¿no?
Ryuko miró llena de vergüenza a Chouji, la había pillado en una situación muy comprometida porque parecía que espiaba a su amigo o que cotilleaba. Ryuko quería desaparecer, sin embargo Chouji continuaba mirándoles y sonreía divertido.
—Dicen que los que se pelean, se desean ¿crees que será cierto?
—¡Anda! Eso es lo que ha dicho Sumire.
—Bueno, vamos a interrumpir este momento... ¿vienes Ryuko?
De pronto, mientras se acercaba a la mesa ocupada por sus amigos, siguiendo a Chouji, la frase que había escuchado por segunda vez en el día pareció haber llegado a una parte de su cerebro donde hizo saltar un resorte. Y es que, a veces, las grandes ideas surgen del pensamiento más tonto.
Lo que no sabía Ryuko es que el mismo resorte se había activado, curiosamente, también en Chouji.


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